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03 de mayo de 2024

Ursula von der Leyen

La alemana Ursula von der Leyen por el momento no ha confirmado su candidatura por el EPPEFE

Elecciones europeas

El largo camino de Von der Leyen para repetir candidatura a presidir la Comisión Europea

La actual presidenta pertenece al grupo de los populares pero su legislatura ha levantado ampollas entre sus compañeros

La carrera de fondo hasta las próximas elecciones europeas de junio ya ha comenzado y algunos nombres suenan más que otros en los pasillos de las instituciones europeas. Entre ellos se encuentra la actual presidenta de la Comisión Europea y exministra alemana de Defensa, Ursula von der Leyen. La dirigente le espera un camino espinoso si quiere volver a encabezar la lista del grupo populares europeo (EPP) después de una legislatura en la que se ha lanzado a complacer a la izquierda más radical de la historia de la UE en cuestiones de género y medio ambiente.
Los candidatos que quieran luchar por la primera posición en el Partido Popular Europeo deberán presentar sus candidaturas antes del próximo miércoles 21 de febrero. Los candidatos principales a presidir la Comisión Europea de cada grupo se conocen bajo el sobrenombre alemán de Spitzenkandidat. Los partidos eligen a un candidato para que sea la cara de su partido y pueda optar a la presidencia de la Comisión Europea.
Es una figura reciente, de hecho se inició en la pasada legislatura, justo cuando Von der Leyen salió elegida. Los partidarios argumentan que este proceso es una muestra más de lo funcional que es la democracia en la Unión Europea ya que, a efectos, la elección sería semejante a la de un presidente en España. Los críticos creen que una vuelta de tuerca más a unas elecciones ya de por sí complicadas al ser 27 países los que se ven implicados.
En la práctica, la elección del presidente de la Comisión es por consenso. En el caso de Von der Leyen, tuvo el apoyo de la izquierda y de los verdes. Según fuentes del Ejecutivo comunitario, en estas elecciones habría un cambio de cromos entre los mismos partidos permitiendo que presidiera la siguiente Comisión un miembro de la izquierda o de los verdes, aunque el EPP tuviera de nuevo mayoría. La exministra de Defensa eludió al Parlamento Europeo y el proceso oficial en la anterior ocasión, en esta será difícil que vuelva a ocurrir lo mismo.
Esto quizás no pueda comprobarse si los partidos de derecha e identitarios alcanzan las cifras que todas las encuestas les dan. Si ECR e ID crecen como se espera, quizás el EPP esté obligado a mirar a su derecha y no a la izquierda en esta ocasión después de junio.
El Spitzenkandidat de las anteriores elecciones fue Ursula von der Leyen a pesar de que todo el mundo veía claro que Manfred Weber, el actual presidente del EPP desde 2014, sería el candidato. Sobre el papel era lo lógico pero en política nada es seguro.
Lo más seguro es que Von der Leyen vuelva a presentarse como candidata principal -aunque todavía no lo ha confirmado-, por lo que seguro que se verá las caras con Weber (dos alemanes). El grupo popular deberá elegir a su representante en la cumbre de Bucarest entre el 6 y el 7 de marzo.
A favor de la presidenta de la Comisión juega su experiencia en estos cinco años. Ha sido una legislatura completamente inusual en donde la estabilidad ha brillado por su ausencia. Pese a la inestabilidad económica y política internacional, la UE se ha mantenido unida (aunque no sin sufrir). En contra juegan los escándalos judiciales que todavía tiene pendientes relacionados con el posible tráfico de influencias durante la pandemia y la compra de vacunas a las farmacéuticas multinacionales. Unos procedimientos judiciales que podrían apartarla de la carrera para evitar manchar a su grupo.
El EPP se encuentra dividido ante su figura: muchos no han visto con buenos ojos la competencia sin sentido en materia de género y de políticas climáticas con una izquierda radicalizada a costa de crear conflicto interno y desagrado con los grupos a su derecha. Muchas de las leyes enviadas desde la Comisión han sido enmendadas y reducidas a la mínima expresión entre Consejo y Parlamento Europeo, como es el caso de la ley de protección de la naturaleza la cual, si se hubiera aplicado sin ningún filtro, hubiera supuesto la paralización total del sector primario europeo.
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