La compleja ecuación que enfrenta Irán para responder a los ataques de Israel
El reciente ataque trunca las negociaciones nucleares entre Washington y Teherán y abre varios posibles escenarios de represalia por parte de Irán

El líder supremo de Irán, Ali Jameneí
El actual duelo en el Próximo Oriente entre persas e israelíes tiene un antecedente reciente en abril del año pasado cuando Israel e Irán intercambiaron ataques con drones y misiles y al igual que entonces la naturaleza de la respuesta iraní, que aún está por verse, determinará la trayectoria de esta crisis agravada por el descabezamiento de Hezbolá en Líbano y el exterminio de Hamás en Gaza.
El reciente ataque israelí trunca las negociaciones nucleares entre Washington y Teherán y abre varios posibles escenarios de represalia por parte de Irán. Sin embargo, Teherán se enfrenta a una compleja ecuación al considerar su próxima medida.
Una represalia contundente podría empujar a la región al borde de una guerra total, algo que Irán, a pesar de su retórica, podría no desear. Sin embargo, la ausencia de respuesta sería percibida como una señal de debilidad y erosionaría su credibilidad tanto a nivel interno como entre sus aliados regionales.
La relación entre Irán y sus amigos es complicada y dinámica, con Teherán proporcionando apoyo y dirección, mientras que los grupos actúan de forma autónoma hasta cierto punto, persiguiendo sus propias agendas en el marco de la estrategia regional iraní.
El apoyo iraní a sus aliados incluye respaldo militar, financiero y entrenamiento. Aunque los detalles de inteligencia son deficitarios se entiende que la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria Islámica facilita este tipo de apoyo como parte de su rol internacional. Las implicaciones regionales de estas alianzas son significativas, contribuyendo a la inestabilidad y a una compleja dinámica con otras potencias, mientras Irán busca equilibrar sus ambiciones con la necesidad de evitar una escalada mayor.
Algunos de los posibles escenarios para las represalias iraníes en los próximos días pueden ir desde el ataque directo, la guerra híbrida o la instrumentalización de sus aliados.
Podrían ser ofensivas cibernéticas: Irán tiene una capacidad considerable como demostró en el pasado y podría atacar de forma coordinada la infraestructura israelí, como redes eléctricas, sistemas de transporte o de agua e instituciones financieras. Sería una forma de infligir daño sin recurrir a una confrontación militar directa. Aunque Irán generalmente actúa a través de sus «proxies», en ocasiones ha respondido directamente a Israel.
El general de brigada Gabi Portnoy, jefe de la Dirección Cibernética Nacional hebrea, señala que la principal amenaza contra la infraestructura digital de Israel son los hackers iraníes del grupo MuddyWater, vinculado al Ministerio de Inteligencia y Seguridad de Irán. Portnoy destacó sus agresiones a objetivos en países como Turquía, Arabia Saudita, Egipto, Marruecos, Bahréin, Omán y Kuwait, entre otros.
También hay que evaluar potenciales ataques a través de cofrades regionales: es posible que Irán active a sus aliados y grupos interpuestos en la región, como Hezbolá en Líbano, las milicias chiíes en Irak, o los hutíes en Yemen. Estos grupos podrían intensificar sus acometidas contra activos de Israel o EE.UU. en cualquier lugar, hay antecedentes de ello, buscando así un golpe asimétrico difícil de rastrear hasta Teherán.
Irán también tiene la alternativa de un ataque directo, más limitado y simbólico usando unos pocos misiles balísticos contra un objetivo militar específico en Israel para demostrar su capacidad sin provocar una guerra abierta.
También la república islámica puede proyectar fuerza incrementando su actividad en el golfo Pérsico y el estrecho de Ormuz, hostigando el tráfico marítimo con el fin de disuadir reacciones hostiles.
Irán ha establecido una red de aliados y grupos armados en Oriente Medio, en el denominado «eje de la resistencia», que proyecta su influencia. Estos socios desempeñan un papel crucial.
Los hutíes de Ansar Allah en Yemen reciben apoyo financiero y armamento de Irán. Desde el inicio del conflicto en Gaza en octubre de 2023, los hutíes han lanzado drones y misiles contra Israel y han atacado barcos mercantes en el mar Rojo y el golfo de Adén, alegando vínculos con Israel, Estados Unidos y el Reino Unido. Washington respondió con bombardeos masivos.
Una de las principales alianzas de Irán ha desaparecido. Hablamos de Siria. Teherán fue un amigo clave de los Assad desde la Revolución Islámica de 1979. Apoyó a diversas milicias que operaban en Siria, como las Brigadas Fatemiyoun, Zainabiyoun, Quwat al-Ridha y Baqir. Ello dependía, como no podía ser de otra manera, de la Fuerza Quds, las brigadas internacionales de la Guardia Revolucionaria Iraní.
El objetivo principal de la presencia iraní y de sus milicias en Siria fue apoyar a Al-Assad, pero estas fuerzas también representan una amenaza directa para Israel llevando a cabo ataques ocasionales y generando la respuesta israelí.
En el vecino Irak los persas apoyan a varias mesnadas chiíes dentro de las Unidades de Movilización Popular (Hashd al-Shaabi), como Kataeb Hizbulá, la Organización Badr, Asa'ib Ahl al-Haq, Harakat Hizbulá al-Nujaba y Kata'ib Sayyid al-Shuhada. Algunas agrupadas bajo el nombre de «Resistencia Islámica en Irak», han reivindicado ataques contra bases estadounidenses en Siria y amenazan con agredir a Israel desde territorio iraquí. Este eje ha demostrado una notable resiliencia y capacidad de adaptación frente a presiones externas y pérdida de líderes, lo que subraya su persistencia en la estrategia regional de Irán.
Sin embargo, es en Líbano donde Irán tiene su gran pilar. Hezbolá es su aliado más poderoso, recibiendo apoyo financiero, armas y capacidades tecnológicas significativas en su lucha contra la ocupación israelí de Líbano. Desde el conflicto en Gaza intensificó sus ataques con proyectiles contra el norte de Israel y éste ha matado a sus comandantes.
La existencia y coordinación de estos grupos crea un entorno de presión multidireccional para Israel
Los ataques de Hezbolá desde Líbano y los hutíes desde Yemen hacia territorio israelí, redundaban en apoyo a Hamás como parte de una estrategia de desgaste y disuasión. La existencia y coordinación de estos grupos crea un entorno de presión multidireccional para Israel, lo que genera una escalada de tensiones y represalias cruzadas en la región.
El papel de la diplomacia y la contención
Un error de cálculo o una acción desproporcionada puede llevar a una confrontación más amplia entre un Estado nuclear y otro que intenta serlo. Los próximos días serán críticos para determinar si la diplomacia prevalecerá o si la región se adentrará en el abismo de la guerra.
Mientras, al frente de esas naciones se encuentran el septuagenario Netanyahu, implicado judicialmente, y el octogenario Jamenei, ambos sin herederos claros y con procesos de relevo complicados.