Años después Mercedes adoptaba el alce como imagen de marca

Años después Mercedes adoptaba el alce como imagen de marca

Seguridad

Cuando un alce estuvo a punto de hundir a una marca de lujo y cambió para siempre la automoción

Esta prueba se convirtió en una verdadera pesadilla para Mercedes y para sus ingenieros, que vieron peligrar sus puestos de trabajo

El 21 de octubre de 1997 ocurría un hecho que cambiaría para siempre la historia del automóvil contemporáneo, entonces se habló de un ajuste de cuentas de un grupo de periodistas suecos que querían saldar asuntos pendientes con Mercedes.

Así, los periodistas sometieron al último lanzamiento de la marca, el Mercedes Clase A, a la exigente prueba del alce, una prueba dinámica con esquiva que pone al límite la estabilidad de los automóviles.

Una prueba muy especial

En aquel año el Clase A suponía una auténtica revolución para la firma de la estrella, que lanzaba un modelo con el que trataba de conquistar el segmento de los coches de gama media, alcanzando así un mercado mucho más amplio que el tradicional de la marca.

La prueba simulaba con conos la aparición de un alce en la carretera

La prueba simulaba con conos la aparición de un alce en la carretera

El Clase A era un coche revolucionario, pues Mercedes cambió la ubicación del motor y lo puso junto al eje delantero, de manera que dejaba mucho más espacio al habitáculo del vehículo, una solución muy inteligente que después copiaría alguna otra firma germana como Audi con el A2.

Sencillamente volcaba

La prueba del alce verificaba la respuesta del vehículo si un animal de estas características irrumpe en la carretera justo delante del coche, una prueba habitual en los países nórdicos por tratarse de un suceso inesperado, pero relativamente frecuente, con un peligro añadido, pues tras el golpe el alce se eleva y suele chocar contra la luneta delantera, con consecuencias desastrosas para los ocupantes.

Así, la simulación incluye una prueba de esquiva en la que el conductor además de frenar en seco da un volantazo, para tratar de recuperar la trayectoria poco después. En este caso el Mercedes Clase A no solo no recuperaba la trayectoria sino que terminaba volcando, lo que provocó a Mercedes un incendio sin precedentes.

El Mercedes termina volcando tras la prueba

El Mercedes termina volcando tras la prueba

Finalmente, la marca se tuvo que gastar unos 2.000 millones de dólares en la solución, que pasaba por endurecer la suspensión e introducir control de estabilidad en todos los coches, incluidos los que ya estaban entregados.

Afortunadamente, la marca solucionó el problema y terminó sacando pecho de uno de los acontecimientos más graves que han afectado a la automoción mundial y el control de estabilidad pasó a convertirse en un elemento obligatorio en todos los automóviles años después.

Se trata de un sistema que corrige la trayectoria del vehículo si detecta que el conductor ha perdido el control, lo que evita que choquemos o que el vehículo termine haciendo trompos sobre la calzada.

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