Fundado en 1910
De izq. a der.: Léon Bary, Eugene Pallette, Douglas Fairbanks y George Siegmann en 'Los Tres Mosqueteros'

De izq. a der.: Léon Bary, Eugene Pallette, Douglas Fairbanks y George Siegmann en 'Los Tres Mosqueteros'

Picotazos de historia

La historia real detrás de Los tres mosqueteros: así eran Athos, Porthos y Aramis

Tras D’Artagnan, también Athos, Porthos y Aramis tuvieron referentes reales: tres bearneses que inspiraron a Alejandro Dumas para dar vida a Los tres mosqueteros

En otro artículo les hablé del personaje histórico detrás de la genial creación literaria nacida de la pluma del escritor francés Alejandro Dumas. Tras la exposición del personaje real de D’Artagnan, creo que procede hacer lo mismo con el trío de espadachines que dio título a la primera de las novelas de la trilogía de D’Artagnan: Los tres mosqueteros.

Olivier Athos, conde de La Fère, es el nombre del personaje literario, pero el personaje histórico en el que se inspiró Dumas tenía un nombre algo más complicado: Armand de Sillègue d’Athos d’Hauteville (1615-1645).

Fue el más joven de los hijos de un noble bearnés y, llegado el momento, fue enviado a París para iniciar la carrera de las armas. Ingresó en un regimiento de la Guardia, gracias a la recomendación de un primo segundo suyo. Este primo era el señor de Trois-Villes o Tréville, de quien ya oímos hablar en el artículo referente a D’Artagnan, y que tendrá una enorme influencia en los personajes reales y en las novelas de Dumas. El mismo Tréville —que, por cierto, era primo hermano de D’Artagnan— recomendará el ingreso de Athos en la compañía de mosqueteros del rey, que estaba a su mando.

Nótese que tanto la Guardia del Rey de Francia como la compañía de mosqueteros del rey —unidad que tenía como capitán al propio monarca— tenían un fuerte componente gascón y bearnés que se entrelazaba con una tupida red de relaciones familiares y de parentesco.

Por lo demás, no existe demasiada información sobre el señor de Athos. Se sabe que ingresó en la compañía de mosqueteros en 1640, casi al mismo tiempo que Porthos y Aramis y unos años antes que D’Artagnan. También se sabe que murió en París a consecuencia de un duelo, cuyo origen es desconocido, y que fue enterrado en la iglesia de San Sulpicio de esta ciudad el 21 de diciembre de 1645.

El siguiente es Isaac de Portau, quien nació en la ciudad de Pau en el año 1617. Fue hijo del señor de Camptort, en el Bearne. La familia de Portau eran protestantes notorios, algo no muy común en esa zona pirenaica. Con veinte años —1637— fue enviado a París e ingresó en una compañía de la Guardia que estaba bajo el mando del señor de Essarts, quien resultaba ser cuñado del señor —más adelante conde— de Tréville. Entró prácticamente al mismo tiempo que los otros dos en la compañía de mosqueteros del rey (año 1640), lo que hará que se vinculen entre sí, forjando una sólida amistad.

Monedas conmemorativas Porthos

Monedas conmemorativas Porthos

Isaac de Portau participó en diferentes campañas, pasando a otras unidades y ocupando diferentes empleos sin perder jamás su condición de mosquetero. Con el paso de los años regresó a su tierra de origen, y así lo encontramos como encargado del arsenal, al cuidado de la pólvora y la munición de la fortaleza de Navarrenx, en los Pirineos, en el Bearne. En 1663, el conde de Tréville —quien, aunque caído en desgracia y alejado de la corte, era gobernador en activo de la región de Foix— le nombró síndico de la población de Soule. Parece ser que murió en su cama, por causas naturales, en su casa de la ciudad de Pau, en el año 1670.

Por último, tenemos al caballero René d’Herblay, quien tomará como nombre de guerra el apelativo «Aramis», y quien completa el trío de los mosqueteros creados por Alejandro Dumas. Este es un caso curioso, ya que el personaje literario ha sido pulido por las diferentes interpretaciones que de él se han hecho, quitando aristas y haciéndolo más amable.

En los libros, Dumas nos lo muestra como un cruce entre nuestros Lope de Vega y Francisco de Quevedo: personaje intenso e ilustrado, violento, cortesano y profundamente religioso. Un individuo que pasa rápidamente del lecho de una duquesa al arrepentimiento más extremo; un soldado capaz de cortejar a una doncella mientras patea a un gañán.

El histórico Aramis se llamó en realidad Henri d’Aramitz y nació en el Bearne en torno al año 1620. Fueron sus progenitores Charles d’Aramitz y Catalina de Espalungue. La hermana pequeña de Charles d’Aramitz se casó con Jean du Peyrer, y fueron padres de Jean-Armand du Peyrer, a quien conocemos como… ¡Sí, lo han adivinado!: Tréville. Henri d’Aramitz era primo hermano del señor —luego conde— de Tréville. Y les repito: la importancia del señor de Tréville en la vida de los personajes históricos es mucho más relevante de lo que se muestra en los tres libros (Los tres mosqueteros, Veinte años después y El vizconde de Bragelonne).

Aramis con su casaca de mosquetero

Aramis con su casaca de mosquetero

El padre de Henri, Charles, había servido en la compañía de mosqueteros del rey y, en calidad de miembro de esta compañía de élite y como familia, contactaría con su sobrino para que ayudara a Henri en la carrera de las armas. Según la documentación existente, se prueba que Henri ingresó en la Guardia Real, en la compañía bajo el mando del capitán François de Guillon, señor de Essarts: el cuñado de Tréville.

Recibió su bautismo de fuego combatiendo en esta unidad. Como se probara bueno —y más tarde como aventajado—, se aprobó su traslado a la compañía de mosqueteros del rey en el año 1640. Allí, con d’Athos y Portau, formarían un trío camorrista que alcanzaría notoriedad en la corte.

Combatió en diferentes campañas, pero no hay registro militar suyo tras la disolución de la compañía de mosqueteros del rey en 1646, por orden del cardenal Mazarino. Dos años después está de vuelta en Aramitz con motivo de la muerte de su padre y de tener que hacerse cargo de la herencia, entre la que se incluía el cargo de abad secular.

Ya como un hombre con responsabilidades, Henri decide sentar cabeza y, en 1650, contrae matrimonio con la señorita Jeanne de Béarn-Bonasse. Este sería un buen matrimonio, y no solo por el patrimonio y linaje de la familia de la joven. Y es que los Béarn-Bonasse eran prominentes dentro de las familias católicas de la zona, y el hecho de que las dos familias —enfrentadas por la religión— se avinieran a la boda se consideró un gran logro.

El matrimonio fue feliz y tuvieron cuatro hijos: dos chicos y dos chicas, de los que solo nos han llegado noticias de descendencia de los primeros: Armand y Clément. La falta de mención de las niñas hace sospechar que, muy posiblemente, fallecieran a temprana edad. Henri d’Aramitz falleció en su casa familiar en el año 1674.

Esta es, grosso modo, la vida de los verdaderos mosqueteros en los que se inspiró Alejandro Dumas. Y ya saben ustedes: ¡uno para todos y todos para uno!

comentarios
tracking

Compartir

Herramientas