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«Desembarco de Alhucemas», por José Moreno Carbonero

«Desembarco de Alhucemas», por José Moreno Carbonero

Hace 100 años en El Debate

22 de agosto de 1923: el general Weyler insiste en que será necesario ir a Alhucemas

Preguntado acerca de si daría alguna declaración sobre la verdad de la situación en África, se limitó a asegurar que el Gobierno había encargado estudiar las posiciones y ver la posibilidad de modificar la línea avanzada y reducir las guarniciones con el objetivo de repatriar el mayor número posible de fuerzas peninsulares

El Debate publicaba una breve entrevista con el general Weyler, quien se disponía a viajar a su natal Palma de Mallorca. Valeriano Weyler y Nicolau fue un militar y político español. Ostentó los títulos nobiliarios de marqués de Tenerife y duque de Rubí y una Grandeza de España. Fue ministro de Guerra en tres ocasiones y entre 1916 y 1922 y de 1923 a 1925 fue jefe del Estado Mayor Central del Ejército.

El periodista inquirió al general sobre su marcha de Melilla, a lo que el general contestó que «era violento estar en aquella comandancia, donde uno se enteraba de las noticias que llegaban del campo y de las órdenes que se daban, sin tener autoridad para intervenir». Acto seguido, confesaba que se dirigía a Baleares para «pasar veinte días» esperando el regreso del general Correa, que acabaría «de estudiar las posiciones y situación de las líneas avanzadas».

Preguntado acerca de si daría alguna declaración sobre la verdad de la situación en África, se limitó a asegurar que el Gobierno había encargado estudiar las posiciones y ver la posibilidad de modificar la línea avanzada y reducir las guarniciones con el objetivo de repatriar el mayor número posible de fuerzas peninsulares.

Por último, el periodista preguntó al general si se tenía que ir a Alhucemas, a lo que el general Weyler contestó rotundamente que tenía «el criterio fijo y preciso de ir a Alhucemas: ahora o después, pero ir». Más adelante indicaba que «llegado el momento» el Gobierno debería «prescindir de planes, informes y consultas» y nombrase «un general de prestigio que tenga ante España la única responsabilidad de la operación y que sea él quien, con plenos poderes, la plantee y la dirija, dando cuenta al Gobierno de haberla terminado», recogía El Debate.

Años más tarde, en 1925, se realizaría el desembarco de Alhucemas por el Ejército y la Armada española y un pequeño contingente aliado francés, que propiciaría la definitiva victoria aliada, y el fin de la Guerra del Rif. La operación consistió en el desembarco de un contingente de 13.000 soldados españoles transportados desde Ceuta y Melilla. La operación tuvo como comandante en jefe al general Miguel Primo de Rivera, y como jefe ejecutivo de las fuerzas de desembarco en las playas de la bahía de Alhucemas al general José Sanjurjo.

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