Fundado en 1910
Jaque al Rey de Francia, la nueva obra del pintor de batallas Augusto Ferrer-Dalmau

De talle de 'Jaque al Rey de Francia', la nueva obra del pintor de batallas Augusto Ferrer-Dalmau

El Debate publica en exclusiva la nueva obra de Ferrer-Dalmau: 'Jaque al Rey de Francia'

María Fidalgo Casares, biógrafa y máxima especialista en Ferrer-Dalmau, analiza para El Debate los detalles del boceto

El 24 de febrero se cumple el 500 aniversario de una de las batallas más importantes de la historia: la Batalla de Pavía. Decenas de actividades académicas y divulgativas lo recordarán en distintas ciudades europeas. No solo por su relevancia militar, sino porque en ella participaron las principales casas nobiliarias de Europa.

El género de Historia militar, era un ámbito que había desaparecido en la pintura española hasta la irrupción a comienzos del siglo XXI de Augusto Ferrer-Dalmau. Emprendió como artista una trayectoria en solitario, a contracorriente desarrollando una producción pictórica que de forma sorpresiva le hizo ganar un sitio de honor en la cultura española.

Hoy, inmerso en decenas de proyectos y con una agenda apretadísima, Ferrer-Dalmau siempre asume su compromiso con la Historia y suele dedicar obras singulares a las conmemoraciones históricas. Pero en este campo ya había cumplido, ya que había dedicado tres obras a Pavía. Una dedicada a la batalla en sí (hoy en el Museo de Jaca), otro lienzo dedicado a Alonso Pita da Veiga, uno de los captores y a su labor de recuperación del estandarte de Borgoña (hecho crucial para la asunción como bandera de Imperio español) y una imagen de un arcabucero.

Batalla de Pavía

Batalla de Pavía

Batalla de Pavía

Sin embargo, el hecho crucial del apresamiento de Francisco I, el gran oponente del rey Carlos, que conllevaría la humillante prisión de este último, no la había pintado. Y su testimonio pictórico e iconográfico era fundamental: había que terminar de una vez por todas con los numerosos mitos que han circulado acerca de la captura del rey Francisco. Una hazaña, dentro de la propia Batalla de Pavía, que fue arrogada con posterioridad por distintos personajes, y que a día de hoy sigue incluyendo una gran cantidad de fabulaciones.

El valor documental de las obras de Ferrer-Dalmau

Uno de los valores de los lienzos de Ferrer-Dalmau, junto a su dimensión artística, es su rigor histórico y haberse convertido en fuente documental. En el caso de esta escena de Pavía, es algo de lo que han carecido la inmensa mayoría de las anteriores representaciones.

Por ello, ha querido contar a uno de sus colaboradores de cabecera, experto en este siglo: David Nievas. Nievas además quiso incluir en la asesoría a Joaquín Pita da Veiga Subirats, descendiente de uno de los héroes de la jornada y autor junto a Gabriel Pita da Veiga Goyanes de un completo artículo sobre el tema publicado en la Revista de Historia Militar.

Ferrer-Dalmau

Pita Da Viega en Pavía. Obra de Ferrer-Dalmau

Según Nievas «Ambos buceamos a través de las fuentes para concentrarnos únicamente en aquellas donde los testigos fueron presenciales y las informaciones se presentan más contextualizadas y verídicas». Pita da Veiga Subirats, por su parte, aporta a El Debate los siguientes documentos: La relación de la batalla de Pavía y prisión del rey de Francia del propio Alonso Pita da Veiga, la carta del Conde Nicolás de Salm (donde atribuye a Alonso la captura con el estandarte), la carta de Frundsberg a Fernando de Austria (donde explica como el rey fue capturado por la caballería), los privilegios dados a Alonso Pita da Veiga, Diego de Ávila y Juan de Urbieta y las cédulas concedidas por el mismo Francisco I a los tres hombres de armas (reconocimiento oficial).

La captura: la esencia de la escena

Ferrer-Dalmau quiso centrarse en la misma escena de la captura, sin marco escenográfico que restara fuerza a la narración. Y para ello de nuevo recurrió a David Nievas:

«Para los contemporáneos, estaba claro cómo se produjo la captura: tras haber combatido contra la caballería imperial al mando de Lannoy, Borbón y Alarcón, los gendarmes se vieron sorprendidos por el apoyo de la arcabucería española. Fue una acción coordinada, simultánea. La desbandada era inminente y asistían a una lucha encarnizada. Los que rodean al rey Francisco deciden convencerle para que huya, a costa de cubrirle la retirada (con perjuicio de sus propias vidas). El rey estaba herido en ese momento en una pierna y tenía otros golpes y contusiones. Había partido la lanza en los primeros compases de la batalla, al matar (supuestamente) al marqués de la Civitá S'Antángelo. Ahora luchaba con un estoque en la mano. El estoque era una espada con una hoja larga dura e inflexible, de aguzada punta, que se utilizaba como sustituto de la lanza o como espada propiamente dicha».

El derrocamiento del rey

«Es falso que al caballo se le matara con un arcabuz y que al rey le engancharan con una alabarda» como erróneamente siguen algunos escribiendo y dibujando. Los protagonistas fueron tres hombres de armas, jinetes de caballería pesada: el granadino Diego Dávila, el vasco Juan de Urbieta y el ferrolano Pita da Veiga, que poco antes había conseguido recuperar su estandarte de manos de los franceses», comenta el experto en Tercios Fernando Mogaburo.

Pita da Veiga Subirats matiza que Pita da Veiga y Urbieta eran de la compañía de don Hugo de Moncada y Dávila, de la compañía del virrey de Nápoles (Lannoy). Lo cierto es que ambas compañías se encontraban en el escuadrón de la vanguardia junto con la de los gentiles hombres del Infante don Fernando, (hermano de Carlos y futuro emperador).

Estos tres hombres rodearon a Francisco I, mataron su caballo y «lo derrocaron», (derribáron) y tomaron algunas de las armas del rey como la manopla, el estoque o una banda de brocado de oro con cruces de hilo de plata. El rey francés quedó custodiado únicamente por los tres. El resto de soldados que llegaron querían matarlo, pero ellos lo protegieron y por eso Francisco se lo agradeció documentalmente. El rey galo se rindió formalmente al virrey Lannoy.

La indumentaria del rey

Para documentar todos los detalles del cuadro, se ha atendido a las citadas fuentes para reconstruir en lo posible la indumentaria del rey Francisco. Pero también se basaron en los relieves de su tumba en Saint Denis y otras representaciones contemporáneas del rey, como las de la Batalla de Marignano o los propios tapices de Bernard van Orley sobre la Batalla.

María Fidalgo delante del boceto

María Fidalgo delante del bocetoCedida

Análisis estilístico del boceto

Ferrer-Dalmau avanza que el boceto que presenta, acabará culminando en un lienzo. Aún así la denominación de «boceto» resulta injusta. Es una obra perfectamente terminada y su ejecución es excelente. Además, este boceto tiene una gran diferencia con otros de sus obras más conocidas, en las que no todas las figuras pasan al lienzo final. Pero en Jaque al Rey de Francia, dada la temática y el rigor de la escena, pasará en completo.

Era una composición de una complejidad extrema y por su dificultad, para el artista se convirtió en un intrincado rompecabezas. Tenía que concentrar en un espacio limitado cinco figuras ecuestres de envergadura, y con los caballos en pleno movimiento.

Hubiera sido más fácil optar por una composición de tipo piramidal, colocando al rey de Francia por ejemplo en la cima o todos en posición ascendente. Una fórmula que en sus obras funciona muy bien como vimos en Orgull o en La toma del Gurúgu.

Jaque al Rey de Francia, la nueva obra del pintor de batallas Augusto Ferrer-Dalmau

'Jaque al Rey de Francia', la nueva obra del pintor de batallas Augusto Ferrer-Dalmau

Es cierto que apostar por un formato casi rectangular pudiera restar épica al conjunto, pero por otro lado, centra la composición en la acción de los españoles que derrocan al rey. La vorágine del momento es casi un totum revolutum que nos lleva a cierto abigarramiento. Pero un abigarramiento que responde a la fidelidad del hecho, pues todos intervinieron tal y como cuentan las crónicas. La única figura que sobresale del rectángulo corresponde a don Alonso que lleva el estandarte de Borgoña que se arrebata en la batalla y es un guiño a otra de las hazañas de Pavía. Y hay que destacar como uno de los principales hitos de la composición es que todas las figuras posean su espacio, aún inmersas en esta dinámica envolvente.

Y para potenciar precisamente su eficacia narrativa, Ferrer-Dalmau ha querido prescindir del color y el boceto está terminado al óleo. Centrándose exclusivamente en gamas blanquinegras y grises –que dotan a las obras de una elegancia especial– muestra su gran destreza en los matices y volúmenes. Es prodigioso cómo en una gama tan limitada consigue las calidades del metal o el pelaje de los caballos.

Son especialmente magistrales las prendas de cabeza con cimera y los relieves de la extraordinaria montura de Francisco en su caballo acorazado. Completan la escena ciertas sombras y figuras difuminadas que siempre en su caso aportan un componente lírico. Esta técnica blanquinegra la ha ejecutado en numerosas ocasiones, pero quizás nunca con tantas figuras y con un movimiento tan exacerbado.

El boceto Jaque al Rey de Francia atesora los rasgos inherentes del estilo Ferrer Dalmau: excelencia técnica, reivindicación del pasado militar y un nada disimulado orgullo por la historia de España. Y en este caso, qué caramba, apresando y humillando al más chulo de todos los reyes a los que tuvimos que enfrentarnos.

comentarios
tracking