La Flotilla entra en aguas de «alto riesgo» pese a que el Gobierno recomendó que evite la zona de exclusión

La Global Sumud Flotilla (GSF), integrada por más de cuarenta barcos que transportan ayuda humanitaria con destino a la Franja de Gaza, informó en la madrugada del martes que ha penetrado en la denominada «zona de alto riesgo». Esta franja marítima, situada a partir de las 150 millas náuticas de la costa palestina —unos 270 kilómetros—, ha sido escenario en el pasado de intercepciones israelíes pese a tratarse de aguas internacionales.

A las 00:03 GMT, la flotilla alertó a través de su canal oficial en Telegram: «Estamos en alerta máxima. Hemos entrado en el área donde misiones anteriores fueron atacadas o detenidas. Manténganse atentos». Apenas dos horas más tarde, la organización notificó que embarcaciones no identificadas, algunas con sus luces apagadas, se habían aproximado peligrosamente a varios de sus navíos. Tras activar los protocolos de seguridad previstos ante una eventual intercepción, los buques lograron alejarse, si bien denunciaron también un aumento de vuelos de drones sobre sus posiciones.

Actualmente, la expedición asegura encontrarse a unas 120 millas náuticas de Gaza (aproximadamente 220 kilómetros). Según la radiotelevisión pública israelí Kan, el Ejército prepara un dispositivo para desviar a todos los barcos hacia el puerto de Asdod, en el centro del país, donde los tripulantes serían interrogados y posteriormente deportados, tal y como ha sucedido en anteriores ocasiones.

La misión humanitaria partió de distintos puertos en España, Italia, Grecia y Túnez, y ya había sufrido contratiempos antes de alcanzar la zona de riesgo. En su escala en territorio tunecino, la flotilla denunció dos ataques con drones, explosiones en las cercanías y fallos en las comunicaciones que atribuyen a sabotajes.

Paralelamente, desde el puerto de Otranto (Italia) zarpó el barco Conscience, una embarcación que ya fue atacada con drones en aguas de Malta el pasado mes de mayo. Este navío se suma a otros ocho que integran la denominada Flotilla de la Libertad, un proyecto internacional que desde 2008 ha organizado más de diez intentos de llegar a Gaza con suministros esenciales.

El Gobierno recomienda que no se adentren en la «zona de exclusión»

La dimensión política y diplomática del operativo ha generado roces en Europa. España envió un Buque de Acción Marítima (BAM) como respaldo, aunque aclaró que su misión se limita a operaciones de rescate en caso de emergencia y que no entrará en la «zona de exclusión» impuesta por Israel. El Gobierno español subrayó que «la causa de la flotilla es legítima y loable, pero la seguridad de las personas debe prevalecer sobre cualquier otra consideración».

Italia, por su parte, destacó que la fragata Alpino permanecerá en contacto con la misión y realizará una última llamada a los tripulantes en la noche del 1 de octubre, cuando se aproxime a menos de 150 millas de Gaza, para ofrecer la posibilidad de embarcar a quienes decidan regresar.

La Flotilla acusa al Gobierno de 'abandonarles' a su suerte

La GSF, sin embargo, ha criticado duramente estas posturas. Considera que la retirada de apoyo por parte de Madrid supone una renuncia a la protección de la flotilla: «Por acción y omisión, el Gobierno español se convierte en cómplice de cualquier desenlace que pueda producirse», afirmaron en un comunicado.

Esta petición, para la Flotilla, supone «aceptar como normal esta amenaza de asalto a una acción pacífica y humanitaria» y «avalar la impunidad de Israel y silenciar la denuncia del genocidio». La misión humanitaria, que pretende desafiar el bloqueo israelí de Gaza, reprochó a España «haber respaldado el plan neocolonial de (Donald) Trump». «Vuelve a alinearse con el Estado de Israel en lugar de defender el derecho internacional y la vida de quienes intentan romper un bloqueo ilegal», añadió.t

Más allá del aspecto logístico, la travesía tiene un fuerte componente simbólico y político. Para los organizadores, representa un acto de solidaridad internacional frente al bloqueo sobre Gaza, mientras que para Israel constituye una amenaza a su seguridad que justifica la intercepción en el mar. En este cruce de intereses, la tensión aumenta a medida que los barcos se acercan a la costa palestina, donde se anticipa un nuevo choque entre la ayuda civil y el control militar.

Gustavo Petro exige garantías internacionales para la Flotilla

Gustavo Petro ha lanzado este martes un llamado urgente a la comunidad internacional para salvaguardar la vida de las más de quinientas personas que integran la Flotilla Global Sumud, actualmente en aguas internacionales del Mediterráneo rumbo a la Franja de Gaza. El mandatario exigió «respeto absoluto» por los civiles a bordo, quienes transportan ayuda humanitaria con carácter pacífico y no violento.

Petro, en un mensaje publicado en la red social X, advirtió que cualquier agresión contra esta misión constituiría una violación flagrante del derecho internacional y un crimen contra la humanidad. Además, recordó que en la flotilla viajan dos ciudadanas colombianas, Manuela Bedoya y Luna Barreto, quienes participan como voluntarias en la entrega de suministros destinados a la población palestina, que enfrenta una crisis humanitaria sin precedentes.