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16 de junio de 2024

Störtebeker es derrotado en Heligoland

Störtebeker, uno de los líderes de los Hermanos de las Vituallas

Picotazos de historia

Los Hermanos de las Vituallas, los piratas que controlaron el comercio del mar del Norte

Inicialmente fueron una compañía de corsarios que más tarde se convirtieron en piratas y que, a finales del siglo XIV, fueron una gran potencia en el mar Báltico y del Norte

Siglo XV. Europa del norte. La reina Margarita I de Dinamarca (1387-1412) estaba en guerra con los duques de Mecklemburgo por la corona sueca, ya que estos eran los titulares de ella y Margarita aspiraba a alcanzar la hegemonía sobre las distintas coronas escandinavas y el mar Báltico. La Liga Hanseática –federación comercial y defensiva de comunidades de comerciantes alemanes en el mar Báltico– apoyaba (excepto la ciudad de Lübeck) a los Mecklemburgo frente a las pretensiones de Margarita y fueron ellos los que señalaron la necesidad de una flota para alcanzar el triunfo.

Como no había tiempo ni dinero para empezar a construir barcos y adiestrar a la marinería necesaria dieron en contratar a un gremio de corsarios que ya llevasen un tiempo activos. En 1389 Margarita había puesto sitio a la ciudad de Estocolmo y la ciudad necesitaba ser abastecida con urgencia para poder resistir al enemigo. Para ello se contrató al gremio de corsarios al tiempo que se les autorizaba a llevar la guerra a cualquier puerto o costa de Dinamarca y Noruega.

Tras el exitoso abastecimiento de la ciudad el gremio decidió tomar el nombre de Hermandad de las Vituallas y serían conocidos por ese nombre o como los vitalianos o vitalienses, término derivado de la palabra latina victualia que significa provisión o vitualla. Como les estaba contando a ustedes, tras el exitoso avituallamiento de la ciudad de Estocolmo el gremio decidió dedicarse ampliar su campo de acción y pasar de la guerra de corso a la piratería.

La Hermandad se convirtió en una potencia en sí misma contando con puertos seguros en Wismar, Stralsund, Rostock y Ribnitz. Y es que la Liga Hanseática veía con malos ojos la posibilidad de que los daneses triunfaran y que la posición estratégica de su reino les arrebatara el control de las rutas comerciales. En 1395, una vez roto el asedio de Estocolmo, se llegó a un acuerdo entre Alberto de Mecklemburgo y la reina Margarita, lo que a su vez permitió un compromiso con la Liga Hanseática, por lo que se llegó a una paz satisfactoria para todas las partes.

Pero la Hermandad de las Vituallas, ya convertidos en emprendedores independientes, estaban decididos a continuar con su lucrativa actividad. Ya el año anterior –1394– habían ocupado la isla de Gotland, al sur de Suecia, y habían establecido su cuartel general en la principal población de la isla: Visby. Desde esa posición estratégica las depredaciones de los Hermanos de las Vituallas empezaron a afectar gravemente al comercio de esta vital zona, estando a punto de hacer colapsar el mercado del arenque.

A nosotros, muy alejados de esa zona, lo del arenque nos puede sonar a broma pero era un bien comercial vital en esa zona. El llamado mercado de Escania era uno de los acontecimientos comerciales más importante del Báltico. En este mercado –que duraba varias semanas– los principales productos con los que se comerciaba eran los arenques, la sal para la preparación y conservación de los mismos y los barriles para su almacenamiento y transporte.

Y es que el arenque era el principal producto comercial, tanto en el mar Báltico como en el mar del Norte, y ese rico comercio estaba punto de irse al cuerno porque un grupo de desarrapados se había hecho demasiado fuerte, se habían venido arriba y atacaban indiscriminadamente a cuanto barco avistaban.

En 1395 la reina Margarita se apuntó un gran tanto al conseguir el apoyo de la flota inglesa. Con tal apoyo fue arrinconando a su enemigo hasta que Suecia y Noruega firmaron con Dinamarca la llamada Unión de Kalmar, que uniría las tres coronas en la dinastía danesa. Margarita prefirió no incurrir en más gastos, la guerra había desangrado a su reino, por culpa de los Hermanos de las Vituallas, así que decidió entregar la isla de Gotland a gente preparada para lidiar con individuos de la calaña de la hermandad: los caballeros teutónicos.

En 1397 la reina Margarita entregó la isla como feudo a la orden de los caballeros teutónicos quienes aceptaron rendir vasallaje y pagar rentas. Al año siguiente el Gran Maestre de la Orden, Konrad von Jungingen, desembarcó en Gotland al frente de sus caballeros. Los supervivientes de las subsiguientes escabechinas se dispersaron por todo el norte de Europa y la Hermandad, que durante un efímero tiempo controló el rico comercio Báltico y del mar del Norte, desapareció para siempre.

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