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Jacques Gaillot

AFP


Monseñor Jacques Gaillot (1935-2023)

Más activista que obispo

Su sistemático alineamiento con posiciones contrarias al Magisterio agotó la paciencia de Juan Pablo II y la cúpula eclesial francesa

Jacques Gaillot
Nació en Saint-Dizier el 11 de septiembre de 1935 y falleció en París el 12 de abril de 2023

Jacques Gaillot

Licenciado en Teología, fue ordenado sacerdote en 1961 y consagrado obispo en 1982. Desde ese año hasta 1995 fue ordinario de la diócesis normanda de Evreux. Posteriormente, ostentó el cargo honorífico de obispo 'in partibus' de Partenia.

El apoyo a un objetor de conciencia ante un tribunal y la negativa a secundar una pastoral de la Conferencia de Obispos de Francia legitimando el concepto de disuasión nuclear significaron el inicio de la intensa «carrera» disidente y, sobre todo, mediática de monseñor Jacques Gaillot. Era 1983 y, un año antes, había tomado posesión de la diócesis de Evreux, discreta capital de una de las provincias que conforman Normandía. Por su parte, la trayectoria del obispo había sido más bien plana: párroco, profesor de seminario y vicario general de Langres, una de las diócesis más diminutas de Francia. Ninguna publicación teológica o canónica de su autoría que pudiera considerarse destacable.

Mas el gusto por los focos de Gaillot pulverizó las razonables previsiones sobre su futuro y fue masivamente correspondido por unos medios, en su mayoría hostiles a las enseñanzas de la Iglesia, encantados de poder contar con la disponibilidad sin reservas de un jerarca rebelde. Del antimilitarismo, Gaillot pasó a cuestionar sistemáticamente el Magisterio católico en asuntos morales, desde su tempranero apoyo a la causa homosexual mediante una entrevista concedida a una publicación erótica a su comprensión hacia la eutanasia; sin olvidar su cuestionamiento de la doctrina de la indisolubilidad del matrimonio, defendiendo, sin ir más lejos, el acceso automático al sacramento de la Eucaristía de los divorciados vueltos a casar por lo civil.

El procedimiento estaba perfectamente rodado; cada vez que la cúpula eclesial publicaba un documento, cámaras y micrófonos se agolpaban a las puertas de Gaillot para que este emitiera una opinión diametralmente opuesta a la de sus hermanos en el episcopado. Bien es cierto que su talento para comunicar era innegable, como lo pudo comprobar el autor de estas líneas cuando asistió a un acto público protagonizado por él. La cuestión era hasta cuándo iba a aguantar la Conferencia de Obispos –y, por ende, Roma– el itinerario sui generis de su verso más suelto.

El problema quedó resuelto en enero de 1995 con la renuncia, forzada por Roma, de Gaillot a su sede episcopal. Pero no a su rango, pues el Papa tuvo la deferencia de nombrarle obispo in partibus de la extinguida diócesis de Partenia, nombre que el agraciado utilizó para titular un influyente blog desde el que manifestar sus convicciones. Aunque, fiel a si mismo, no se limitó a la producción intelectual: a los pocos meses de empezar su nueva vida se unió a una expedición de Greenpeace para intentar impedir, sin éxito, que Francia completase su última tanda de pruebas nucleares en el atolón de Mururoa, situado en el Pacífico Sur.

Con el paso del tiempo, la proyección de Gaillot se fue desvaneciendo. Sin embargo, mantuvo hasta el final un compromiso sincero para con presos y enfermos, a los que visitaba con frecuencia. Una de sus últimas apariciones tuvo lugar en 2015, al ser recibido por el Papa Francisco que, sin embargo, se abstuvo de brindarle un apoyo público.

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