Un presidente olvidado llamado Ricardo Samper o «la tragedia de un liberal en la II República»
El presidente de la II República Niceto Alcalá-Zamora, le pidió a Samper que reemplazara a Alejandro Lerroux como presidente del gobierno
«Soy enemigo de los programas, porque la mayor parte de las veces no se cumplen. Nos basta con reproducir la declaración ministerial que hizo el señor Lerroux. Mi modestia, ante la magnitud del cargo, me abruma. Todos conocéis mis ideas. Rindo culto a Blasco Ibáñez, Costa y Pi y Margall. Mis procedimientos son moderados. Me inspiro en la justicia, en la laboriosidad y en la dignidad para mantener el prestigio del poder, procurando en todo momento cumplir con el deber».
Estas palabras las pronunció Ricardo Samper Ibáñez, quien el 28 de abril de 1934 fue escogido presidente del Gobierno de la II República. Nació en Valencia el 25 de agosto de 1881. Cuando acabó sus estudios consiguió una plaza como funcionario de la Diputación Provincial de Valencia. Posteriormente ejerció de abogado con despacho propio. Entró en política siguiendo los postulados de Blasco Ibáñez, en el Partido de Unión Republicana Autonomista (PURA), convirtiéndose en uno de sus ideólogos. En 1911 fue elegido concejal del Ayuntamiento de Valencia y entre 1915 y 1919 fue, además, diputado provincial para llegar a ser alcalde entre 1920 y 1922 en una España que vivía una crisis social, económica y política.
Debutó en las Cortes el 6 de octubre de 1931 al presentar un voto particular al proyecto de la Comisión Parlamentara relativo al tema de la consideración social y jurídica de la propiedad. Alejandro Lerroux lo incorporó al Partido Radical como uno de las personalidades más importantes y sobresalientes. Lo nombraron ministro de Trabajo y Previsión Social de septiembre a octubre de 1933, y ministro de Industria y Comercio de diciembre de 1933 a abril de 1934.
El presidente de la II República Niceto Alcalá-Zamora, le pidió a Samper que reemplazara a Alejandro Lerroux como presidente del gobierno. Aquella dimisión no fue bien recibida por el Partido Radical. Hubo dificultades interiores con los que eran partidarios de Lerroux. A pesar de que nunca se le trató con el respecto mencionado, hay que comentar que el tiempo en el cual estuvo al frente del gobierno, mantuvo el orden y la autoridad en una sociedad bastante convulsionada y radicalizada.
El primer tema al cual se tuvo que enfrentar fue el concurso que presentó la asociación agraria instituto Agrícola Catalán de San Isidro de Barcelona, con el apoyo de la Lliga Regionalista, al Tribunal de Garantías, para que se suspendiera la Ley de Contratos de Cultivos que había aprobado el Parlamento catalán. Otro fue las pretensiones nacionalistas vascas a favor de una autonomía casi rupturista, sobre todo en materia fiscal. Estos hechos y la fuerza de la izquierda en contra del Gobierno Samper, hizo que se fuera debilitando. Todas las fuerzas de izquierda se unieron y proclamaron que se opondrían, incluso con las armas, a aquel gobierno formado mayoritariamente por la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA). Fueron duros con Samper los socialistas Francisco Largo Caballero e Indalecio Prieto.
El tiempo en el cual estuvo al frente del gobierno, mantuvo el orden y la autoridad en una sociedad bastante convulsionada y radicalizada
Las Cortes negaron su confianza a Samper para seguir gobernando España. Este dejó la presidencia del gobierno el 4 de octubre de 1934. Como escribió Niceto Alcalá-Zamora…
«Resolví la dificultad –de formar Gobierno en abril de 1934– encargando al ministro radical de cuyas condiciones tenía mejor idea. Fue Samper, inteligentísimo, culto y sutil levantino, quien figura con razón en mis recuerdos dentro de la primera terna de presidentes del consejo. No podía mostrar y tal vez no tenía la talla que como figura política total tuviese Azaña, pero le aventajaba en diligente y cuidadosa dirección de la obra ministerial, a la que atendía en todas sus ramas por igual, sin la especializada preparación que tuvo Chapaprieta por lo económico y financiero... Esos tres presidentes eran capaces de enterarse y de enterarme de todo: Samper se propuso hacerlo siempre y más bien con exceso de prolijidad, explicando la solución, las objeciones, la réplica y la súplica y buscando todavía sugerir reflexiones que completaran su minucioso estudio».
Lo sustituyó, de nuevo, Alejandro Lerroux. Este lo nombró ministro de Estado, el mismo día que dimitió como presidente del Gobierno. La entrada en el nuevo ejecutivo de miembros de la CEDA, supuso que la izquierda, sobre todo el Partido Socialista, se levantara en contra del ejecutivo. Largo Caballero fue el ideólogo del golpe de Estado que tuvo su epicentro en Asturias, el 6 de octubre de 1934. En Cataluña, por efecto dominó, tuvieron lugar los conocidos como «Fets de Maig», donde Lluís Companys proclamó el Estado catalán dentro de la República.
Samper decidió dimitir de sus funciones ministeriales el 16 de noviembre de 1934, cuando miembros de la CEDA lo acusaron a él y a Diego Hidalgo de ser irresponsables y acusarlos de no haber previsto el golpe de estado de Largo Caballero. Siguió siendo diputado en cortes por Valencia hasta 1936. Al estallar la Guerra Civil, Samper abandonó España y se instaló en Ginebra. Allí falleció el 27 de octubre de 1938, como consecuencia de la tuberculosis, arruinado, a pesar de haber sido uno de los mejores abogados de Valencia, pero con la dignidad de haber agotado fortuna, fuerzas, vías del diálogo y la razón para construir una estabilidad y una paz que finalmente no pudieron ser.
Finalizamos con unas palabras que resumen su ideario político… «Unos trabajan y no comen, y otros huelgan y derrochan debido a los privilegios, a la posesión de la tierra y a que unos producen con exceso para que otros se lucren escandalosamente».