
Alejandra Gere
El pueblo extremeño que ha enamorado a la mujer de Richard Gere
La gallega Alejandra Silva visitó con sus tres hijos pequeños una granja con más de 150 especies de aves
Richard Gere y Alejandra Silva, esa pareja que siempre nos hace suspirar, comenzó su historia de amor hace más de una década en Estados Unidos, pero han encontrado su verdadera felicidad en España. «Estamos más felices que nunca», decía Richard, de 75 años, en una entrevista para Elle, donde no solo hablaba de su amor por la activista, sino también de cómo su vida en Madrid lo ha rejuvenecido. Y no es para menos, hasta se ha abierto una cuenta de Instagram. En ella, el actor, con su toque de humor y gracia, alertaba a sus seguidores sobre las cuentas falsas que usaban su nombre: «Si quieres contactarme, el único lugar oficial es a través de la Fundación Gere». En su bio, no podía faltar una frase del Dalai Lama, ya que él es un fiel seguidor de su filosofía: «Sé amable siempre que sea posible. Siempre es posible».
Alejandra, no se quedó atrás y le dio la bienvenida con un «Bienvenido, mi hermoso», aunque todavía no han subido fotos juntos. Mientras tanto, ella sí comparte pedacitos de su vida en redes sociales. Este fin de semana celebraron el Día de la Madre en Estados Unidos, que fue el 11 de mayo, y aprovecharon para hacer una escapada a la finca Casarejo en Navalmoral de la Mata. Allí, estuvieron enseñando a sus hijos sobre aves y disfrutaron de un día en familia. Con sus tres niños —Alexander y James, nacidos en 2019 y 2020, y Albert, el hijo de su relación anterior—, la empresaria española compartió una reflexión muy emotiva sobre la maternidad: «Todas las madres, hoy, os honramos. Los que mantienen todo junto, incluso cuando nadie lo vea. Los que susurran aliento, que escuchan sin juzgar, que llevan generaciones adelante».

Finca Casarejo
Y bueno, hasta nosotros nos hemos trasladado, en nuestra escritura, a ese rincón de Extremadura que es Navalmoral de la Mata, ese pueblo que ha conquistado a la esposa de un actor de Hollywood. Aunque ella pasó gran parte del día en la granja, la zona tiene mucho que ofrecer.
La publicista y empresaria, aunque vive cómodamente en el exclusivo barrio madrileño de La Moraleja, dejando atrás su rancho en New Canaan, Connecticut, no pierde ocasión de explorar y empaparse de todo lo que España tiene para ofrecer. Y eso fue exactamente lo que hizo en su visita a esta localidad que, a pesar de su tranquilo ritmo de vida, tiene más historia y encanto del que uno podría imaginar. Este pueblito extremeño, que está a unas dos horitas y poco de Madrid, tiene mucho más de lo que uno se imagina. Es el tercero más poblado de Cáceres y el octavo en toda Extremadura. Tiene una historia y un ambiente que te engancha al instante.

Richard Gere y Alejandra Silva
Para empezar, uno no puede dejar de visitar los Mármoles de Augustóbriga, que son como una especie de cápsula del tiempo romana. Este sitio, que fue un antiguo municipio romano, se hundió en 1963 bajo el agua del embalse de Valdecañas, pero sus ruinas siguen ahí, como si el tiempo no hubiera pasado. Luego, si de arquitectura hablamos, la Iglesia de San Andrés es el monumento religioso más emblemático del lugar. Fue construida en el siglo XV y acabada en el XVI, y está en la Plaza de España, la cual es súper pintoresca, como sacada de una postal. Y para completar el tour, tenemos que hablar de la Cruz del Rollo o la Picota, que está allí como un recordatorio del pasado medieval.
Si eres más de naturaleza, que seguro que lo eres al igual que el matrimonio Gere, el Parque D. Casto Lozano es como la joya de la corona. Es el pulmón verde del pueblo, ideal para dar un paseo. Para los más aventureros, también tiene rutas de senderismo por los encinares de Campo Arañuelo. Aunque no sabemos exactamente qué comió Alejandra, seguro que disfrutó de platos típicos como las migas extremeñas, preparadas con torreznos, pimiento rojo, pimentón y ajo. También pudo saborear una caldereta de cordero o cabrito, o unas patatas con arroz y bacalao, un clásico de la región. Para el toque dulce, no faltarían los sapillos, crispiones o floretas, ideales para endulzar la jornada.