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THE OLD MAN & THE GUN, Robert Redford, 2018. photo: Eric Zachanowich / TM & copyright © Fox Searchlight Pictures / courtesy Everett Collection 
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El actor Robert Redford, en 2018Gtres

El reparto de la herencia de 200 millones de Robert Redford, marcado por una incógnita

Dicen que cuando muere una estrella, su luz sigue brillando durante millones de años en el universo. Algo parecido ocurre con Robert Redford: se apagó el hombre el 16 de septiembre de 2025, pero el resplandor de su legado sigue iluminando el cine, la cultura… y, cómo no, las cuentas bancarias. Porque lo que deja tras de sí no es solo un puñado de películas memorables, sino una herencia colosal que hoy despierta más preguntas que respuestas.

Con su primera esposa, Lola Van Wagenen, Redford tuvo cuatro hijos. La familia, sin embargo, estuvo marcada por la tragedia: el pequeño Scott murió en 1959 cuando apenas era un bebé, y en 2020 perdió a su hijo James, a los 58 años. Los que siguen con vida son Shauna (nacida en 1960) y Amy (1970), quienes ahora comparten el destino de la herencia junto a los dos hijos de James, sus nietos.

En 2009, Redford se casó de nuevo con la artista alemana Sibylle Szaggars, con quien vivió sus últimos quince años. A su muerte, la ley de Utah marca el camino: el Código 75-2-102 establece que, en ausencia de testamento, el cónyuge sobreviviente recibe una parte fija de la herencia y la mitad de lo que quede, mientras que los descendientes se reparten el resto. De aplicarse esta norma, Sibylle sería la gran beneficiaria, sin dejar de lado la parte correspondiente para Shauna, Amy y los nietos de James.

Robert Redford  y  Sibylle Szaggars en 2010.

Robert Redford y Sibylle Szaggars en 2010.GTRES

Pero aquí surge la incógnita que mantiene en vilo a la familia y al público: ¿será este el desenlace definitivo? En Estados Unidos, la legislación sucesoria es muy distinta de la española. Allí no existe la «herencia forzosa» ni la «legítima», lo que permite una libertad testamentaria casi absoluta. Esa flexibilidad abre la puerta a todo tipo de escenarios: desde un testamento privado con condiciones específicas, hasta fideicomisos que repartan la fortuna en plazos o con reglas determinadas, pasando por donaciones destinadas a garantizar la continuidad del Instituto Sundance, su proyecto más querido.

La fortuna de Robert Redford, estimada en unos 200 millones de dólares, no se levantó únicamente en los estudios de Hollywood, sino también en las montañas de Utah y en negocios que gestionó con visión de futuro. Su primera gran inversión fue en 1961, cuando compró por apenas 500 dólares un terreno en el cañón de Provo. A finales de los sesenta ya poseía más de 1.200 hectáreas, donde creó el Sundance Mountain Resort, germen del Instituto Sundance y del festival que acabaría marcando la historia del cine independiente. En 2020 vendió la estación de esquí a los fondos Broadreach Capital Partners y Cedar Capital Partners por una suma no revelada, aunque se estima cercana a los 300 millones, sin romper su vínculo con el Instituto ni con el festival.

Robert Redford, en una imagen de archivo

Robert Redford, en una imagen de archivoRomuald Meigneux / Bestimage

El actor también acumuló residencias en otros lugares: una finca en Napa Valley, vendida en 2018 por 7,5 millones de dólares; una mansión en Tiburón (bahía de San Francisco), que se deshizo en 2024 por 4,6 millones; y el Horse Whisper Ranch en Utah, puesto a la venta en 2021.

A esto se suman sus negocios culturales y empresariales: la productora Wildwood Enterprises, responsable de títulos como El río de la vida y series como Dark Winds; así como Sundance TV y el Sundance Catalog, que aportaron ingresos millonarios. Además, cada pase televisivo o digital de sus películas sigue generando regalías, un flujo constante que formará parte de la herencia.

El Festival de Sundance, fundado en 1981, continúa siendo una pieza esencial de ese patrimonio. Solo en 2024 generó más de 62 millones de dólares en beneficios directos, y al año siguiente su impacto económico en Utah se calculó en 195 millones. Aunque a partir de 2027 el certamen se traslade a Colorado, su prestigio permanece intacto como uno de los grandes legados del cineasta.

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