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03 de mayo de 2024

Fredegunda arma a los asesinos de Sigebert obra de Emmanuel Herman Joseph Wallet

Fredegunda arma a los asesinos de Sigebert obra de Emmanuel Herman Joseph Wallet

Picotazos de historia

Duelo entre cuñadas: la historia de rivalidad entre Fredegunda y Brunegilda

Brunegilda no estaba dispuesta olvidar el asesinato de su hermana y exigió reparación. Como Chilperico se hizo el sueco Brunegilda exigió venganza y presionó a su esposo Sigiberto hasta que este declaró la guerra a su hermano e invadió su reino

Esta vez vamos a situarnos un poco más atrás de los acostumbrado. Vamos a irnos al siglo VI d. C. y les voy a hablar de dos señoras, dos damas capaces de poner en fuga a una bandera de la Legión. Juzguen ustedes.
Estamos en el año 561, el reino franco se ha dividido entre los cuatro hijos del difunto Rey Clotario I. Los reinos tienen su capital y están gobernados por: Sigiberto en Reims, Chilperico en Soissons, Cariberto en Paris y Gontrán en Orleans/Borgoña. Al poco falleció Cariberto sin descendencia y su reino fue repartido entre los hermanos.
Hasta que apareció en la corte de Chilperico, como criada al servicio de la Reina Audevere, nada se sabe de Fredegunda pero debía ser una belleza con una personalidad más atractiva todavía. Chilperico se embelesó con la criadita y mandó al convento a la pobre Audevere. Libre de vínculos, lo pensó mejor Chilperico, y vio una oportunidad para establecer alianzas y conseguir ventajas políticas y militares. Así que se casó (566) con Galsuinda, hija del Rey de los visigodos de Hispana –Atanagildo– y hermana de Brunegilda que estaba casada con Sigiberto de Reims.
El estrangulamiento de la reina Galswintha por Chilperico I

El estrangulamiento de la reina Galswintha por Chilperico I

Esto fue un disgusto para Fredegunda que apretó las clavijas a Chilperico y, como no hacía mucho caso, dos años después de la boda la pobre Galsuinda murió estrangulada. Su desconsolado esposo, pocos días después del óbito, contrajo nuevo matrimonio con Fredegunda. Brunegilda no estaba dispuesta olvidar el asesinato de su hermana y exigió reparación. Como Chilperico se hizo el sueco Brunegilda exigió venganza y presionó a su esposo Sigiberto hasta que este declaró la guerra a su hermano e invadió su reino.
Sigiberto demostró ser mucho mejor general y estratega que su hermano, quien cayó derrotado una y otra vez. Estaba a punto de acabar con Chilperico cuando una brillante jugada de Fredegunda dio la vuelta al juego: en el 575 Sigiberto cayó abatido por los puñales envenenados de unos sicarios contratados por Fredegunda. Brunegilda se encontró viuda y abandonada por sus tropas y a duras penas consiguió que su hijo Childeberto se salvara de caer prisionero. La vida de Brunegilda fue respetada –era de demasiado alto rango– pero fue encerrada en el convento de Ruan.
Fredegund, sentada en su trono, da órdenes de asesinar a Sigebert, rey de Austrasia, grabado en acero según una ventana del siglo XV de la catedral de Tournai.

Fredegund, sentada en su trono, da órdenes de asesinar a Sigebert

No crean ustedes que aquí acaba la historia. Meroveo, hijo de Chilperico y de la Reina Audevere, convencido que su vida y la de sus hermanos duraría un telediario estando en poder de su madrastra Fredegunda, se plantó en el convento y se casó con su tía Brunegilda. Fredegunda se las arregló para acabar con Meroveo y, de paso, con el obispo Pretextato, quien tuvo la impertinencia de oficiar la boda.
Mientras esto ocurría Brunegilda huyó del convento y buscó refugió en la corte de su cuñado Gontrán, en Borgoña. Tan bien se llevaron los dos –en el reino de su hijo Childeberto (menor de edad) los nobles le tenían pánico y le habían prohibido la entrada– que Gontrán decidió prohijar a Childeberto y nombrarle heredero (577).
El año 584 el Rey Chilperico I murió envenenado. Como en los toros hubo división de opiniones: unos culpan a Brunegilda y otros a Fredegunda. Esta última quedará como regente de su hijo Clotario II (efectivamente de los hermanos de Meroveo no quedó uno).
Las dos cuñadas continuaran su particular guerra, incluso lideraran ejércitos la una contra la otra, como sucedió en Droizy ( 593) y en Latofao ( 596). Es después del saqueo del territorio enemigo, tras esta última victoria, cuando Fredegunda contrae disentería. Falleciendo en París el 8 de diciembre de 597.
Brunegilda sobrevivió dieciséis años a su enemiga. Volvió a ser regente por sus nietos menores de edad –su hijo Childeberto II murió envenenado ( 596), una última atención de Fredegunda– pero, en el año 613, Clotario II (hijo de Fredegunda) capturó a su tía. La hizo torturar durante tres días y, después, la ató a la cola de un caballo y la hizo arrastrar hasta que murió.
Esta es la historia, muy, muy, muy resumida de estas dos señoras. ¿Creen ahora que mi comentario sobre la Bandera de la Legión era exagerado?
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