Restos del helicóptero del accidente de Nueva York extraídos del río Hudson
Flota anticuada y numerosas deudas: la FAA apuntó al mantenimiento del helicóptero del accidente de Nueva York en septiembre
El dueño de New York Helicopter es conocido en el sector por ser lento en los pagos, acumulando impagos durante años
Continúan las labores de investigación en Nueva York para conocer las causas del accidente de helicóptero en el que ha fallecido una familia española. La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB), al frente de las pesquisas, ha desplegado un equipo de 17 profesionales para dar más detalles.
Además, los equipos de buzos continúan en el río Hudson extrayendo fragmentos de la aeronave —se cree que el rotor y el rotor de cola—, sumergidos aproximadamente a 12 metros de profundidad.
Mientras que, por desgracia, la especulación gana terreno, se ha conocido que New York Helicopter, la empresa contratada para el viaje en helicóptero, ha tenido graves problemas financieros desde hace años. Junto a demandas por impagos, la compañía ha estado en la quiebra e, incluso, uno de sus helicópteros fue embargado.
Impagos y problemas de mantenimiento
Según The New York Times, el dueño y director de la empresa, Michael Roth, tiene fama de «ser lento en los pagos y rápido en demandar». De hecho, uno de sus competidores que conoce a Roth desde hace 40 años, John Kjekstad, afirma que «ha tenido disputas con todo el mundo». Su empresa recibía el nombre de New York Helicopter Charter, y su flota era una de las más pequeñas y viejas de la zona.
Acumulando demandas y ya refundada como Helicopter Tours LLC, el negocio dependía en gran parte del modelo Bell 206, fabricado en 2004. Según el expiloto de los Marines de EE.UU., Jack Cress, quien colabora en labores de investigación en accidentes de helicópteros, había caído en desuso por la competencia. Su antigüedad, su menor capacidad y el fuerte estrés al que se somete estos vehículos son la causa del desfase. Igualmente, su exposición a las aguas del Hudson facilita la corrosión.
Por ello, Roth alquiló el modelo Bell 407 a PHI MRO Services, con sede en Lafayette (Luisiana), entablando litigios legales apenas cinco meses después para recuperar la aeronave debido a los impagos. El 13 de diciembre lo consiguió. Además, aún sigue pendiente una demanda de 1,5 millones de dólares por daños y perjuicios.
De esta forma, el Bell 206 L-4 era uno de los pocos salvavidas de su empresa. En septiembre, un informe presentado ante la FAA exponía un problema mecánico en los engranajes del rotor principal, provocado a unos fragmentos de metal en el aceite del conjunto de transmisión, posiblemente debido al desgaste.
Las deudas eran habituales y el mantenimiento no escapaba a ellas. De hecho, en otro suceso de 2013 que terminó en un aterrizaje de emergencia, demandó rápidamente a la empresa de mantenimiento para culparla.
Infografía: reconstrucción del accidente aéreo en el río Hudson
Estuvo en quiebra y fue refundada
La compañía de Roth también fue acusada de impagos por algunos helipuertos, siendo calificado como «usurero criminal» por uno de sus prestamistas —recogido en un expediente judicial—, proseguía The New York Times. Por su parte, él optó por atacar contra los operadores, acusándolos de estafa.
La empresa nació en 1998, facturando cerca de 5 millones de dólares anuales desde su aparición hasta la década de 2000. Sin incidencias registradas, todo se truncó por dos incidentes en apenas dos años. El primero es el ya citado de 2013, con cuatro turistas suecos escucharon un fuerte ruido cuando estaban en el aire. Los pasajeros salieron ilesos después de que el piloto mantuviera la aeronave en posición vertical.
En 2015, antes de poder aterrizar en una base de Nueva Jersey, el piloto perdió el control de la aeronave, lo que fue descrito como un aterrizaje forzoso en el que el piloto salió ileso. Tras esto, ya en 2017, la Administración Federal de Aviación (FAA) endureció la regulación, algo a lo que Roth achacaba el declive de su negocio.
Es por ello que comenzaron los problemas financieros. En octubre de 2019. New York Helicopter Charter se presentó ante la corte federal para arrancar un procedimiento en el que, pese a declararse en quiebra, podía continuar operando para que los deudores pudiesen «organizar sus asuntos financieros». La plantilla se redujo menos de la mitad —de 30 empleados a 13— y los ingresos en 2019 habían descendido hasta los 2 millones de dólares.
Pese a que mantenía sus deudas y los problemas continúan, en 2022 salió de la quiebra. En 2024, Roth pagó con dos multas por el valor de 70.000 y 45.000 dólares de la Junta de Compensación Laboral del Estado de Nueva York. Aunque mantiene otras dos pendientes de 21.500 y 225.000 dólares.