24.ª Brigada Mecanizada de las Fuerzas Armadas de Ucrania el 8 de febrero de 2025
Tres años de invasión a Ucrania Banderas y kilómetros en disputa: estos son los territorios que pide Rusia para firmar la paz
La invasión rusa de Ucrania entra este lunes, 24 de febrero de 2025, en su tercer año. El tiempo pasa rápido fuera de las trincheras, pero el país invadido sufre en su tercer aniversario de guerra un gélido invierno que se traduce también en falta de soldados, de moral y de artillería para sostener el empuje de las tropas del Kremlin.
La irrupción del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en el conflicto con una llamada de 90 minutos a su homólogo ruso, Vladimir Putin, ha precipitados los acontecimientos. Puede ser que el conflicto tenga sus días contados y, antes de que las últimas bombas caigan y las armas callen, ambos Ejércitos tratan de avanzar a toda costa en el campo de batalla.
El mundo entero fue testigo cómo, en la madrugada de ese 24 de febrero de 2022, una columna de blindados rusos cruzaba la frontera que separa Bielorrusia –fiel vasallo de Moscú– con Ucrania. El objetivo de las tropas de Putin era claro, llegar a la capital, Kiev, derrocar a su presidente Volodimir Zelenski e imponer un Gobierno títere al servicio de los caprichos rusos. Sin embargo, el blitzkrieg concebido en la mente del exespía del KGB se convirtió en una guerra de trincheras donde cada centímetro de tierra que se gana conlleva la sangre no de cientos, sino de miles de soldados de ambos bandos.
Una lenta y sangrienta guerra que deja un reguero de cuerpos difícil de documentar y que, según qué bando hable, las cifras bailan, disminuyen y aumentan a conveniencia. Este mes de febrero, Zelenski dijó, en una entrevista a la cadena estadounidense NBC, que en estos años de guerra habían muerto más de 46.000 de sus soldados y que unos 380.000 habían resultado heridos. Por su parte, Rusia no ofrece datos de sus pérdidas desde el otoño de 2022, que calculó en unos 6.000 los efectivos que habían muerto. Ucrania eleva la cifra a más de 850.000 en estos tres años de guerra.
24.ª Brigada Mecanizada de las Fuerzas Armadas de Ucrania el 15 de febrero de 2025
El número de civiles que han perdido la vida asciende a 12.654, según datos de la Misión de Observación para los Derechos Humanos. La cifra de desaparecidos –unas 60.000 apunta el Comité Internacional de la Cruz Roja– es otro de los grandes problemas que ha desencadenado la invasión rusa. En el aspecto estratégico y militar, el frente parece haberse estancado, mientras que las ofensivas y contraofensivas se han ido sucediendo.
En los meses de invierno, la nieve y las temperaturas bajo cero complican el avance de los Ejércitos. A pesar de que, durante los primeros meses de la invasión, las tropas del Kremlin se hicieron con ciudades estratégicas como Mariúpol –tras tres meses de asedio– o Jersón – urbe que Ucrania volvió a recuperar nueve meses después–, ahora la guerra se decide en pequeñas localidades del Donbás.
Según los últimos datos, facilitados por el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW, por sus siglas en inglés), las fuerzas rusas han avanzado recientemente cerca de Borova, Toretsk y Velyka Novosilka, mientras que, según publican algunos milblogger rusos, la falta de respuesta del mando militar ruso está limitando los avances rusos cerca de Pokrovsk (en el óblast de Donesk).
Para las tropas del Kremlin, hacerse con esta pequeña urbe, de unos 60.000 habitantes antes de la invasión, es de vital importancia ya que supone un nudo de comunicación viario y ferroviario clave en el sureste de Ucrania. Asimismo, para Moscú, Pokrovsk supone «la puerta de entrada a Donetsk», en la región del Donbás. Zona ucraniana sobre la que Rusia ya ostentaba un amplio control desde 2014, cuando las fuerzas separatistas prorrusas del Donbás se rebelaron contra el Gobierno de Kiev.
Evolución del frente de batalla durante los últimos tres años de la invasión rusa de Ucrania
También en 2014, los conocidos como 'hombres de verde' –que en realidad eran soldados rusos sin identificar– se desplegaron en la península de Crimea y bloquearon a las tropas ucranianas. En marzo de ese año, Rusia se anexionó unilateralmente el territorio y, como consecuencia, Occidente impuso sanciones económicas al país euroasiático. Ocho años después, y en un discurso que recordó demasiado al de 2014, Putin se anexionó otras cuatro regiones del Donbás, que suman casi el 15 % del territorio ucraniano: Donetsk y Lugansk, en el este, y Jersón y Zaporiyia, en el sur. Sin embargo, lo último que se esperaba el Kremlin es que el invasor se convertiría también en invadido.
El 6 de agosto de 2024, el Ejército ucraniano sorprendió a las defensas rusas con su ofensiva en la región de Kursk, donde actualmente aún mantienen una amplia presencia. Tras más de siete meses, las tropas de la Z han sido incapaces de expulsar a los invasores, aun contando con la presencia de soldados norcoreanos entre sus filas. Con esta situación en el frente de batalla, y con unas conversaciones de paz tejiéndose entre bambalinas, Rusia ya ha impuesto de antemano sus condiciones para la rendición de Ucrania.
No negociará el intercambio de territorios, ansía el reconocimiento, no solo de Crimea, sino de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia (lo que supone en torno al 20 % del territorio ucraniano). Además, de satisfacer sus ansias imperialistas, Putin, que trata de vender la idea de que Zelenski es un mandatario ilegítimo al no haber convocado elecciones –en plena guerra y con la ley marcial vigente–, quiere que se le prometan unas elecciones para asegurarse un Gobierno obediente en Kiev que se pliegue a sus deseos.