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Alfredo Behrens
AnálisisAlfredo Behrens

Qatar: la arquitectura intelectual detrás de su revolución diplomática

Es fácil atribuir el poder diplomático de Qatar a su fuerza en gas natural. Pero la de Arabia Saudí en hidrocarburos es 5 veces mayor; y si la cadena mediática Al Jazeera es qatarí, Arabia Saudí todavía tropieza con la memoria de periodistas perseguidos. Hay que ir más hondo para entender el soft power qatarí

El emir de Qatar Sheikh Tamim bin Hamad Al Thani

El emir de Qatar Sheikh Tamim bin Hamad Al ThaniGTRES

El emir Sheikh Tamim bin Hamad Al Thani despertó sitiado el 5 de junio de 2017. Qatar, con tres millones de habitantes, estaba completamente bloqueado por una alianza liderada por Arabia Saudí. El ingreso anual combinado de esa alianza era diez veces mayor que el de Qatar. Pocos imaginaban que la crisis existencial qatarí catalizaría la transformación geopolítica más sofisticada del Golfo Pérsico.

La alianza saudí exigía que Qatar alineara su política exterior con Riad: cerrando el complejo mediático Al Jazeera y cortando vínculos con la Hermandad Musulmana. Estas demandas revelaban el verdadero conflicto: Qatar había desarrollado una visión independiente que desafiaba el control regional tradicional.

Educado en Inglaterra, y egresado de la escuela militar Sandhurst, la respuesta del emir Tamim, entonces con 37 años, fue revolucionaria. En lugar de capitular, transformó el aislamiento en una oportunidad para liberarse completamente de la órbita saudí. Para esto Qatar potenció la arquitectura apoyada sobre tres pilares, cuya influencia trascendía el propio Golfo Pérsico.

La Fundación Qatar: Más que Filantropía

El primer pilar, y elemento central de la estrategia qatarí, radica en la Fundación Qatar. En 1995 la constituyó Sheikha Moza, madre del emir e influyente figura por derecho propio. La Fundación creó Education City en Doha, albergando campus de universidades estadounidenses, británicas y francesas de primer nivel. Education City funciona como una catapulta de soft power, asegurando que algunas de las mentes más brillantes del mundo pasen años formativos en Doha, creando redes de influencia que se extienden mucho más allá de cualquier iniciativa política específica.

Al Jazeera: El Portavoz Global

La cadena mediática Al Jazeera, es otro pilar, y se convirtió en el instrumento más visible de esta estrategia de soft power. Durante la Primavera Árabe, la cadena televisiva proporcionó cobertura que incomodó profundamente a los regímenes autoritarios vecinos, quienes veían en su narrativa independiente una amenaza directa a su control informativo.

El bloqueo reveló que Al Jazeera no era simplemente una irritación regional, sino el símbolo más visible de la independencia intelectual de Qatar. Al negarse a cerrar la cadena, Tamim estableció un principio fundamental: Qatar no sacrificaría su capacidad de influir en las narrativas globales a cambio de un asfixiante acomodo regional.

La Red Intelectual Distribuida

El tercer pilar emerge en la estrategia de influencia distribuida de Qatar. Investigaciones revelan el financiamiento qatarí a algunas de las más famosas universidades, think tanks y organizaciones mediáticas en Estados Unidos y Europa. Las dádivas engendran reciprocidad, son instrumentos de la cuna civilizatoria, y también sirven a Qatar. Así es como Qatar puede entrar en negociaciones complejas con una comprensión de las dinámicas que a menudo supera el de países mucho más grandes con estructuras de asesoramiento tradicionales. Esos son los tres pilares, pero hay que conducirlos.

El Cerebro Detrás del Trono

Organizacionalmente Qatar es un emirato y su conducción se asemeja al de una empresa familiar. Sin embargo, Qatar ha incorporado elementos meritocráticos como el representado por su Primer Ministro, y de Relaciones Exteriores desde 2016. Así es como Qatar ha institucionalizado la experiencia y el conocimiento. En lugar de depender de un pequeño círculo de asesores palatinos, el país ha cultivado relaciones con instituciones académicas, centros de investigación política y firmas consultoras que, desde Qatar, operan con coherencia estratégica notable.

El Triunfo de la Inteligencia Distribuida

El poder de Qatar hoy demuestra que, en el siglo XXI, la verdadera independencia geopolítica requiere más que riqueza en hidrocarburos. Actualmente Qatar genera, procesa y proyecta información a escala global. Mientras sus vecinos más grandes y hasta más ricos, permanecen atrapados en paradigmas tradicionales, Qatar construyó una red de influencia intelectual que la hizo indispensable para potencias que van desde Washington hasta Pekín.

El éxito del emir Tamim radica en haber entendido que el poder moderno fluye a través de redes de conocimiento, no solo de alianzas militares o comerciales. En una era donde la información es poder, Qatar escribió el manual sobre cómo las naciones pequeñas pueden ejercer influencia desproporcionada construyendo la infraestructura intelectual adecuada, aun manteniendo internamente su estructura tradicional de relaciones interpersonales.

*Alfredo Behrens es doctor por la Universidad de Cambridge, especialista en Liderazgo y cultura en la FIA Business School de São Paulo y moderador de reuniones para el Harvard Business Publications.

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