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02 de mayo de 2024

Pieza artillería ucraniana

Una pieza de artillería ucraniana hace fuego en el frente de DonetskAFP

255 días de guerra en Ucrania

Las dos ciudades que Ucrania deberá conquistar para mantener el impulso ofensivo tras el invierno

Ucrania debe completar sus contraofensivas sobre Jersón y Kremina en las próximas semanas para afrontar con garantías los meses de bloqueo durante el invierno

Jersón es una ciudad fantasma. Las calles se presentan vacías después de que Rusia haya evacuado -y deportado a territorio de la Federación- a gran parte de la población local.
El edificio de la administración local ha arriado la bandera rusa y el jefe cívico-militar dictado por el Kremlin, Kirill Stremousov, afirmó en Telegram que las tropas rusas «se retiran al margen izquierdo» del río Dniéper.
Mientras tanto, las tropas rusas buscan casa por casa a los residentes locales que se niegan a evacuar la ciudad y rastrean metro a metro a la búsqueda de colaboradores con las tropas ucranianas.
El Kremlin quiere la ciudad vacía de civiles, y eso ha desatado las alarmas en Kiev. «Los que viven en Jersón deben ser sacados de la zona», declaró el presidente ruso Vladimir Putin.
Las tropas ucranianas no se fían. Creen que la supuesta evacuación podría ser una trampa y, por el momento, no hay signos de una inminente ofensiva para lograr el deseado objetivo: la reconquista de Jersón.
Lo cierto es que Jersón, junto con la ciudad de Kremina, en Lugansk, son las piezas fundamentales que el Ejército ucraniano debe conquistar antes de final de año si quiere mantener el empuje ofensivo tras el invierno, cuando se reinicien las hostilidades a gran escala.
Rusia trata de mantener el bloqueo hasta que comience el invierno y ha fortificado dos líneas defensivas en la retaguardia: una a lo largo del río Dniéper, más allá de la ciudad de Jersón. La otra en Lugansk, conocida como «Línea Wagner», ya que su control corre a cargo del grupo de mercenarios.
El trazado de ambas líneas defensivas hacen pensar que el Kremlin ha renunciado a sus objetivos de máximos, ha comprendido que no podrá controlar gran parte de los territorios ocupados y anexados y prioriza el mantenimiento de aquellos territorios que, de forma realista, podrá controlar e integrar de forma efectiva en la Federación Rusa tras una hipotética negociación con Ucrania.
El Ejército ruso se sirve de reclutas movilizados recientemente para mantener las posiciones a lo largo de toda la línea del frente y, al menos en la región de Donetsk, continuar con operaciones ofensivas, aunque sea a menor escala.
En Jersón la prioridad es evitar una retirada caótica, como lo fue la de Jarkov, y añadir más leña al fuego de la humillación de ver ondear en los edificios administrativos de la ciudad la bandera ucraniana.
En este punto, el tiempo corre en contra de las fuerzas ucranianas. El ISW advierte que los contraataques rusos tras las intentonas ucranianas para tomar ambas localidades están deteriorando la capacidad ofensiva de las tropas de Kiev.
En el sur, en Jersón, las tropas rusas tratan de cubrir su retirada mediante la destrucción de embarcaciones civiles, muelles e infraestructuras para la futura construcción de puentes.
El objetivo es dificultar todo lo posible los intentos ucranianos para cruzar el río Dniéper, en cuya orilla sur las tropas rusas han construido su línea fortificada.
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