Arantxa Sánchez Vicario, en una imagen de archivo
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¿Cómo pagará Arantxa Sánchez Vicario 6 millones cuando vive de dar clases de tenis?
Poco o nada queda de los 24 millones de euros que ganó en su carrera profesional
Meses después de que empezase el mediático juicio en el que se han visto implicados Arantxa Sánchez Vicario y su exmarido, Josep Santacana, ya hay sentencia condenatoria. El juzgado de lo penal número 25 de la Ciudad Condal daba a conocer este miércoles que condenaba a la extenista a dos años de prisión y Santacana, a 3 años y 3 meses de prisión.
Queda, por tanto, demostrado que ambos descapitalizaron su patrimonio para eludir el pago de los seis millones de euros que debían al Banco de Luxemburgo por el préstamo que la entidad financiera les dio para pagar una multa de 5,2 millones por un fraude a Hacienda previo.
«La acusada ha asumido su responsabilidad respecto de los hechos objeto de acusación, reconociendo su participación en los mismos», explica la sentencia. «Alega en justificación de su actuar ella no tenía ningún conocimiento relativo a la gestión de bienes, y que siempre lo ha confiado a terceras personas», por lo que se desentendía de ello. Confiaba tanto en su exmarido que, según explicó, firmaba documentos en blanco que él pedía.
Como la pena impuesta no supera los dos años de prisión, parece que la deportista elude la cárcel, siempre y cuando en los próximos 24 meses no cometa ningún otro delito. Lo que no podrá evitar será el pago de la indemnización conjunta de más de 6.600.000 € al Banque de Luxembourg. Pero, ¿cómo hará frente al pago tras años alejada del tenis profesional?
En pleno auge de sus problemas judiciales con sus padres y su entonces marido, la extenista se instaló en Miami, que convirtió en su jaula de oro, y no tiene intención de volver. Así se lo comenta cada vez que puede a su círculo de confianza, que la ven feliz junto a sus dos hijos, Arantxa y Leo, de 14 y 11 años respectivamente.
La extenista Arantxa Sánchez Vicario y su marido Josep Santacana
Con ellos vive en un piso de alquiler en Miami en la zona de Midtown, una de las más exclusivas de la ciudad. La urbanización dispone de gimnasio, jacuzzi, sauna, jardín, sala de meditación, conserje 24 horas y, como no, una impresionante pista de tenis. Teniendo en cuenta la ubicación de su hogar y las características de la propiedad parece difícil que asuma con facilidad el gasto mensual que supone.
Especialmente, cuando el pasado mes de septiembre aseguró ante la prensa que salía adelante gracias al dinero de sus amistades más próximas. «Doy clases particulares de tenis y, en ocasiones, me contratan para ayudar en la organización de torneos, o como comentarista. Estoy haciendo un esfuerzo económico brutal, que seguiré haciendo toda mi vida. Saco adelante a mis hijos gracias, también, al dinero que me dejan los amigos. Con eso voy tirando», reconocía, lamentándose de no poder vivir del tenis después de su impecable carrera profesional.
Arantxa Sánchez Vicario a la salida de sus clases de tenis en Miami
Y es que de aquella fortuna que llegó a acumular en premios y contratos publicitarios ya no queda nada. Más de 24 millones de euros que en cuestión de 15 años han desaparecido como la pólvora. Desde que se retiró hasta su segunda boda en 2008, con Josep Santacana, Sánchez Vicario había confiado la gestión de su patrimonio en su padre, Emilio. Pero desde su boda, dejó de confiar en su padre y delegó su economía en su marido, que había sido condenado por estafa y tenía una larga lista de deudas impagadas a particulares, empresas y bancos, entre ellos el Sabadell y La Caixa.
Fueron los padres de la tenista quienes descubrieron su pasado gastando 100.000 € de su fortuna y le aconsejaron que firmara un acuerdo prematrimonial con el que se demostraba que Santacana se casaba por amor. Pero el empresario lo rechazó con la misma facilidad con la que comenzó a caer en desgracia la fortuna de la tenista.
Hasta que salieron a la luz sus problemas económicos, llevaban una vida de lujo
Atrás quedaron las propiedades inmobiliarias de lujo en Barcelona, Formentera, Esplugues de Llobregat o Andorra; y las sociedades, cuentas y fondos de inversión en Uruguay, Suiza y Luxemburgo. Santacana comenzó a gestionarlas con desconocimiento de su mujer al traspasarlas a empresas controladas por él o su entorno. Pero la jugada maestra le salió mal terminó perdiendo todas y cada una de ellas, debido a la crisis inmobiliaria y a una inversión en la estafa piramidal de Bernard Madoff. «Se lo ha llevado todo, hasta mis trofeos», se lamentaba Sánchez Vicario poco después.
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