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28 de abril de 2024

El presidente ruso, Vladimir Putin, durante una reunión

El presidente ruso, Vladimir Putin, durante una reuniónAFP

Elecciones en Rusia  Putin calienta la carrera electoral con la amenaza de una guerra contra la OTAN

El mandatario ruso ha advertido de que desplegará tropas en la frontera con Finlandia y ha vuelto a amenazar a Occidente con una ataque nuclear

Rusia afronta un fin de semana decisivo. Las elecciones presidenciales en el país más grande del mundo tendrán lugar desde el 15 de marzo hasta el domingo 17 y, sin que a nadie le coja desprevenido, el presidente ruso, Vladimir Putin, saldrá como el gran vencedor de unos comicios en lo que no tiene ninguna oposición real. En los últimos días, la retórica belicista del Kremlin ha ido en aumento, insuflando miedo a la población que irá a las urnas condicionada por un temor a una guerra contra la Alianza Atlántica.
Moscú, con su invasión de Ucrania en febrero de 2022, bajo la excusa de «desnazificar» el país vecino, consiguió todo lo contrario de lo que se proponía. La OTAN ha sumado, en estos dos años de conflicto, a dos nuevos miembros: Finlandia y Suecia. Ambos países han roto con su política histórica de neutralidad y han corrido a refugiarse bajo el paraguas que otorga el Artículo 5 de la organización militar, temerosos de que las ansias expansionistas de Putin vayan más allá de las fronteras ucranianas.
El ingreso de Suecia a la OTAN, que se ha materializado este mes, tras 22 largos meses de negociaciones por las reticencias de Hungría y Turquía, ha sido un duro varapalo para la imagen del mandatario ruso, que está viendo como la Alianza Atlántica se ha reforzado tras la invasión de Ucrania. Sus pronósticos fallaron estrepitosamente. El Kremlin pensó que, nuevamente, podría aplicar su táctica de divide y vencerás. Sin embargo, los aliados se mantuvieron fuertes contra la agresión del Kremlin al corazón del Viejo Continente y supieron dejar atrás sus diferencias para afrontar los nuevos retos que se le presentaba a la alianza militar.
El Kremlin no se rinde, y otra de sus grandes armas contra Occidente es la paciencia. Por ello, el pasado 26 de febrero, Putin firmó dos decretos que restablecen oficialmente los Distritos Militares de Moscú y Leningrado, codificando los principales esfuerzos de reestructuración y reforma militar rusos. Una noticia que pasó casi completamente desapercibida en los medios de comunicación. Los múltiples propagandistas de Moscú han advertido, en incontables ocasiones, sobre el riesgo de una inminente guerra mundial. Este decreto apuntala esta amenaza, aseguran los expertos del think tank Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW, por sus siglas en inglés), con sede en Washington.
Las normativas pretenden reorganizar la estructura militar-administrativa de Rusia. Uno de los decretos priva a la Flota del Norte de Rusia –que anteriormente era responsable de los terrenos del Distrito Federal del Noroeste– de su condición de «asociación territorial estratégica interespecífica», o cuartel general conjunto. Mientras que el segundo restablece formalmente el Distrito Militar de Moscú y Distrito Militar de Leningrado, con este último asumiendo la mayor parte del territorio anteriormente bajo el mando de la Flota del Norte de Rusia y el Distrito Militar de Moscú asumiendo la mayor parte del territorio anteriormente bajo el mando del Distrito Militar Occidental, explica el ISW.
Además, Putin, a través de este mecanismo, ha incorporado a las ciudades ucranianas ocupadas de Jersón, Zaporiyia, Donetsk y Lugansk, así como a la península de Crimea a lo que denominan Distrito Militar Sur. «La inclusión tanto de las partes ocupadas como de las no ocupadas del territorio ucraniano sugiere además que Rusia mantiene objetivos maximalistas en Ucrania y busca absorber completamente estos cinco territorios ucranianos en la Federación Rusa», observa el think tank estadounidense.
Por su parte, la reimplantación del Distrito Militar de Moscú y del Distrito Militar de Leningrado «apoya los objetivos paralelos de consolidar el control sobre las operaciones rusas en Ucrania a corto y medio plazo y de prepararse para una posible futura guerra convencional a gran escala contra la OTAN a largo plazo», señalan. En esta misma línea también se pronunció el analista militar ruso Yuri Fedorov, que afirmó en el sitio de investigación Agentstvo que la creación del Distrito Militar de Leningrado sugiere que Rusia se está preparando para posibles conflictos con los Estados bálticos y la OTAN.
Putin, en una entrevista a los medios rusos, a escasos días de las elecciones presidenciales, volvió a amenazar a Occidente con un ataque nuclear. El mandatario ruso aseguró que su país está más que preparado para embarcarse en una guerra nuclear si Estados Unidos envía tropas a Ucrania. Pero, matizó que, por el momento, «no se ha dado esa necesidad». En un escenario cada vez más hostil para Rusia, Putin ha contraatacado, asegurando, en esta misma entrevista, que desplegará tropas y armamento pesado en la frontera con Finlandia.
«No teníamos allí tropas y ahora las tendremos. Allí no había sistemas ofensivos y ahora aparecerán», amenazó el presidente, que también tachó de «paso sin sentido» la entrada de Suecia y Finlandia a la Alianza Atlántica. Las presidenciales en Rusia estarán marcadas por el miedo, inculcado desde el Kremlin, a una guerra a gran escala, el conflicto en Ucrania y el recrudecimiento de la represión, con la muerte, aún sin esclarecer del único rival de Putin, Alexéi Navalni, en la remota cárcel del Ártico, donde cumplía condena por destapar la corrupción del Kremlin. El miedo será el gran ganador de estas elecciones rusas.
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