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19 de mayo de 2024

Juanita Cruz

Juanita CruzGTRES

Juanita Cruz, la pionera de la tauromaquia que apeló la Constitución para que la dejasen torear

En la década de los treinta, en plena II República, existía una notable desigualdad entre mujeres y hombres. Y el mundo del toreo no era una excepción

«A pesar del daño que me hicieron en mi patria los responsables de la mediocridad del toreo en los años 1940-50, ¡brindo por España!». Este epitafio lo podemos leer en el mausoleo diseñado por el escultor Luis Sanguino, en el cementerio de La Almudena de Madrid. Allí descansan los restos mortales de Juana Cruz de la Casa, pionera del toreo femenino española. Nació en Madrid el 12 de febrero de 1917. Llegó a torear 700 corridas y vestía traje de luces con falda. Falleció en Madrid el 18 de mayo de 1981. Cossío escribió que llegó a «matar novillos serios» y demostrar «destreza y valentía notables».
En la década de los treinta, en plena II República, existía una notable desigualdad entre mujeres y hombres. Y el mundo del toreo no era una excepción. En 1933 Juanita Cruz –que así se la conoció popularmente– decidió enviar una instancia al Ministerio de Gobernación. Pedía que se anulara el artículo 124 del reglamento taurino, teniendo en cuenta los artículos 25 y 33 de la constitución republicana.
¿De qué estaba hablando? El reglamento taurino prohibía que las mujeres pudieran torear. Este artículo era contrario al 25 y 33 de la Constitución. En el 25 se decía que «no será fundamento de privilegio jurídico el sexo». Y en el 33 afirmaba que «toda persona es libre de elegir profesión».
Juanita Cruz en 1936

Juanita Cruz en 1936. Fotografía realizada por GalánBiblioteca Digital de la Comunidad de Madrid

Juanita Cruz se inició en el mundo del toreo en León, con 15 años, cortando dos orejas y el rabo. Pudo torear en algunas plazas españolas gracias a los gobernadores civiles que, antes de cada corrida, pedían permiso a Santiago Carares Quiroga, ministro de Gobernación. Este concedía el permiso, aunque era reacio a eliminar el artículo 124 del reglamento taurino, aprobado en 1908. Sin embargo, eran más las plazas que no la contrataban, o bien por desidia o por miedo a multas gubernativas. En los primeros años de su carrera toreó en Francia y Portugal.
A pesar de los cambios sociales que presuntamente trajo la República, la sociedad no veía con buenos ojos que las mujeres se vistieran con el traje de luces. En 1934 la revista Torerías le dedicó unas palabras fuera de tono. El apoderado y marido de Juanita Cruz, Rafael García, replicó en una carta abierta diciendo que no «toleraría» cualquier «roce, en lo más mínimo, a la moralidad femenina» de su «poderdante», a quien describía como alguien «moral y materialmente, una señorita en toda la extensión de la palabra». A primeros de 1934, el nuevo ministro de gobernación, Rafael Salazar Alonso, aceptó la solicitud de Juanita Cruz. En marzo de 1934 la revista Torerías publicaba lo siguiente:
«Hemos leído que por la Dirección General de Seguridad se ha informado favorablemente el caso de las señoritas toreras y que todo está pendiente de que el ministro de la Gobernación autorice la actuación de las mismas. Ya tenemos, pues, el feminismo invadiendo los ruedos. Porque no podemos creer que ese ministro encuentre argumento legal para oponerse al legítimo derecho que tiene la mujer para usar de las prerrogativas que la Constitución actual les confiere».
A partir de ese momento, Juanita Cruz empezó a ser contratada en todas las plazas españolas. Así debutó en Madrid, Valencia, Barcelona, Sevilla… Las principales plazas se rendían a su arte. Hasta el año 1935 no pudo debutar con novillos grandes con picadores. En el diario La Libertad, el 12 de mayo de 1935, se podía leer lo siguiente:
«Quienes conozcan a Juanita Cruz, y aún más, quienes la hayan tratado, saben sobradamente que en ella preside una feminidad exquisita, una educación perfecta y una delicadeza casi incomprensible, precisamente por la índole de su profesión. Su presencia, su trato y gesto imponen el respeto debido a toda mujer si alguien fuera capaz de olvidarlo ante ella».
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Al estallar la Guerra Civil marchó a México y allí continuó, hasta 1944, su carrera taurina. En Sudamérica pudo torear toros. En España solo lo hizo con novillos, que son toros de menos de cuatro años. El 12 de noviembre de 1944, en la Plaza de la Santamaría de Bogotá, sufrió dos graves cornadas, que le mermaron gravemente sus facultades físicas, debiendo retirarse. La última corrida la celebró en Francia, en 1946. Al año siguiente regresó a España. Aunque estaba retirada, no hubiera podido torear, pues el Sindicato del Espectáculo había reformado la normativa y las mujeres volvían a tener prohibido torear. Esta normativa desapareció en 1974. En 1982 su viudo, Rafael García Antón, publicó un libro biográfico titulado Juanita Cruz, su odisea.
A lo largo de su carrera actuó con figuras como Manolete, Domingo González, Marcial Lalanda, Joselito de la Cal, Antoñete Iglesias, El Niño de la Estrella, Miguel Cirujeda, Pascual Márquez, Alfonso Ramírez, o Carlos Arruza.

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