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02 de mayo de 2024

Martha Patricia Molina, activista nicaragüense

Martha Patricia Molina, activista nicaragüenseCortesía de Martha

Entrevista a la activista nicaragüense

Marta Patricia Molina: «La dictadura tenía planes para asesinar a monseñor Álvarez»

La autora del cuarto informe Nicaragua, Iglesia perseguida explica a El Debate las circunstancias del destierro del obispo de Matagalpa y alerta de la persistencia de la persecución religiosa en el país centroamericano

«El obispo Álvarez enfrentó un proceso injusto e ilegal en donde no se le respetó sus garantías procesales, legales y constitucionales por un régimen que lo criminalizó únicamente por decir la verdad a la Luz del Evangelio», explica a El Debate Marta Patricia Molina, abogada, notaria y autora del cuarto informe Nicaragua, Iglesia perseguida, de reciente publicación.
«Fue condenado a 26 años y cuatro meses de prisión arbitraria y pasó más de 500 días secuestrado», prosigue. «La noticia de su destierro me llenó de paz porque conocía que la dictadura tenía planes para asesinarlo. Ahora, aunque el destierro es un delito de lesa humanidad, en Roma se van a respetar sus derechos humanos y se va a respetar su vida. Obviamente, debería de estar ejerciendo su ministerio episcopal en Nicaragua, pero por las circunstancias en que vive mi país, es el momento para que realice sus ejercicios espirituales en otro Estado».
¿Se puede decir que no es la solución más deseable, pero sí la más pragmática?
–Lo deseable sería que Nicaragua fuera un Estado de derecho democrático que respetara la libertad religiosa y que también garantizara la vida del obispo Álvarez. Pero Nicaragua es un Estado criminal, donde sus principales dictadores, don Daniel [Ortega] y doña Rosario [Murillo] cometen delitos de lesa humanidad. Entonces era necesaria la salida del obispo Álvarez para salvaguardar su integridad física que estaba en peligro en las cárceles de Nicaragua, donde se cometen más de 40 mecanismos de tortura y tratos crueles inhumanos y degradantes.
Anteriormente, Mons. Álvarez se resistió en dos ocasiones al destierro. ¿Por qué ha cedido ahora?
–Se desconocen cuáles son los motivos de la salida del obispo, pero sí considero que las dos únicas maneras por las que pudo haber salido es por una orden del Papa Francisco o porque la dictadura, de manera arbitraria, lo haya subido al avión para enviarlo a un exilio forzado.
¿Ha tenido algo que ver en este exilio forzado la suerte de los otros ocho religiosos que le han acompañado a Roma?
–No sé, pero sí estoy segura de que los otros religiosos desterrados arbitrariamente a Roma, en algún momento hablaron frontalmente contra la dictadura denunciando también todas arbitrariedades que se estaban cometiendo; en este último momento la dictadura decidió cobrarles la factura, por lo que los secuestró de manera arbitraria, siendo también enviados al destierro.
¿Qué influencia han podido tener, respectivamente, la Santa Sede y Estados Unidos en este desenlace?
–Creo que la presión de la Santa Sede y de Estados Unidos en este caso ha sido fundamental. Por un lado, la Santa Sede ha estado solicitando a la dictadura de Ortega y Murillo una apertura al diálogo. La diplomacia vaticana siempre ha estado dispuesta a abrir nuevos canales de comunicación. Lo que pasa es que a los Ortega Murillo, como dictadura criminal, únicamente les interesa imponer sus arbitrariedades y que la comunidad internacional no les vea como lo que son, una dictadura, sino como una democracia, cuando ellos nunca respetan los derechos humanos de los nicaragüenses.
¿Estados Unidos?
–Ha estado constantemente solicitando el cese de las hostilidades, no solo en la Iglesia católica, sino a la población en general. Creo que Ortega no va a ser eterno y tiene que escuchar los llamados de estos dos Estados y del resto de la comunidad internacional.
¿Cómo queda la libertad religiosa en Nicaragua tras este episodio? Insultos y acosos no cesan.
–El acoso y la persecución religiosa no han cesado después del destierro de los religiosos hacia Roma: continúa. De hecho, hace algunas horas [anteayer] acaban de expulsar a un sacerdote más, sigue la vigilancia permanente, por parte de policías y paramilitares, a sacerdotes y obispos; también están 'visitando' –la Policía las llama 'visitas de cortesía'– laicos comprometidos que son los que abren capillas, templos y celebran la Palabra.
Están siendo acosados por la Policía: les toman fotos, vídeos para intimidarlos. Es algo que no cesa con este destierro: al contrario, creo que 2024 va a ser igual o peor que 2023, donde el estudio Nicaragua, Iglesia Perseguida registró más de 307 agresiones contra la Iglesia católica por parte de la dictadura sandinista.
¿Cuál es el objetivo último de esta persecución?
–La dictadura sandinista, desde los años 80 en que comenzó la persecución contra la Iglesia católica, establecieron un objetivo: erradicar por completo la religión católica del país. Como en la primera etapa de la dictadura (1979-90) no lo consiguieron, entonces creen que, en esta segunda etapa dictatorial (desde 2007), lo van a lograr. Por eso atacan por todos lados: han congelado las cuentas bancarias de los sacerdotes: de los obispos y de la Conferencia Episcopal; han impedido que los sacerdotes de la tercera edad reciban su seguro, han confiscado propiedades de la Iglesia, cerrado sus medios de comunicación, que lo único que hacían era evangelizar en el interior del país, han confiscado universidades católicas y han profanado templos. A eso aspira la dictadura porque saben que, a través del Evangelio, que es un anuncio y una denuncia de todas estas arbitrariedades, se va a seguir predicando.
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