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Manuela Schwesig en su despacho

Manuela Schwesig, en su despacho

Manuela Schwesig, rebelde con causa ucraniana en el Partido Socialdemócrata

Primera ministra del estado federal de Mecklemburgo-Pomerania Occidental, está más cerca de Rusia que de la OTAN

Quédense con el nombre de Manuela Schwesig, es la mujer en alza del Partido Socialdemócrata alemán (SPD) desde su reciente victoria electoral, que la ha llevado a ser la primera ministra del estado federal de Mecklemburgo-Pomerania Occidental, donde obtuvo una victoria importante con un 39,6 por ciento de los votos.

Schwesig cuenta con una gran popularidad desde que enfermó de cáncer de mama en otoño de 2019 y lo superó de una manera admirable y abierta, regresando de nuevo a la política, tras unos meses de recuperación. Para muchos es «la Angela Merkel» del sector socialdemócrata y la ven como «el futuro del SPD». A sus 47 es una mujer de gran personalidad y proyección política.

Estos días el FAZ (Frankfurter Allgemeine Zeitung) presentaba el titular: Manuela Schwesig se convierte en un problema para el SPD porque la audaz política apuesta por el diálogo crítico y el intercambio económico con Rusia ante el conflicto de Ucrania.

Es portada de los diarios alemanes (Die Zeit, FAZ) porque reclama la pronta puesta en marcha del gaseoducto Nord Stream 2, considerándolo una necesidad urgente para Alemania (algo por lo que Merkel había abogado hasta el final de su mandato).

Recordemos que la Agencia Federal de Redes interrumpió en noviembre el procedimiento de certificación del Nord Stream 2 e impuso la condición de que uno de los operadores debía tener domicilio en Alemania para poder continuar con el procedimiento. El gasoducto, de 1.200 kilómetros, transportaría en el futuro 55.000 millones de metros cúbicos de gas natural al año desde Rusia a Alemania, además, como puerta para otros países de Europa.

Ella ha afirmado: «Estoy firmemente convencida de que necesitamos urgentemente este gasoducto del Báltico. El gas es necesario como fuente de energía, al menos para la transición a las energías renovables. Sobre todo, si buscamos el abandono de la energía nuclear y de la generación de electricidad a partir del carbón». Por esto aboga “por un diálogo crítico con Rusia e intercambio económico».

Al presidente de la Comisión de Europa del Este, Oliver Hermes, no le han gustado estas declaraciones que las ve como «un arrecife en medio de la tempestad». Pero la opinión pública alemana conoce que tanto Nord Stream 2, como la red ucraniana de tránsito son muy necesarias para abastecer a Europa de gas natural y, en el futuro, de hidrógeno.

El secretario de Estado de Estados Unidos, Anthony Blinken

El secretario de Estado de Estados Unidos, Anthony BlinkenAFP

Al secretario de Estado americano, Antony Blinken, tampoco le ha gustado esta postura pues ve en el gasoducto un fuerte recurso, por parte de Rusia, para hacer presión a Occidente. Blinken repetía hace poco: «el gas aún no fluye», en una conferencia de prensa con la ministra de exteriores alemana, para tratar de restar fuerza a Rusia. Pero en Alemania todos lo saben, Nord Stream 2, está en juego y es algo que explica su escasa beligerancia en este conflicto.

Amenazada de muerte

Ayer, además, Manuela Schwesig era nuevamente portada por haber sido amenazada de muerte a través de un mensaje de Telegram que decía que «la recogerán en coche patrulla, en ambulancia con chaqueta o en coche fúnebre». Ha sido detenido en Rostock un hombre de 56 años quien supuestamente publicó el texto en un chat de críticos de las Normas COVID.

De otra parte, las noticias alemanas ilustran la apertura de los Juegos Olímpicos de Invierno, en Beijing, por el palpable acercamiento entre Rusia y China. El gigante asiático apoya las demandas de Putin y su exigencia garantías de seguridad vinculantes a la OTAN o el fin de la expansión de la Alianza hacia el este.

La declaración conjunta emitida por el Kremlin en la cumbre entre el líder chino, Xi Jinping, y el presidente Vladimir Putin afirman que ambas partes están «profundamente preocupadas por los serios desafíos a la seguridad internacional» y llama a la OTAN a «abandonar los enfoques ideológicos de la era de la Guerra Fría» y «respetar la soberanía, seguridad e intereses de otros países».

Rusia suministrará más gas a China

Han acordado, también, que Rusia suministrará más gas natural a China y Xi Jinping ha hecho público el nuevo contrato de suministro de diez mil millones de metros cúbicos por año. Además del gas, se han desarrollado soluciones para la entrega de otros hidrocarburos. China ya compró más gas ruso el año pasado que en 2020 y la República Popular importa más energía y materias primas que de ningún otro país.

Entre las declaraciones de Putin (según la agencia Interfax) que destacan hoy en Berlín, encontramos: «Nuestras relaciones bilaterales, se están desarrollando de manera muy gradual, en un espíritu de amistad y asociación estratégica (…) Conozco al presidente Xi Jinping desde hace mucho tiempo» (…) Como buenos amigos y políticos que comparten muchos puntos de vista comunes sobre cómo resolver los problemas del mundo, siempre hemos mantenido una estrecha comunicación”. En definitiva, Putin califica las relaciones con China como: «sin precedentes».

Sanciones

Estos hechos minimizan las posibles sanciones financieras y económicas que había esbozado la alemana Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea. Justo lo que temen muchos alemanes es que tales medidas repercutan más en la misma Alemania y Rusia salga fortalecida por sus acuerdos con China. Además, von der Leyen mantiene en la mesa el proyecto del gasoducto Nord Stream 2, pero, como piensan muchos aquí, entre ellos la mencionada Manuela Schwesig: quienes saldrían más perjudicados serían los propios alemanes.

China se ha posicionado más claramente de parte de Rusia en lo militar y en lo comercial, según ellos Estados Unidos y la OTAN son quienes sostiene una actitud beligerante que amenaza la seguridad rusa. Si nos damos cuenta la dimensión de este conflicto es mundial, en realidad Europa está en juego. Estados Unidos hace alarde de fuerza ante la pujanza de China, pero ahora China y Rusia están unidas, en una regresión manifiesta a los bloques de la Guerra Fría.

Alemania tiene mal recuerdo de aquello por esos se quiere poner, cada vez más, de perfil ante el conflicto ucraniano, pero, ¿por cuánto tiempo?

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