Soldados ucranianos en el frente
Las conversaciones de paz se estancan: Putin tiene un objetivo y no detendrá la guerra hasta conseguirlo
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, sigue jugando al gato y al ratón con su homólogo estadounidense, Donald Trump. El ruso, ex espía de la KGB y que ha sabido descifrar a la perfección la personalidad del republicano, ha logrado, por ahora, embaucar al presidente de Estados Unidos dándole una de cal y otra de arena. Mientras que, por un lado, Putin se niega a un alto el fuego completo de 30 días, este lunes declaró una tregua de 72 horas con motivo del 80º aniversario de la victoria de los aliados sobre la Alemania Nazi en la II Guerra Mundial.
Trump, sin embargo, aspiraba a haber puesto punto final a una guerra que ya dura más de tres años antes de cumplir los 100 días al frente de la Casa Blanca. Un plazo que venció este miércoles, 30 de abril. El presidente estadounidense no ha cumplido su objetivo y ha pasado de asegurar que acabaría con la guerra en «24 horas» a plantearse seriamente abandonar su papel de mediador en el conflicto. En una entrevista reciente con la cadena de televisión estadounidense ABC, Trump se mostró contenido al referirse a su relación con Putin, a diferencia de ocasiones anteriores cuando no había dudado en alabar la inteligencia del ruso.
En un momento tan delicado como el actual para las conversaciones de paz en Ucrania, el republicano evitó mojarse sobre si realmente confiaba en su homólogo. «No confío en mucha gente, pero creo que me respeta. Y lo creo porque gracias a mí no va a tomar el control de la totalidad (de Ucrania), aunque su decisión sería hacerlo», sostuvo Trump, durante su entrevista con ABC. Esta pregunta viene motivada por una publicación del propio presidente norteamericano que, tras un «histórico» encuentro con el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, en la basílica de San Pedro con motivo del funeral Papa Francisco el pasado sábado, Trump compartió sus sudas sobre las verdaderas intenciones del mandatario ruso.
«No hay razón para que Putin esté lanzando misiles contra zonas civiles, ciudades y pueblos, estos últimos días», reflexionó. «Me hace pensar que quizá no quiere acabar la guerra y solo me está dando largas. Y hay que tratarlo de otro modo. ¿Mediante sanciones bancarias o secundarias? ¡Demasiada gente está muriendo!», señaló Trump en su red social Truth Social. Las dudas del republicano son más que legítimas. A pesar de que Putin ha declarado, por segunda vez y de manera unilateral, una tregua de 72 horas en Ucrania, ha vuelto a rechazar la propuesta de Zelenski de un alto el fuego de 30 días.
Desde el inicio de las conversaciones de paz para Ucrania, Putin realmente no ha cedido ni un ápice en sus exigencias, aunque ha tratado de vender lo contrario. De hecho, según publicó Bloomberg, en su último encuentro en Moscú con el enviado de Trump para los conflictos, Steve Witkoff, el ruso le dejó claro que no iba a aceptar congelar la guerra en la línea actual del frente, a no ser que se reconociera la soberanía rusa no solo de la península de Crimea, sino también de las cuatro regiones ucranianas –Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia– anexionadas de manera ilegal durante la invasión.
Ante esta inmovilidad del Kremlin, el medio, citando a tres fuentes familiarizadas con las conversaciones, asegura que las negociaciones de paz han llegado a un punto muerto y es necesario un contacto directo entre Putin y Trump para seguir avanzando. El presidente estadounidense tiene previsto iniciar una gira por Oriente Medio del 13 al 16 de mayo, con parada en Qatar, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí. Este último país fue el sugerido por el propio republicano para albergar una futura cumbre entre los presidentes de ambos países, aunque no se han vuelto a hablar más de ello.
Encima de la mesa hay dos propuestas para la paz. Una de Estados Unidos, más inclinada a la narrativa del Kremlin, y otra contraoferta de Ucrania y Europa. La hoja de ruta de Trump incluye el reconocimiento de facto de la península de Crimea –anexionada ilegalmente en 2014– como parte de Rusia, así como el reconocimiento de iure de las otras cuatro regiones anexionadas por Moscú durante la invasión. Pero para Putin esto no es suficiente, mucho menos la alternativa de Kiev y los países europeos, que exigen primero un alto el fuego para empezar a hablar del reparto del territorio.
El presidente ruso quiere asegurarse el control del 20 % del país vecino, además de que se niega a traspasar el control de la central nuclear de Zaporiyia –la más grande de Europa– a Kiev. Tampoco va a permitir que Ucrania pueda seguir reforzando su Ejército y desea desesperadamente que le entreguen la cabeza de Zelenski para colocar a un Gobierno títere al frente de la exrepública soviética. Por ahora, Putin ya ha conseguido que Washington cierre las puertas de la Alianza Atlántica a Ucrania y, sin ofrecer nada a cambio, poco a poco el Kremlin va cumpliendo sus objetivos, o como desde Moscú suelen decir, «las raíces del problema» se van resolviendo. Primero la OTAN, luego Crimea y habrá que esperar para ver que será lo próximo.
Trump ya advirtió de que esta semana será clave para decidir si continúa en los esfuerzos de paz o, por el contrario, pasa a «otra cosa». Zelenski, consciente que desde Moscú van a seguir con su estrategia de marear la perdiz, aseguró este miércoles que, junto a Estados Unidos, se están planteando nuevas sanciones contra el país que lanzó la invasión en febrero de 2022. «Estamos identificando con precisión los puntos de presión de Rusia que empujarán más eficazmente a Moscú hacia la diplomacia. Deben dar pasos claros para poner fin a la guerra, e insistimos en que un alto el fuego incondicional y total debe convertirse en el primer paso. Rusia tiene que dar ese paso», reclamó el mandatario ucraniano.