Todo el tráfico de la Castellana se reconduce a un solo carril
Gran atasco
Recorremos la obra que ha convertido Madrid en una ratonera: una hora para un trayecto habitual de 15 minutos
Nos montamos en un coche y comprobamos de primera mano el caos que vive todo el norte de Madrid como consecuencia de las obras de la gran arteria madrileña
El pasado 4 de agosto daba comienzo una de las tres obras más importantes de la capital española, se trata de la segunda fase de la Nueva Castellana, que concluirá con el soterramiento del Paseo de la Castellana entre la plaza de Castilla, las cuatro torres y el hospital de la Paz.
Nada mejor que comprobar un día de diario a las 8 de la mañana si el caos que está provocando esta obra en todo el norte de Madrid es tan importante como relatan en redes sociales los conductores que solían entrar a la capital por esta zona. De hecho según fuentes de este medio, habría preocupación en el Ayuntamiento de la capital por el caos de tráfico que ha provocado este cierre.
Preocupa el tráfico
Nos incorporamos a las 8 de la mañana a la riada de coches que entra a Madrid a esa hora junto a los miles de madrileños que bajan por la cuesta de los Dominicos, justo a la altura de la Moraleja y dejando detrás la M-40, que desde el cierre de la Castellana está registrando muchos más atascos de los habituales, por lo que incluso navegadores como Waze o Google Maps ya no lo recomiendan como alternativa para acceder a la capital.
Este es el estado de la entrada a Madrid que muestran los navegadores
A esta altura la entrada a Madrid se convierte en un embudo por los nuevos barrios de Las Tablas y San Chinarro, que actúan como los afluentes del gran río que es la M-30, vertiendo miles de coches por minuto y desbordando la arteria madrileña, en este punto el tráfico se para por completo y la circulación se realiza a paso de tortuga, por delante un par de kilómetros hasta entrar en la capital, donde el tráfico está completamente colapsado.
El corte colapsa las alternativas
Los madrileños han buscado en la M-30 la alternativa natural a la Castellana, pero el problema es que esta vía se ha convertido en un sumidero incapaz de tragar el volumen de tráfico que recibe y se colapsa hasta que los conductores encuentran salida en calles como Pío XII, Costa Rica o la estación de Chamartín, que también está en obras.
Así nos recibe Madrid según nos aproximamos
Los pocos que cometen la imprudencia de aventurarse hacia la zona en obras de la plaza de Castilla se encuentran curiosamente con un tráfico fluido, pues los conductores ya han huido de esa zona, que directamente se bloquea por completo a la altura del hospital La Paz, donde el tráfico se reduce a un solo carril y nos paramos por completo hasta que casi una hora después de entrar en el gran atasco salimos a la plaza de Castilla, un recorrido que antes no nos llevaba más de 15 minutos, un punto en el que el tráfico recobra la normalidad.
Efecto contagio
El problema es que la obra convierte todo el norte de la capital en una ratonera sin salidas ni alternativas reales más allá de mejorar la frecuencia de los autobuses y el Metro, aunque hay que tener en cuenta que gran parte de la sierra norte no tiene tren de cercanías, con lo cual muchos residentes optan por llegar a la capital en sus propios coches.
La zona cero, en obras y circulando por un solo carril
Hay que tener en cuenta que esta obra afecta al acceso natural de toda la sierra norte de Madrid, cientos de miles de personas que entran a diario a la capital por la carretera de Colmenar (M-607), la carretera de Burgos (A-1), la M-11 en su enlace con la M-40 y la avenida de la Ilustración (M-30).
Pocos son los que llegan hasta la plaza de Castilla, con poca circulación
Este proyecto supone el soterramiento de los seis carriles centrales de la Castellana y de los laterales y permitirá la creación de un parque de más de 70.000 metros cuadrados. Una obra que en el mejor de los casos estará terminada en primavera de 2027, aunque la Castellana podría reabrirse al tráfico en diciembre de 2026.