
José Daniel Ferrer y Félix Navarro
Testimonios
«Le suministran sustancias para envenenarlo»: las torturas de Cuba a los presos políticos encarcelados
Las mujeres de José Daniel Ferrer y Félix Navarro, los principales presos políticos de Cuba, explican a El Debate sus respectivas condiciones de detención
El 29 de abril una ola represiva —la enésima en la Cuba de estos últimos años— devolvió a prisión a José Daniel Ferrer García, líder de la Unión Patriótica Cubana (Unpacu) y uno de los disidentes más carismáticos. Ese día terminó una libertad condicional de tres meses, otorgada a consecuencia del acuerdo in extremis alcanzado en enero entre la dictadura comunista y un Joe Biden que apuraba sus últimos días en la Casa Blanca. Mas Ferrer cometió el «delito» de no callarse durante este periodo. Lo está pagando a un precio elevado: la privación de libertad, a la que se añaden la tortura física y psicológica que el castrismo reserva a sus opositores más firmes. Las consecuencias sobre su salud empiezan a ser dramáticas.
Como explica su mujer, Nelva Ortega Tamayo, a El Debate, Ferrer presenta «diarreas desde hace más de un mes, o más bien desde el mes de enero cuando fue excarcelado por unos tres meses, granos en la cabeza, gastritis crónica, úlcera en el duodeno, hipertensión arterial y perdida de la visión». «Estas enfermedades en un ambiente normal pueden ser controladas o curadas», añade quien también es médica generalista, pero «en medio de condiciones tan extremas de adversidad, crueldad y maldad algunas de ellas pueden resultar mortales, además del del inminente riesgo y peligro al estar secuestrado por tan brutales y criminales tiranos, quienes son capaces de todo lo peor». Baste decir que también le han suministrado sustancias en sus alimentos para envenenarlo, lo han golpeado salvajemente, tareas paras cuales los carceleros han designado a personas con problemas mentales.
La (nueva) bajada a los infiernos de Ferrer comenzó, pues, el 29 de abril cuando fuerzas represivas de la dictadura asaltaron y saquearon la sede de Unpacu en Santiago de Cuba, se llevaron a Ferrer a golpes, robaron casi todo (libros, teléfonos, ollas, anafres, nevera, todos los alimentos incluyendo la merienda del pequeño Daniel Jose, planta eléctrica....), incluida le merienda de su hijo Daniel José Ferrer Ortega, de 6 años de edad. Este último fue detenido junto a su madre.
Nelva y el niño fueron liberados horas después. El resto de los activistas, al cabo de unos días. Ferrer, por su parte, volvió a dar con sus huesos en la prisión de Mar Verde. Allí, precisa Ortega, «fue nuevamente golpeado para ponerle el uniforme de preso común a la fuerza, introducido en el destacamento número 15, preparado a finales del año pasado para confinarlo junto a reclusos comunes —en su mayoría al servicio de los sicarios de la policía política y del Ministerio del Interior—, lugar donde permanecen seis hombres hacinados en un reducido espacio en medio de un calor insoportable, con escasez de agua y la que suministran para tomar contaminada, desde hace varios días en medio de un brote de varicela y otro de chinches, así como todo tipo de abusos».Ortega y su retoño tuvieron que esperar hasta el 10 de mayo vieran a Ferrer. Tan solo durante tres minutos. Además, le niegan el derecho a llamadas telefónicas, a las visitas familiares y conyugales, y la ración alimenticia se la limitan al máximo, «solo aceptan pasar algunos alimentos, el resto lo viran para atrás».

José Daniel Ferrer, preso político cubano
La vertiente psicológica de la tortura continuó el 7 de junio al no serle permitido felicitar a su hijo con motivo de su cumpleaños. Dos días después, luego de aproximadamente dos horas en el salón de espera, Ortega fue llevada ante el jefe de la prisión. Este, de forma impertinente, le pregunto qué hacían ahí porque, alegó, la visita ya no era el día previsto, sino que se aplazaba al 11. Ortega y si hijo tuvieron que regresar con la cesta de comida y sobre todo con los deseos de ver a Jose Daniel y con la preocupación de cómo seguirá y que estará pasando con él. El 10 de junio volvieron a negarle la visita conyugal. «Su salud continúa deteriorándose en aquel inferno: las diarreas son constantes, dolores estomacales, lesiones en la piel, hongos en el cuello, hambre permanente, sobrevive con la escasa y deficiente alimentación a su alcance, es decir, pan, galletas, cereales y un poquito de leche» concluye Ortega.
También el 29 de abril, pero a cientos de kilómetros de Santiago de Cuba, en Perico, provincia de Matanzas, fue detenido otro carismático opositor, Félix Navarro Rodríguez, referente del Partido por la Democracia Pedro Luis Boitel. Al igual que Ferrer, Navarro gozaba desde enero de la libertad condicional. Como su compañero de lucha, tampoco se calló durante esos tres meses. Sin embargo, su situación tiene un agravante de índole personal: su única hija, Sayli, de 39 años, permanece entre barrotes desde 2021, cuando fue detenida durante las revueltas. Un doble encarcelamiento que ha convertido la vida de Sonia Álvarez, su mujer y madre de Sayli, en un infierno.
Como recuerda Álvarez a El Debate, «la detención [de Félix] fue toda la madrugada del 29. Había un operativo frente a la casa. Nos estábamos preparando para la visita a Sayli que tocaba ese día. A las 6 de la mañana vino la patrulla y se lo llevaron detenido. Cuando le subieron al coche policial le pasaron las esposas y de allí le llevaron directamente al tribunal de Perico, donde le revocaron la libertad condicional. Hasta la fecha».
«Lo último que supimos de Félix fue el martes 10: me llamó por la tarde para decirme que ya lo habían trasladado de la enfermería de la prisión para el cubículo [celda]. El lunes había estado en el hospital, pero yo no pude saber qué le hicieron allí porque la llamada se cayó. En la prisión las llamadas se realizan a través de esos teléfonos que son de minutos; y si no hay corriente [alusión a los constantes apagones que asolan a Cuba], los teléfonos funcionan muy poco. Mientras hablábamos, la llamada se cayó dos o tres veces. No pude saber, por lo tanto, qué le pasó en el hospital. Me dijo que se sentía mejor y que ya habían terminado de administrarle el antibiótico el lunes.».
Razones de peso para que tema por la vida de su marido «porque es una persona de 72 años, enfermo de diabetes. Además, en la prisión le metieron con personas sospechosas de padecer tuberculosis. Quiere decir que no se sabe lo que Félix cogió en la enfermería. Por eso tememos por su vida. Al hospital le llevaron solo para hacerle una placa». Pero sin someterle a revisión. Álvarez pide «a la comunidad internacional que se pronuncie por la libertad de Félix, de José Daniel y de todos los presos políticos dentro de Cuba». Qué menos.