¡Estamos en guerra! Las derivadas del conflicto directo entre Israel e Irán
El primer problema de Irán es la distancia, y el segundo, las defensas de Israel
Manifestaciones en Yemen a favor de Irán
Dadas las notables capacidades de las Fuerzas de Defensa de Israel, la operación realizada en este momento podría haber causado un daño tremendo al programa nuclear iraní. La decisión de Israel de atacar el programa nuclear de Irán este 12 de junio podría pasar a la historia como el inicio de una importante guerra regional y un punto de inflexión. Esta operación militar sería el primer momento en décadas en el que el mundo dejó de enfrentarse al riesgo de Irán desarrollase una bomba nuclear.
Durante años, los analistas de Inteligencia se han preguntado cuál sería el resultado más probable y han llegado a predicciones muy diferentes. Ahora, todo el mundo sabrá qué pronóstico era el correcto. Aún es demasiado pronto para saber cuál será el resultado final. Podrían pasar semanas antes de que los expertos comprendan el alcance total de los daños causados por Israel a Irán en su programa nuclear.
Los analistas saben qué aspectos deben tener en cuenta a la hora de evaluar los resultados. En otras palabras, los expertos pueden determinar qué factores determinarán si los ataques han logrado impedir que Irán se dote de capacidad nuclear. Algunos de esos factores son cuantificables. Para detener o ralentizar seriamente la capacidad de Irán para fabricar un arma, por ejemplo, los ataques de Israel tenían que privar a Irán del material necesario para fabricar armas nucleares. Tenían que destruir el equipo necesario para fabricar armas. Y tenían que despojar al menos parcialmente a Irán del conocimiento necesario para convertir todo su material en bombas.
Pero el factor final es menos palpable. Para tener pleno éxito, el ataque de Israel también debe haber convencido a Irán de que reconsidere la viabilidad de su proyecto de armas nucleares. Según la Agencia Internacional de Energía Atómica, la instalación de enriquecimiento de uranio más peligrosa de Irán, situada en Fordow, ha sido atacada, pero no hay confirmación de que sus defensas hayan sido vulneradas ni de que sus dos mil centrifugadoras hayan sido destruidas. Tampoco hay indicios de que Israel haya inutilizado las reservas de uranio enriquecido de Irán. Si ese arsenal sigue disponible y las centrifugadoras iraníes siguen en pie, Teherán podría reconstituir su programa de armas nucleares en cuestión de semanas.
Pero la parte difícil viene de la respuesta Iraní y su previsión.
Incendios en Tel Aviv tras un ataque de Irán
Ahora mismo estamos en une guerra directa entre dos naciones. Hasta el momento era un conflicto oblicuo donde Irán guerreaba a través de sus franquicias en Gaza, Líbano, los territorios entre Siria e Irak y su aparato propagandístico a través de la movilizaciones izquierdistas, en occidente, a favor de la causa palestina.
Ahora, insisto, estamos ante una guerra directa y abierta Es muy pronto para saber cuánto durará esta última batalla entre Israel e Irán, o cuánto daño causarán los israelíes. Aun así, Irán se enfrenta ahora a importantes limitaciones en su capacidad para contraatacar, poner fin o incluso tomar represalias contra la campaña israelí.
El primer problema de Irán es la distancia, y el segundo, las defensas de Israel. Debido a ambos, Teherán tiene poca capacidad para utilizar su fuerza aérea contra Israel. Además, con unos 1100 km de Irak, Siria y Jordania separándolos, Irán no puede lanzar un ataque terrestre contra Israel, lo que sería suicida frente al Ejército israelí, mucho más competente, en cualquier caso. Por consiguiente, si se produce una represalia militar directa de Irán, es casi seguro que correrá a cargo de sus fuerzas de misiles y drones, que han demostrado tener una capacidad limitada frente a las defensas israelíes.
Los líderes iraníes podrían haber aprendido de sus fracasos de represalia contra Israel en abril y octubre del año pasado. Saben que otra respuesta similar les haría parecer más débiles. Pero Irán, por otra parte, está obligado a responder contra Israel por una cuestión de honor y de religión debe imponer su ojo por ojo.
Israel sigue contando con formidables defensas antimisiles, su población está bien protegida y las municiones iraníes tienen poca carga útil y son relativamente escasas. Incluso si más misiles y drones iraníes logran penetrar las defensas israelíes esta vez, probablemente no causarían muchos daños ni matarían a mucha gente, especialmente en comparación con lo que los ataques israelíes podrían causar en Irán.
Aunque Irán suele figurar entre los principales Estados patrocinadores del terrorismo, un ataque terrorista contra Israel, especialmente a corto plazo, sería igualmente difícil. Las defensas antiterroristas de Israel son formidables y los ataques terroristas, especialmente los de gran alcance, no se pueden organizar de la noche a la mañana. Requieren meses de planificación, reconocimiento, preparación e infiltración. A menos que Irán tenga una operación terrorista planeada desde hace tiempo y que haya estado reservando, esto también sería difícil de llevar a cabo como respuesta a la campaña israelí.
Otra posibilidad, es la de un ataque iraní, temido desde hace tiempo, contra las exportaciones de petróleo en el Golfo, o incluso un intento de cerrar el estrecho de Ormuz. Esto también parece poco probable. En primer lugar, esta medida tendría un efecto tan enorme en los precios del petróleo y en la economía mundial. El cierre del estrecho de Ormuz supondría una amenaza tan grave para las exportaciones de petróleo que Estados Unidos y otras potencias occidentales, incluso China, recurrirían con toda seguridad a la fuerza para reabrir las rutas de exportación.
Vamos sin duda a una guerra regional con graves implicaciones mundiales.