El Estado más rebelde de la Unión Europea, Hungría, ya ha anunciado que votará en contra de las sanciones que Bruselas quiere imponer a Rusia en lo relativo a la energía nuclear.
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, explicó en una entrevista que las sanciones a la energía nuclear «obviamente deben ser vetadas». Ucrania ha pedido a la UE que incluya a la empresa estatal rusa de energía nuclear Rosatom dentro de la lista negra.
Pero desde Budapest no ven con buenos ojos esta última iniciativa de Bruselas. Hungría ha puesto problemas a varios de los últimos paquetes de sanciones que la UE ha aprobado en contra de Rusia. En concreto, a las relativas con imponer un tope al precio del petróleo.
En esta ocasión, Orbán señaló que su país no permitirá «que se implemente el plan para incluir la energía nuclear en las sanciones» y que «está fuera de discusión». Además, recientemente el mandatario húngaro ha acusado a la institución comunitaria de de bloquear 13.000 millones de euros para Hungría por «razones políticas», por lo que la relación entre ambos no pasa por su mejor momento.
Occidente no ha impuesto sanciones a Rosatom desde que Rusia invadiera Ucrania. Hungría, por su parte, tiene una planta de energía nuclear, cuyos reactores son de fabricación rusa con una capacidad combinada de unos 2.000 megavatios, que comenzaron a funcionar entre 1982 y 1987.
Esta planta genera, aproximadamente, la mitad de su energía y la planta obtiene su combustible nuclear de Moscú, según informa Reuters. Además, en virtud de un acuerdo firmado en 2014 con Rusia, Hungría tiene como objetivo ampliar la planta de Paks con dos reactores VVER de fabricación rusa con una capacidad de 1,2 gigavatios cada uno.