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Fragmento del Mosaico de los gladiadores (320 d. C.)

Fragmento del Mosaico de los gladiadores (320 d. C.)

Este es el verdadero gesto con el que el emperador de Roma decidía la vida o muerte de un gladiador

El cuadro del pintor francés Jean-Léon Gérôme, titulado 'Pollice Verso', es el origen de esta errónea interpretación asentada por Hollywood

Todo el mundo recuerda aquella mítica escena en Gladiator (2000) en la que Máximo (Russell Crowe) aguarda el gesto del emperador Cómodo (Joaquin Phoenix), que decidiría si el gladiador vivía o moría. Si alzaba el pulgar hacia arriba, significaba la clemencia del César, mientras que si apuntaba hacia abajo, suponía la condena de este. Sin embargo, la interpretación de esta señal es errónea.

Esta creencia tiene origen en un cuadro del siglo XIX del francés Jean-Léon Gérôme. La obra, titulada Pollice Verso, significa ‘pulgar girado o extendido hacia un lugar’. Aunque se conservan pocas referencias en las fuentes a este gesto, encontramos un ejemplo en las Sátiras de Juvenal, autor de finales del siglo I y principios del II d. C.: «Éstos, otrora cornetas y visitantes sempiternos de la arena municipal, inflados carrillos conocidos en las ciudades, dan ahora combates de gladiadores, y cuando el público lo ordena, volviendo el pulgar, degüellan indiscriminadamente [verso pollice vulgus cum iubet]».

Pollice Verso (1872), obra de Jean-Léon Gérôme

Pollice Verso (1872), obra de Jean-Léon GérômeJean-Léon Gérôme

Pero al no especificar en qué dirección se extendía o giraba el pulgar, el artista lo interpretó hacia abajo. Así, el cuadro representa a un gladiador victorioso a la espera de la decisión del emperador: clemencia o condena para su contrincante, que se encuentra en el suelo, herido. La escena se completa con unos espectadores ávidos de sangre, indicando al luchador con el pulgar hacia abajo la muerte del gladiador vencido.

Sin embargo, esto tiene que ver más con la ficción que con la realidad, según explicó el historiador Javier Traité. Es más, el historiador afirma que «lo más probable es que este gesto no se realizara nunca» en un anfiteatro romano, porque lo que realmente marcaba la sentencia de muerte en Roma no era el gesto del pulgar hacia abajo, sino hacia arriba y bajo la garganta, indicando que el perdedor debía ser degollado. Es más, este gesto iba acompañado con los gritos de «iugula, iugula» por parte del público.

Mientras que el gesto que perdonaba la vida era con la mano cerrada y el pulgar oculto (pollice compresso favor iudicabatur, es decir, el perdón se indica con el pulgar recogido). En el libro Gladiadores. Valor ante la muerte, la doctora en Arqueología clásica y especialista en espectáculos romanos María Engracia Muñoz-Santos explica que el emperador cerraba la mano «con todos los dedos alrededor del pulgar, es decir, con este dedo ‘envainado’ dentro de los demás, para que el gladiador triunfador enfundara su espada».

El productor y guionista inglés John Lloyd, creador de programas como Quite Interesting, uno de los concursos más vistos de la BBC, escribió un libro titulado El pequeño gran libro de la ignorancia, donde menciona un medallón de terracota, de finales del siglo II y mediados del III d. C., que fue encontrado en 1845 como parte de un ajuar funerario.

La medalla representaba una lucha entre Eros y el secutor Xanthus. Detrás, aparece un árbitro con la mano cerrada. Lloyd afirma que la petición de vita o missio está claramente representada por esta terracota y que se realiza con el pulgar apretado por el resto de los dedos, en puño.

Con todo ello, si el pulgar hacia arriba era el equivalente a la muerte, ¿por qué lo hemos asociado con algo positivo? Según detalló Traité, con el paso de los siglos, los gestos se fueron confundiendo y adquiriendo otro significado. Así, con la llegada del cristianismo, el pulgar hacia abajo quedó asociado a una señal «hacia la tierra, el infierno, la muerte o lo negativo». Mientras que el pulgar hacia arriba «señalaba al cielo, así que indica el bien, la salvación, la vida».

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