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30 de abril de 2024

St. Petersburg (Russian Federation), 22/07/2023.- Russian President Vladimir Putin (L) and Belarusian President Alexander Lukashenko (R) during their visit the Museum of Naval Glory in Kronstadt outside in St. Petersburg, Russia, 23 July 2023. Alexander Lukashenko is on working visit to Russia. (Bielorrusia, Rusia, San Petersburgo) EFE/EPA/ALEXANDER DEMYANCHUK / KREMLIN / POOL

El presidente ruso Vladimir Putin y su homólogo Alexander Lukashenko durante una visita oficial en San PetersburgoEFE

Injerencia internacional

La UE desea que las grandes tecnológicas beneficien a los medios opositores en Bielorrusia

Los periodistas afirman que grupos como Google y Meta son «herramientas» del régimen totalitario de Minsk

Pocas semanas después de que la Unión Europea aprobara la ley de libertad de medios (Freedom Media Act), por la cual que pretende evitar la injerencia política en medios de comunicación, esta ha solicitado a las grandes tecnológicas que participen en la manipulación mediática encumbrando a los medios de la oposición de Bielorrusia modificando sus algoritmos.
Los periodistas contrarios al régimen argumentan que los medios prorrégimen son favorecidos en los motores de búsqueda y proponen que Google y Meta, entre otros, les ayuden.
Mientras esto ocurre, Donald Tusk, el nuevo presidente polaco, ha hecho caso omiso de la ley europea de medios. El pasado 20 de diciembre cesó la emisión de la principal cadena de noticias pública del país. Por ley, el Consejo de administración de la entidad está regulado de manera independiente pero el nuevo dirigente polaco vadeó la legislación para cambiar manu militari su composición. El canal ha vuelto a emitir reconvertido ideológicamente.
En unas declaraciones al Financial Times, la vicepresidenta Vera Jourová ha señalado que «la lucha contra la desinformación y la promoción de la libertad de prensa son dos caras de la misma moneda, y queremos que las grandes tecnológicas hagan ambas cosas». Promocionar la libertad de prensa y luchar contra la desinformación modificando algoritmos o interviniendo medios de comunicación, como en el caso polaco, dista enormemente de lo que se pretende.
Jourová se justifica apuntando que eso significa «garantizar la visibilidad de información veraz en Internet, no la propaganda de Minsk o el Kremlin». La propaganda proeuropea o prooccidental también existe pero no la menciona. La guerra contra Rusia ha sido desde el principio una guerra por el relato en la que ninguna de las dos partes escatima recursos.
Este paso que propone la vicepresidente puede entenderse como una forma de enmendar la decisión de no incluir en las sanciones por la invasión de Ucrania a los medios de comunicación bielorrusos, como sí hicieron con los rusos en un acto de censura informativa sin precedentes en la Unión Europea argumentando lo mismo que ahora se esgrime: es propaganda.
Por otro lado, el régimen bielorruso de Lukashenko es un claro bastión para Vladimir Putin y un dique de contención del expansionismo europeo y de la OTAN. Es por esto por lo que el Kremlin no escatima en apoyos a Minsk. Bielorrusia se usó como una vía más para invadir Ucrania y poder acceder a Kiev de manera semejante a la Blietzkrieg alemana de la Segunda Guerra Mundial. Además, es un país en donde se encuentras varias cabezas nucleares tácticas rusas y sirvió de mediador durante la crisis con Yevgeny Prigozhin, el exlíder del grupo mercenario Wagner.

Las empresas no pueden ser forzadas

Otra de las leyes que se aprobaron en los últimos meses es la ley de servicios digital (Digital Service Act) que está sirviendo a Bruselas para obligar a las grandes tecnológicas a asumir una serie de procedimientos para proteger al usuario y censurar en tanto en cuanto la UE considere que ciertos contenidos puedan ser considerados como delito de odio, racistas, etc. La Comisión ya ha iniciado varios procesos contra X, entre otras, a este respecto.
Pese a que esta ley dota de herramientas de censura a Bruselas, tan solo se limitan al territorio europeo y Bielorrusia estaría fuera de su alcance. Jourová admite al Financial Times que «hay leyes e iniciativas en la UE para asegurarse de que las plataformas en línea están haciendo lo correcto», pero con las directivas digitales en la mano no existe forma de multar o de investigar a las empresas tecnológicas por no modificar los algoritmos para ayudar a los periodistas opuestos al régimen de Lukashenko. El deseo de luchar contra regímenes autoritarios no es suficiente para justificar ese procedimiento.
Lo que sí demuestra esta petición de la vicepresidenta es que las grandes tecnológicas tienen un gran poder en su mano al poder limitar el acceso al público de determinados líderes de opinión, políticos, medios de comunicación, empresas y un largo etcétera. Eso ocurre ya en Occidente y es uno de los frentes de batalla de Elon Musk al frente de X.
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