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Netanyahu podría verse obligado a convocar elecciones anticipadas

Netanyahu podría verse obligado a convocar elecciones anticipadasAFP

Netanyahu, con la guerra en casa: las claves de la posible caída del Gobierno y qué pasaría después

Si los socios de su coalición apoyan la disolución, como han avanzado en declaraciones esta semana, Israel se encaminaría hacia unas elecciones anticipadas

Hace algo menos de tres meses, el Gobierno del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, se encontraba al borde del colapso. La decisión de pactar un alto el fuego con Hamás dividió a los partidos de la coalición gobernante y, sin su total apoyo, no existía mayoría suficiente para aprobar los presupuestos, lo que en el país hebreo equivale a la caída del Gobierno. Con el agua al cuello, Netanyahu decidió, de manera unilateral, retomar la guerra con Hamás bombardeando de manera masiva la franja de Gaza. La guerra volvió, el primer ministro recuperó el apoyo, sacó los presupuestos y salvó la pelota de partido.

Sin embargo, como decía Henry Kissinger, exsecretario de Estado de Estados Unidos, en Israel no existe la política exterior, tan solo importa la nacional, y ahora Netanyahu, mientras continúa la guerra fuera de sus fronteras, vuelve a enfrentarse a duros problemas internos.

Hace una semana, el partido opositor Yesh Atid, liderado por el exprimer ministro Yair Lapid, propuso para este miércoles día 11 una votación parlamentaria con el objetivo de derrocar al Gobierno y disolver la Knéset —el Parlamento israelí—. Para prosperar, esta votación necesita el apoyo de 61 de los 120 miembros de la Knesset. Contando con que la coalición gobernante de Netanyahu posee 68 asientos, las matemáticas favorecen al primer ministro. O al menos eso creía.

Dos de los cuatro miembros de la coalición, los partido ultraortodoxos Shas y Judaísmo Unido de la Torá, con 18 escaños en total, ha anunciado que votarán a favor de la disolución parlamentaria, lo que evidentemente supondría la caída del Gobierno y propiciaría unas elecciones anticipadas.

¿Por qué hay una rebelión en las filas de Netanyahu?

Si hace tres meses a Netanyahu se le pedía, desde sus filas gobernantes, la vuelta de la guerra, ahora lo que demandan los dos partidos políticos que pueden propiciar una caída es una exención militar. Los ultraortodoxos quieren que el Gobierno apruebe un plan que permita mantener gran parte de las exenciones militares a los miembros de su comunidad que, desde la fundación del Estado de Israel, permitían a los judíos que estudiaban a tiempo completo en una escuela religiosa no hacer el servicio militar obligatorio.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se dirige a la Knéset, en Jerusalén

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se dirige a la Knéset, en JerusalénAFP

Para la comunidad ultraortodoxa, conocidos como haredíes, estudiar la Torá es tan importante para la defensa de Israel como servir en el campo de batalla, y es por eso que durante décadas han disfrutado de una exencion especial del servicio militar. Ahora exigen que la Knéset apruebe urgentemente una ley que formalice su exención del servicio militar de forma permanente y con protección legal, antes de que el Tribunal Supremo prohíba una práctica que muchos consideran discriminatoria contra los ciudadanos laicos.

La iniciativa, sin embargo, está bloqueada en el Parlamento desde hace meses, ya que Yuli Edelstein, el parlamentario encargado de tramitarla, se niega a contemplar una propuesta que no aumente significativamente el número de personas que puede reclutar el Ejército.

De todas formas, según avanza el medio local Haaretz, varias fuentes del partido Likud, el de Netanyahu, han asegurado al diario que esperan que se alcance un acuerdo a tiempo para evitar la disolución parlamentaria. Pese a todo, situándonos en el peor de los escenarios posibles para Netanyahu, uno en el que no alcanzan un acuerdo y la votación le sale en contra, la votación de este miércoles no sería la única necesaria para disolver la Knéset. Se necesitan tres votaciones más, lo que les otorgaría más tiempo para lograr acuerdos de última hora.

Si finalmente la oposición triunfa y el Gobierno cae, la ley indica que se debe celebrar nuevas elecciones en un período no posterior a los cinco meses. Por lo tanto, si la Knéset se disuelve, las elecciones anticipadas deberán celebrarse, a más tardar, en noviembre.

El Gobierno de Neyanyahu lleva meses enfrascado en una situación militar muy compleja. Guerra con Hamás en Gaza, con Hezbolá en el Líbano, con los hutíes de Yemen, en Siria o la amenaza permanente de Irán, sobreviviendo a todos estos frentes abiertos. Pero, como se suele decir, los imperios se destruyen desde dentro.

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