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02 de mayo de 2024

Jersón bombardeo ruso

Fuego en Jersón tras un bombardeo rusoAFP

279 días de guerra en Ucrania

Rusia se venga de los habitantes de Jersón por su lealtad a Kiev y los bombardea sin piedad

La ciudad es objetivo de bombardeos rusos contra los civiles desde el 11 de noviembre, fecha del repliegue de las tropas ocupantes

Según la dialéctica del Kremlin, los vecinos de la ciudad de Jersón –reconquistada por las tropas ucranianas hace unas semanas– son ciudadanos rusos después de que Moscú se anexionara este territorio.
Sin embargo, los soldados de Putin han huido mientras las bombas rusas no dan un respiro a la localidad y las fuerzas del Kremlin la bombardean día tras día desde sus posiciones al sur del río Dniéper.
A ojos del Kremlin, el delito cometido por los vecinos de Jersón ha sido mantenerse leales a Kiev, a su identidad ucraniana, oponerse a la rusificación el tiempo que vivieron bajo la ocupación y recibir con abrazos, cánticos y festejos la entrada de los soldados ucranianos.
La condena impuesta por Rusia a los vecinos de Jersón que no han querido retirarse junto con las tropas rusas es la pena de muerte.
Los proyectiles rusos están arrasando la ciudad desde el 11 de noviembre –día en que los rusos se retiraron de Jersón– y los objetivos son indisimuladamente civiles.
Según The Kyiv Independent, desde la retirada rusa, sus bombas han matado a 32 civiles en Jersón.
La infraestructura eléctrica, de saneamiento, hospitalaria y de agua potable está arrasada y es prácticamente irrecuperable.
Antes de retirarse, los soldados rusos aplicaron una estrategia de tierra quemada y se encargaron de hacer de Jersón una ciudad inhabitable.
Además, sembraron por todo el entramado urbano un sinfín de trampas explosivas en viviendas, parques infantiles, centros de salud, escuelas y edificios administrativos.
La situación es tan extrema con el invierno ya instalado en Ucrania, que el gobierno de Kiev está estudiando la evacuación total de la población civil a zonas del país más habitables.
Además de la falta de suministro eléctrico, lo más grave es la falta de agua potable. Las fuerzas ucranianas han trasladado a la ciudad camiones cisterna con agua, pero no es suficiente.
Algunos vecinos llenan sus bidones con agua de lluvia en las canalizaciones de los edificios. Otros beben agua del río Dniéper, pasando por alto los riesgos para la salud de esa práctica.
Según declaraciones recogidas por la CNN, los habitantes de Jersón tratan de superar la dura prueba con resignación: «Sobrevivimos a la ocupación, pero ahora vivimos mucho mejor. No tenemos agua, ni electricidad, pero tampoco rusos», declaró una mujer junto a su hija de nueve años.
No todos en Jersón muestran la misma voluntad de resistir. Muchos han aprovechado que la ciudad vuelve a estar controlada por Kiev para subirse a un tren y marcharse a zonas menos azotadas por las bombas rusas.
Cada día, los trenes salen de Jersón con cientos de personas. Pero la esperanza es siempre la misma: regresar inmediatamente después de que acabe la guerra.
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