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04 de mayo de 2024

Captura de Constantinopla por la Cuarta Cruzada en 1204

Captura de Constantinopla por la Cuarta Cruzada en 1204Palma el Joven

Picotazos de historia

La Cuarta Cruzada se convirtió en el gran negocio de la República de Venecia

Enrico Dándolo había recuperado Zara, protegido Egipto y los intereses mercantiles con los árabes; sutilmente redirigió la cruzada hacia Constantinopla, donde su valor personal le hizo ganarse la admiración de todos

Si hubo alguien que salió claramente beneficiado de la Cuarta Cruzada sin duda alguna fue Venecia y el mérito recae, casi exclusivamente, en la actuación del gogo: el anciano, ciego e inteligente Enrico Dándolo. En el reparto que hicieron, Venecia se llevó los distritos en torno a Santa Sofía y al Patriarcado hasta la costa del Cuerno de Oro, en Constantinopla. De los territorios del Imperio bizantino se llevó una cadena de territorios, puertos y posesiones que reforzaron su dominio del Mediterráneo desde la laguna veneciana hasta el Mar Negro.
Lugares como Ragusa (actual Dubrovnik), Durazzo (Durres), la costa occidental de Grecia, el Peloponeso, el archipiélago de las islas Jónicas (Paxoi, Cefalonia, Ítaca, Citera, Corfú, Léucade, Zante y Paxi), Eubea, Naxos, Andros, los principales puertos en el Helesponto y Mármara, la costa de Tracia incluida la ciudad de Adrianópolis y la estratégicamente vital isla de Creta. Todo ello gracias a la inteligencia de Dándolo, quien había dado la vuelta a cada situación y aprovechado cada oportunidad en beneficio de Venecia.
Había recuperado Zara, protegido Egipto y los intereses mercantiles con los árabes; sutilmente redirigió la cruzada hacia Constantinopla, donde su valor personal le hizo ganarse el respeto y admiración de todos. Terminó con los Ángelo haciendo necesario un segundo asalto a la ciudad y un acuerdo por el cual Venecia conseguía lo que nunca se atrevió a imaginar. Rechazó la corona de Bizancio y pertenecer al grupo de electores del nuevo Emperador, pero se aseguró de que su influencia fuera decisiva y feudalizó los territorios que tocaron a los cruzados para dividirlos y asegurar la mayoría veneciana.
Poco después de la Pascua de 1205, el Emperador Balduino fue derrotado en campaña por los búlgaros, quienes le hicieron prisionero en Adrianópolis. Los derrotados francos fueron reagrupados y conducidos de vuelta a Constantinopla por Dándolo. No se sabe si fue herido durante la batalla pero sí que falleció seis semanas después. Tal vez agotado por el continuo esfuerzo.
El irreductible nonagenario –murió con 98 años– ciego fue, muy posiblemente, el más increíble y mejor gobernante que jamás tuvo la República de Venecia. Nunca regresaría a su tierra. Fue enterrado en Santa Sofía y su tumba fue destruida cuando cayó la ciudad a manos de los turcos. Hoy podemos encontrar, en el interior del templo, una pequeña placa de mármol con su nombre escrito en latín en el lugar donde se cree que estuvo su tumba. Fue puesta allí por un equipo de arqueólogos en el siglo XIX.
La Cuarta Cruzada hizo un daño incalculable a Europa. Bizancio es la gran desconocida por los europeos, sin embargo, su papel como baluarte de Europa frente a las invasiones orientales está fuera de toda duda. Tras la Cuarta Cruzada Bizancio nunca se recuperó, económicamente quedó lisiada, territorialmente truncada; incapaz de defenderse a sí misma frente a la amenaza turca y, a largo plazo, condenando a una parte de Europa a vivir sometida a los turcos durante siglos.
Admiro, como persona y líder de la República de Venecia, muchísimo a Enrico Dándolo pero su responsabilidad ante la Historia es brutal.
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