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29 de marzo de 2024

Batalla de Grunwald  1410. Pintura de Jan Matejko

Batalla de Grunwald, una pintura de Jan Matejko fechada en 1410Wikimedia Commons

Picotazos de historia

Las sutiles guerras entre los teutónicos y los lituanos: secuestros, asaltos a las fortalezas y amenazas de excomulgación

Fracasada la idea de adquisición, Jogaila varió de estrategia: crearía problemas en el tránsito de importantes grupos de caballeros, dando así una sensación de inseguridad al viaje

Jogaila (1362 - 1434), Gran Duque de Lituania y, posteriormente, Rey de Polonia con el nombre cristiano de Vladislao II, creador de la poderosa dinastía de los Jagellones, estaba enfrentado con los caballeros de la orden teutónica. Estos controlaban Livonia y Prusia, al norte y noroeste de Lituania. Los lituanos no habían abrazado el cristianismo (ni el católico de occidente ni el ortodoxo de oriente) por lo que eran objetivo de la orden y motivo de cruzada. Jogaila era más partidario de la actuación diplomática y sutil que de la acción directa, a menos que tuviera todas las de ganar.
La orden teutónica se nutría de caballeros y nobles que hacían voto de combatir en cruzada, principalmente de Alemania, Países Bajos y Centroeuropa, amén de las siempre socorridas tropas mercenarias. Los caballeros, aquellos que habían ingresado con votos, eran poco numerosos por lo que esas ayudas eran vitales para la defensa y ofensivas en la frontera oriental.
Tapiz con sátiros portando el escudo y monograma SA del rey Segismundo Augusto, ca. 1555

Tapiz con sátiros portando el escudo y monograma SA del rey Segismundo Augusto, ca. 1555

Jogaila, primero, intentó adquirir territorios por compra en aquellas zonas que interrumpirían el tránsito de estos cruzados y tropas mercenarias. El gran maestre Conrad Zollner von Rotestein, consiguió evitarlo pero, para ello tuvo que ofertar más dinero, sobrepasando la puja de Jogaila, lo que supuso una sangría a las arcas de los teutónicos.
Fracasada la idea de adquisición, Jogaila, varió de estratégia: crearía problemas en el tránsito de importantes grupos de caballeros, dando así una sensación de inseguridad al viaje. Esto haría que muchas tropas lo pensaran dos veces. La zona elegida para crear problemas fue Stolp (actual Slupsk, cerca de la costa de la Pomerania polaca). Se financió a una facción pro-polaca frente a los duques de Pomerania (Pomerania tenía dos duques) que causarían revuelo e informarían del paso de grupos por la zona. El primer informe compensó los gastos: el duque Wilheim de Geldern y Jülich, que había hecho voto de combatir el paganismo de los lituanos, atravesaría la zona acompañado por un numeroso séquito de caballeros y tropas. Jogaila inmediatamente sobornó y alentó hasta tener a un grupo de cuarenta nobles de la zona, capitaneados por el conde Eckhart von dem Walde, encelados con la posibilidad de echar mano al duque y a todos los nobles que le acompañaban, y cobrar rescate de sus familias. La acción se llevó a cabo en la actual ciudad de Kamién, en diciembre de 1388, y costó la vida a dos caballeros y varias docenas de servidores menores del duque Wilheim, el resto fue conducido a la fortaleza de Falkenburg, propiedad el conde Eckhart.
El gran maestre de la Orden Teutónica, cuando se enteró de lo sucedido, echaba las muelas de rabia. Inmediatamente lo notificó a los dos duques de Pomerania pero uno estaba ausente en Dinamarca y el otro, gracias a los sobornos de Jogaila, no hizo nada. Rabioso, organizó un ataque contra Falkenburg y, tras tres días de intensos combates y decenas de muertos, tomó la fortaleza al asalto. En este momento la situación se tornó en una comedia bufa. El duque de Geldern-Jülich había dado su palabra de permanecer prisionero al conde Eckhart, el hecho que este hubiera perdido su fortaleza y hubiera huido no alteraba la situación, por lo que se negaba a abandonar Falkenburg y con él todos cuantos le acompañaban. El gran maestre tuvo que regresar a su fortaleza de Marienburg (hoy Malbork) sin el duque.
Se enviaron cartas al Emperador Wenceslao I, quien pasaba por un momento de buena voluntad hacía Polonia aumentada por un periodo de estupor alcohólico –se pillaba unas borracheras de espanto–, y que, por lo tanto, no hizo nada. Al borde del aneurisma, el gran maestre volvió a tomar al asalto la fortaleza de Falkenburg y trasladó, con cadenas, al duque de Geldern y a todo su séquito a Marienburg. El duque Wilheim estaba indignado por el comportamiento del gran maestre y no paró de protestar y amenazar hasta que se le permitió regresar a su cautiverio. Transcurrieron varios meses hasta que uno de los caballeros de la orden teutónica dio con la solución. El obispo de la ciudad de Kamién, hacía más de sesenta años, había recibido potestad del Papa de Roma para proteger a los peregrinos y cruzados rumbo a la frontera este, pudiendo utilizar las medidas canónicas necesarias. Lo enviaron, con todo la parafernalia completa de cruces, acólitos e incensarios y, frente al conde Eckhart von dem Walde le exigieron que liberara al duque de su palabra bajo pena de excomunión inmediata, en agosto de 1389. La cosa funcionó.
Al final el duque, y cuantos le acompañaban, cumplieron su voto de cruzada, los duques de Pomerania disfrutaron del soborno polaco, el conde Eckhart se quedó con el botín, pero sin rescates y no sufrió castigo alguno, Jogaila sufrió estruendosos ataques de risa cada vez que recordaba el asunto y el gran maestre quedó tan afectado que murió del disgusto pocos meses después.
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