Tasas extra
La llegada del coche eléctrico a Europa no está siendo el camino de rosas que algunos esperaban. Para empezar, los compradores han demostrado por activa y por pasiva que no quieren el coche eléctrico.
Con la demanda prácticamente congelada desde hace meses, tan sólo los países más ricos del norte europeo muestran unas cifras aceptables de ventas, aunque la retirada de ayudas ha provocado una caída de ventas incluso en Alemania.
Más allá de los compradores, que ven en el coche eléctrico una imposición del colectivo ecologista europeo, los Gobierno empiezan a ver cómo con el coche eléctrico no les salen las cuentas.
Por un lado el precio de la energía eléctrica está cayendo de manera acelerada apoyada en las energías renovables, materia en la que España es líder por motivos obvios, pues en invierno en viento y en verano el sol llenan nuestras reservas a bajísimo coste.
En paralelo los Gobierno ven desplomarse sus ingresos por venta de carburantes, para hacernos una idea España ingresa anualmente más de 12.000 millones de euros por impuestos a los combustibles.
Un problema en el que ya han caído algunos países europeos, que ven como no sólo tienen que poner dinero en ayudas a la compra de eléctricos sino que encima se desploman sus ingresos.
Así las cosas esta misma semana el ministerio de Transporte de Irlanda habló abiertamente de un posible peaje a los coches eléctricos que viajen, se trataría de un peaje de coste variable que tendría diferentes tarifas en función del recorrido.
El ministro llegó incluso a poner el ejemplo de un trayecto de 39 kilómetros por el que los coches eléctricos deberían pagar hasta 39 euros, mientras que en uno de 260 kilómetros deberían pagar en tono a los 160 euros.
Un globo sonda más de un Ejecutivo que ya ha hablado abiertamente de impuestos extraordinarios a la circulación para poder financiar la descarbonización de la atmósfera. Una medida a la que habría que sumar la potenciación de los transportes colectivos o determinadas restricciones a la circulación.
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