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Carlos de Miguel

Carlos de Miguel durante la entrevista con El DebateCristian Marfil

Entrevista al autor del libro 'El joven Constantino'

Carlos de Miguel: «Constantino transformó una situación convulsa en un nuevo imperio»

«Gracias a los cristianos Constantino y su madre pudieron salir adelante, puesto que estas comunidades cristianas tenían una labor asistencia», explica el autor

podemos decir que no es un maestro común. Desde 2017 tiene un ejército de casi 50.000 oyentes, (suscriptores) en su podcast El Ocaso de Roma, donde explica el Bajo Imperio Romano y la época tardía. Es decir, los últimos siglos de vida de Imperio romano desde finales del siglo III y su paso a la Edad Media.

El nombre de su programa es el mismo que el de su novela El Ocaso de Roma, primera parte de una trilogía que se amplía con su segundo volumen titulado El Joven Constantino, un recorrido fascinante y casi desconocido por la vida de un chaval de 16 años que pasará del anonimato y la pobreza a los faustos e intrigas de la corte romana, rodeado de intrigas, amistades, amoríos y tragedias. A través de su historia se conoce un Imperio romano fragmentado y en decadencia, que encontrará en el futuro emperador un resurgir de la gloria de Roma.

Toda esa historia novelada aparece en el nuevo libro de Carlos de Miguel, con el que conversamos para conocer a ese joven Constantino años antes de convertirse en el nuevo César de Roma.

— ¿Quién era Constantino? ¿Por qué ha centrado la novela en su juventud?

— Constantino fue uno de los emperadores más importantes del Imperio Romano. Está fuera de ese arco temporal tan conocido por todos, que incluye los grandes hombres de finales de la República o de principios del Imperio: Pompeyo, Craso, Julio César, Vespasiano, Trajano, etc. Pero Constantino también fue muy influyente, porque es el que apostó por el cristianismo como nueva religión en el Imperio romano y todo cambió a raíz de esta decisión. Es un personaje trascendental, con muchas contradicciones, grandes aciertos, hombre de Estado, una gran visión política, pero también alguna que otra sombra. Para poder analizar un personaje tan complejo, en esta novela abarco los años de juventud de Constantino, desde los 16 más o menos hasta los 20 años. Con estas dos novelas, y luego una tercera que habrá, lo que voy a hacer es intentar analizar estos años totalmente desconocidos de la vida del emperador.

¿Y qué sabemos de esa infancia y juventud?

— Para intentar descubrir cómo fue su infancia me baso en todas las fuentes posibles, pero prácticamente no hay, y en especial en las que hablan de sus padres, que tampoco hay mucho porque ni su padre ni su madre. De su madre Helena sabemos muy poquito, y de su padre, Constancio, lo único que sabemos es que fue un soldado de Roma al servicio del emperador Aureliano, en plena crisis del siglo III. Basándome un poco en sus vidas y en el contexto histórico, político y social tan convulso de los años 70, del siglo III d.C., intenté introducir un personaje, hijo de un soldado y de una tabernera. El resto es inventiva porque realmente no hay fuentes históricas al respecto.

¿Cómo era Helena, la madre de Constantino?

— No se sabe nada de su infancia y juventud. Lo único que sabemos son fuentes indirectas que hablan de ella y se refieren ella como una estabularía, es decir, una tabernera con todas las connotaciones negativas que eso tenía. Puesto que ser tabernera en este periodo de la historia muchas veces conllevaba no solo a servir platos y ese tipo de cosas, también estaba relacionada con el oficio más viejo del mundo. Una mujer en cualquier caso de baja clase social. Helena tuvo que hacerse a sí misma, porque en aquel tiempo salir adelante era muy difícil para una mujer sola sin un marido. Si ella salió adelante es porque era una mujer de gran fortaleza y con un espíritu muy poderoso, y se lo transmitió a Constantino. También era una mujer, como reflejo en mis novelas, con mucho carisma, carácter y también un poco manipuladora, incluso con su hijo, que se dejará guiar por ella, para bien y para mal.

Carlos de Miguel durante la entrevista con El Debate

Carlos de Miguel durante la entrevista con El DebateCristian Marfil

¿Cómo pasó la familia a codearse con el poder de Roma?

— La situación familiar mejora gracias a los ascensos en el escalafón militar de su padre, Flavio Constancio, que había abandonado a Helena para seguir a su emperador en múltiples campañas. Fue ascendiendo y al final toma contacto con la familia imperial reinante. Tardará en ser emperador, pero estará en la corte ya desde este momento, hasta que estalla la guerra civil entre Carino, emperador de Occidente, y Diocleciano, emperador de la parte oriental. Constancio, que por entonces era gobernador de Dalmacia, y siempre había apoyado a Carino, se cambia de bando al ver que Diocleciano iba a vencer en esta guerra. Diocleciano, como vencedor, le premia con un alto cargo en la corte de Occidente, que pasó a manos de Maximiliano, como nuevo emperador de Occidente. Flavio Constancio se convierte entonces en un buen amigo de Maximiliano, y al final termina casándose con su hija. Este matrimonio propiciará, con el tiempo, que el padre de Constantino fuese designado como nuevo César de Occidente, y su hijo accediera a la corte. Hay que recordar que la diarquía se había trasformado en una tetrarquía, con cuatro emperadores.

Pasó de hacer dos emperadores a cuatro ¿Cómo se organizó esa Tetrarquía y cómo afectó al entorno de Constantino?

— La Tetrarquía fue la manera que tuvo Roma de salvarse a sí misma, puesto que Roma estaba dividida durante buena parte del siglo III. Diocleciano pensó que, ya que Roma se iba a dividir de todas formas, quizá podrían hacer una división de Roma efectiva pero controlada, con cuatro emperadores, cada uno con su corte, su ejército y su capital. Es decir, dividir el imperio en cuatro territorios inmensos, para hacer que Roma salga adelante. Cada uno de estos grandes hombres son los conocidos como Tetrarcas, y uno de ellos fue Flavio Constancio. Pero al final sólo puede quedar uno, que es Constantino.

En ese contexto también se inician una de las grandes persecuciones contra los cristianos. ¿Constantino tuvo alguna vinculación con ese cristianismo primigenio?

— Cuando era niño sí, al menos según mi novela. Gracias a los cristianos Constantino y su madre pudieron salir adelante, puesto que estas comunidades cristianas tenían una labor asistencial interesante y pudieron ayudar a la gente con necesidades, como la madre de Constantino. La situación de los cristianos en este momento era buena y mala a un tiempo. Por un lado, era buena porque este momento tan convulso a nivel político, económico, social, sanitario, benefició al cristianismo, puesto que las personas de a pie vieron que la vieja religión no les ayudaba. Marte, Ceres, Júpiter y el viejo culto cívico de toda la vida no ayudaban a las personas, y se sentían atraídos por estas nuevas religiones que venían de Oriente, como el cristianismo, o el mitraísmo. Religiones más profundas, que prometían salvación, soluciones y hablaban a las personas, al individuo, en vez de estos fríos cultos cívicos.

Pero esta crisis también perjudicó al cristianismo, puesto que muchos emperadores reaccionaron contra los fieles y ordenaron persecuciones masivas contra ellos. La primera fue la de Decio en el 251, y después vino la de Diocleciano en un contexto similar. Esto también ayudó al cristianismo a que se forjara como una religión ya imparable. Tanto fue así que Constantino, lo primero que hizo como emperador fue fijarse en el cristianismo, y al ver que no podía con ellos contó con los cristianos para apuntalar su poder.

Portada del libro 'El joven Constantino'

Portada del libro 'El joven Constantino'

— En la novela aparecen muchos personajes ¿De quién se rodeo el joven Constantino en su ascenso al poder?

— He intentado recrear de manera muy ligera el «camino del héroe». Es decir, desde que el héroe – Constantino – sale de su casa o de su zona de confort, aunque no me gusta mucho este término, que son las faldas de su madre y entonces poco a poco va encontrando diversos obstáculos hasta que llega de alguna forma a ser emperador. En este camino forja alianzas, hace amistades, tiene personas que le ayudan (como su padre o Aldo y Requiario, que son dos príncipes germanos), en este camino también encontrará el amor, a ciertas personas interesantes y algunos enemigos.

¿Cómo fue la educación de Constantino?

— Estoy convencido que tuvo una educación deficiente y tardía. Lo que pasa es que no lo podemos demostrar. Sí que es cierto que su padre fue amigo de un gran retórico, Eumenio de Augustodunum, creador de las «escuelas medianas», una suerte de universidad de Occidente. Es probable que este intelectual pueda haber ayudado a Constantino, por lo menos, a darle unas primeras letras y a enseñarle algo de conocimiento. Ya en la Corte, tendrá una serie de maestros que le instruyen no solo a nivel de conocimientos teóricos (historia, filosofía, retórica o lo que sea), sino también le enseñan estrategia militar, lucha y manejo de la espada. Pero no fue hasta que se marchó con su padre cuando empezó una formación como tal y esto lo hace con 16 o 17 años.

¿Qué episodios marcaron la juventud de Constantino en la corte?

— Vivir en la Corte te proporciona grandes beneficios y lujos, pero también corres peligro, hay intrigas, asesinatos y la gente no tiene escrúpulos porque mantener el poder a veces es difícil. Es entonces cuando Constantino ve unas cosas que no había visto en su infancia, pero era la tónica dominante en la corte y esto es lo que verá Constantino después cuando sea emperador.

Uno de los momentos más dramáticos para él tiene que ver con su padre y con Flavia Teodora, su madrastra e hija del emperador Maximiano. Es decir, el nacimiento de su primer hermanastro: Flavio Dalmacio. Aunque Constantino era el primogénito, se vería como un bastardo, como un hijo que tuvo Constancio cuando era joven, con una tal Helena, que era una tabernera. Seguro que Flavia Teodora pensaría que Constantino era un bastardo, y que el verdadero primogénito era Flavio Dalmacio. En decir, pudo ser un momento difícil verse desplazado del poder por su hermanastro.

Han pasado muchos siglos ¿Qué herencia ha dejado para la historia Constantino?

— Constantino es un personaje poco conocido si lo comparamos con Trajano, Julio César o Augusto. En mis novelas lo que hago también es reivindicar un poco su figura como una persona a partir de la cual el Imperio Romano se transformó de manera radical. Constantino fue el triunfador de todas estas tetrarquías y trasformó una situación convulsa a un nuevo imperio. Roma se convertirá en una monarquía autocrática, una suerte de monarquía absoluta, en donde sigue habiendo Césares, sigue habiendo un augusto, pero los Césares ya no serán designados como «colegas», sino que habrá una herencia directa, de padres a hijos, asociados al trono desde niños.

También cambia la religión. El papel que tendrá el cristianismo y la Iglesia en el apoyo a este nuevo poder produce una situación de asociación entre altar y trono que ha durado hasta 1917, porque los zares de Rusia gobernaban al estilo de Constantino, es decir, era una monarquía autocrática de derecho divino. De hecho, zar significa césar. Todo esto viene de Constantino. Su herencia y su legado está ahí. El que lo quiera ver que lo vea y el que no, pues debería.

Y una buena forma para conocer esta historia es leyendo su novela. Muchas gracias.

— Gracias a vosotros por entrevistarme.

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