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Francis Lafargue (1955-2023)

La sombra de Indurain

Su vinculación con el ciclismo español comenzó en la Vuelta al País Vasco de 1983 y duró hasta el final de su vida

francis lafargue icono
Nació en Biarritz (Francia) en 1955 y falleció en Larressore (Francia) el 28 de septiembre de 2023

Francis Lafargue

De simple funcionario pasó a ser un inolvidable relaciones públicas del ciclismo, proyectando la imagen, entre otras figuras, de Pedro Delgado y Miguel Induráin.

Francis Lafargue había presenciado hace casi tres meses la primera etapa del Tour de Francia desde Bilbao. No se había perdido ninguna edición de la principal prueba del ciclismo internacional en los últimos cuarenta años. Puede incluso que alguna que otra más, pues vivía por y para el deporte de la bicicleta. Hace poco, publicaba un libro dedicado a la historia del ciclismo en el País Vasco «del norte», es decir, en la francesa, a modo de deseo de transmitir algo tangible tanto a las nuevas generaciones de ciclistas como a los aficionados.

Sin embargo, su nombre quedará sobre todo vinculado al de Miguel Induráin, de quien fue amigo, confidente, traductor, portavoz y hasta «manager». Era el que la ayudaba a intentar superar la timidez en las comparecencias ante los medios, el que le apoyaba mañana, tarde y noche. Unas funciones que anteriormente había desempeñado con el segoviano Pedro Delgado, que se ha apresurado a rendirle un sentido homenaje en X: «En 1983 mi vida se cruzó con Francis Lafargue, desde entonces hemos compartido sueños que algunos se han hecho realidad, otros a ser más fuertes. El bueno de Francis nos ha dejado esta mañana».

La aventura del «bueno de Francis» con el ciclismo español comenzó en la Vuelta al País Vasco de ese mismo 1983, cuando Lafargue, aficionado al ciclismo gracias a su padre y modesto corredor de un club de su Biarritz natal, se disponía a cumplir el servicio militar. Pero antes su camino se cruzó con José Miguel Echávarri, fundador y referente del equipo Reynolds que más adelante pasaría a llamarse Banesto, nombre bajo el cual adquirió fama planetaria.

Nunca pensó Lafargue que ese encuentro iba a hacer de él uno de los mejores manejadores de las relaciones públicas dentro del universo ciclista. Sin ir más lejos, mantenía una comunicación privilegiada con el entonces todopoderoso director del Tour, Jean-Marie Leblanc. Mucho valor personal y profesional como para dejar de ejercer después de la retirada de Induráin, prestando hacia el final sus servicios a otros equipos o como intermediario. Seguro que no pensaba en ese destino cuando se ganaba la vida como funcionario raso de la Seguridad Social.

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