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04 de mayo de 2024

Retrato de Elizabeth Báthory (1560-1614)

Retrato de Elizabeth Báthory (1560-1614)

Picotazos de historia

La leyenda sangrienta de la condesa Báthory o un caso de difamación

La noble húngara enloquecida por recuperar la belleza y juventud que se le escapaba, encargó el secuestro y asesinato de las jóvenes que habitaban en sus vastas posesiones para bañarse en su sangre

Debe de ser una de las historias de terror y de personajes malditos más conocidas. Prácticamente todo el mundo ha oído, una versión u otra, la historia de la condesa sangrienta. La noble húngara que un día, accidentalmente, descubrió que la sangre de una joven doncella que le había manchado la cara había contribuido a tensar y rejuvenecer su cutis, la condesa enloquecida por recuperar la belleza y juventud que se le escapaba, encargó el secuestro y asesinato de las jóvenes que habitaban en sus vastas posesiones para bañarse en su sangre.
Todos la temían pues era poderosa y despiadada hasta que el Palatino –gobernador de los territorios del reino de Hungría, delegado del Emperador y Rey– la hizo encarcelar. La procesó, fue declarada culpable y sentenciada a ser emparedada en uno de los aposentos de su castillo donde murió.
Erzsebet Báthory (1560 - 1614) pertenecía a una de las familias más poderosas de Hungría por doble vínculo. Su padre era un Báthory de Ecsed y su madre una Báthory de Somlyo, las dos ramas familiares que se vinculaban con los reyes de Polonia y los príncipes de Transilvania. Casó con su primo el conde Ferenc Nadasdy de Nadasd, un notable guerrero y político que conquistó territorio a los turcos, fue nombrado comandante del Transdanubio y conocido como el Beg Negro (caballero o comandante militar).

Erzsebet hizo de él el noble más poderoso de Hungría y ese fue el origen de las desdichas de la condesa

El conde acumuló un gran patrimonio que unido al heredado por Erzsebet hizo de él el noble más poderoso de Hungría y ese fue el origen de las desdichas de la condesa. Falleció el conde Nadasdy en 1604 y buscando protección para ella y sus hijos, la condesa inició contactos con su primo Gabor Báthory. Con el dinero de la viuda Gabor rompió sus alianza con los Habsburgo y se alió con Polonia.
El 29 de diciembre de 1610 Erzsebet fue detenida por orden de Gyorgy Thurzo, Palatino del Emperador Matías I (II de Hungría). El Palatino tenía agravios personales con la viuda, además sus vínculos con el rebelde Príncipe de Transilvania, con el Rey de Polonia y el controlar unas posesiones mayores y que aportaban más ingresos que los de la corona de Hungría hacían de ella un enemigo potencial o, al menos, alguien a quien había que controlar o eliminar. Se inició una investigación y se torturó a todos los sirvientes para obtener confesiones.
Durante el tiempo de la investigación, jamás hubo proceso penal ni condena, el Palatino confiscó las posesiones de la condesa y la tuvo en el equivalente a un arresto domiciliario en su castillo de Csejtei. El propio Palatino asumió el papel de juez de la investigación y dirigió los interrogatorios, orientando las respuestas de los sirvientes.
Ecsed, el lago y el antiguo castillo

Ecsed, el lago y el antiguo castillo

Erzsebet Báthory falleció en 1614 en el castillo que fue su prisión y no hay mención alguna a sadismo, practicas vampíricas, baños de sangre o cosas por el estilo hasta el año 1729, cuando el monje jesuita Laszlo Turoczi escribió su obra Trágica Historia donde se narraba la historia. Este cuento, o más bien difamación, fue recogida por el historiador y miembro de la academia de ciencias de Hungría Alajos Mednyanszky en su ensayo Viaje por el rio Vag en Hungría mediado el siglo XIX, adornándolo y aumentándolo en detalles llenos de horror.
A principios del siglo XX la invención fue recogida por el periodista y parlamentario húngaro Kalman Mikszath que se apoyó en los textos anteriores para darle carácter de hecho histórico probado. Así la leyenda de la condesa sangrienta se alimentó así misma, una historia que fascinaba y repelía al mismo tiempo y que se popularizó. Afortunadamente, desde finales de los años noventa del siglo pasado, las investigaciones han dado un giro completo a la historia presentándonos a una noble húngara que no fue más, en todo caso menos, cruel que cualquier persona de su tiempo y si fue víctima, como los templarios, de su propia riqueza y de la codicia de los demás. Pero cuento es demasiado bueno como para morir.
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