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19 de abril de 2024

Batalla de Austerlitz de François_Gérard (1805)

Napoleón en la Batalla de Austerlitz de François Gérard (1805)Wikimedia Commons

Picotazos de historia

Perder el conocimiento en combate puede dejarte indefenso y literalmente desnudo

El barón Marbot cuenta, en sus memorias, sus aventuras militares durante la época napoleónica. En una de ellas relata cómo casi muere de hipotermia al encontrarse desnudo en pleno combate

Jean Baptiste Antoine Marcellin de Marbot, barón de Marbot, dictó a sus hijos, y fueron publicadas por su nieta, unas interensantísimas memorias donde relataba sus aventuras militares durante la época napoleónica. Estuvo presente en Marengo, Austerlitz, Eylau, Somosierra, Zaragoza, Moscú, Liepzig y Waterloo.
El 8 de febrero de 1807 estaba incorporado como ayudante de campo del comandante del 7º Cuerpo de Ejército, mariscal Augereau. Ese día, durante la acción que pasaría a la historia como batalla de Eylau, ese cuerpo de Ejército ejerció de contención de los ataques enemigos permitiendo el despliegue del resto del Ejército de Napoleón y asegurando su victoria. El 7º Cuerpo sufrió tanto que sus supervivientes se repartieron en otras unidades.
Marbot recibió orden de llevar un mensaje al 14º regimiento de línea –rodeado de enemigos y luchando a la desesperada– para que se retiraran. Dos edecanes (ayudantes de campo) habían partido antes que él con dicho mensaje y los dos habían desaparecido, engullidos en medio de la batalla.
Partió como un jockey de carreras y, de milagro, alcanzó los restos de la unidad, que luchaba rodeada de tropas rusas. El comandante del 14º le dijo que no había posibilidad alguna de cumplir la orden, que el regimiento estaba condenado, por lo que le entregó el Águila para que no cayera en poder del enemigo. Cuando se inclinó para cogerla, una bala de cañón pasó a escasos centímetros de su cabeza. La presión fue tal que la cabeza sufrió una violenta sacudida y empezó a sangrar por boca, nariz, oídos y ojos. Perdió completamente el control de su propio cuerpo. Estaba conmocionado. Podía ver y pensar, pero no podía mover un solo dedo. Vio como moría la gente a su alrededor, como un soldado enemigo clavaba su bayoneta en su brazo izquierdo, sintió el fluir de su propia sangre, y no podía hacer nada.
El animal que montaba, una mula con malas pulgas llamada Lisette, recibió una herida que la hizo saltar. Mordió, pateó y corrió enloquecida atravesando las líneas enemigas. Recibió fuego amigo de un batallón de la Vieja Guardia, que en medio del caos le tomó por un oficial enemigo. Cayó Lisette, él salió volando y le acogió la oscuridad.
Debió perder el conocimiento durante horas y cuando lo recuperó fue para descubrirse completamente desnudo, excepto por el sombrero y la bota derecha. Un soldado daba tirones de la bota intentando quitársela y apoyaba un pie en el estómago de Marbot para ayudarse. Al intentar gritarle que estaba vivo solo consiguió emitir unos gruñidos y expulsar grumos de sangre semicoagulada, lo que asustó al soldado que salió corriendo con las ropas de Marbot. Así se encontró completamente desnudo, al borde de la hipotermia, rodeado de los muertos y heridos de un campo de batalla y de soldados que, en medio de la cellisca, le miraban con ojos indiferentes. Un condenado más entre los condenados.
Milagroso fue que fuera reconocido por otro ayudante de Augereau. Inmediatamente se le abrigó y pudo sobrevivir para contarnos sus aventuras.
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