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27 de abril de 2024

¡Todos héroes! O el Piave o todos muertos escribió el teniente de artillería piamontés, Arnaldo Prato di Pamparato, uno de los protagonistas de la batalla

«¡Todos héroes! O el Piave o todos muertos», escribió un soldado de artillería piamontés durante la batalla

Así fue la batalla de Piave, el combate donde luchó el abuelo del Papa Francisco

La batalla del río Piave, librada entre el 15 y el 23 de junio de 1918 en Italia, fue una victoria decisiva el ejército italiano contra el Imperio Austro-Húngaro durante la Primera Guerra Mundial

«Vi en el Piave el trozo de pared que quedó en pie. En él, un soldado de infantería había escrito con letras grandes: '¡Todos héroes! O al Piave o todos muertos'», dejó escrito en sus memorias uno de los soldados que participó en la batalla del Piave.
En su última catequesis, el Papa Francisco volvía a traer a la memoria esta batalla al comentar que la «rabia y el odio» a las guerras los aprendió de su abuelo, Giovanni Carlo Bergoglio, que participó como soldado en dicho combate que enfrentó al ejército italiano contra el Imperio austrohúngaro durante la Primera Guerra Mundial.

Preludio de la batalla

En otoño de 1917, la alianza entre Alemania y el Imperio austrohúngaro había derrotado a los italianos en la batalla de Caporetto. Después de esta pérdida, los italianos se replegaron hacia el río Piave esperando los refuerzos de Francia y Gran Bretaña. Sin embargo, estos refuerzos, que representaban menos de la décima parte de las tropas italianas, tuvieron que ser redestinados al frente occidental nada más empezar la primavera de 1918. Con esta superioridad de efectivos, el ejército austrohúngaro pensó que sobrepasaría Piave sin dificultad y ocuparía Venecia.
El jefe del Estado Mayor del Imperio, Arthur Arz von Straussenburg, anunció a los alemanes sus planes para organizar una importante ofensiva en el frente italiano con el objetivo de destruir las defensas italianas y conquistar el valle del Po. Esta maniobra le permitiría tener una vía a través de la cual enviar hombres y medios al frente occidental que, tras el avance inexorable de los ejércitos aliados en 1918, era percibida por los comandantes de la Triple Alianza como un posible punto de derrota.
Arthur Arz von Straussenburg

Arthur Arz von Straussenburg

Lejos de alcanzar sus objetivos, Straussenburg se encontró con una gran contraofensiva italiana en el río Piave, donde el ejército italiano demostró su valentía. «Los soldados no desertaban, ni se daban por vencidos», subrayaba el historiador eslovaco Roman Holec acerca de esta batalla.
Por otro lado, la derrota en Caporetto ayudó a replantear los esquemas defensivos del ejército italiano. El general Armando Díaz supo ver que una de las causas de aquella derrota fue la falta de movilidad en las unidades italianas donde los soldados quedaban atrapados en primera línea debido a un esquema defensivo muy rígido. Se quitó el atrincheramiento continuo que permitió que las unidades italianas, incluso las más pequeñas, pudiesen moverse libremente para identificar puntos fuertes y de forma independiente decidir si contraatacar o retirarse.

El contraataque italiano

El general italiano se enteró de la hora exacta del ataque austríaco: las 3:00 h de la mañana del 15 de junio. Por ello, a las 2:30 h, la artillería italiana abrió fuego sobre todo el frente abarrotado de trincheras enemigas, provocando una gran cantidad de bajas. En los siguientes días, Boroević, comandante de la división austrohúngara, organizó un nuevo ataque, pero la barrera de artillería italiana destruyó la mayor parte de sus puentes en el río, dejando a las formaciones austríacas que habían cruzado sin refuerzos ni suministros. Para empeorar las cosas, el Piave se desbordó, aislando a un gran número de unidades en la orilla oeste del río, convirtiéndoles en un objetivo fácil para el fuego italiano. Unos 20.000 soldados del Imperio austrohúngaro se ahogaron mientras intentaban alcanzar la orilla.
El 19 de junio, el general Díaz contraatacó y alcanzó a las tropas de Boroević en un flanco, causando abundantes bajas. Mientras tanto, Conrad, el segundo comandante de la división austrohúngara, atacó las líneas italianas en la meseta de Asiago con el objetivo de capturar Vicenza. A pesar de que sus fuerzas ganaron algo de terreno, no pudieron hacer frente a las unidades franco-británicas, lo que supuso 40.000 bajas más para el bando austrohúngaro. Ante la falta de suministros y los ataques frontales de las unidades blindadas, el 20 de junio el emperador del Imperio Austrohúngaro ordenó la retirada de sus tropas, y para el 23 de junio los Aliados habían reconquistado todo el territorio al sur del Piave y la batalla había finalizado.
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