Un decidido impulsor teatral

Natural de Sevilla, pero criado en Bilbao, Adolfo Fernández se inicia en la dirección teatral a finales de la década de los 80 poniéndose al frente de la Escuela de Teatro de Sestao donde dirige las obras Woyceck, Domingueros o Dulce Puta.

Interesado también en la actuación, empieza a desarrollar esta faceta en la década siguiente participando en obras destacadas como Testigo de Cargo, El nadador de aguas abiertas, Münchhausen, En tierra de nadie, A Electra le sienta bien el luto, Martes de Carnaval o Cantando bajo las balas. Pero, además, actúa bajo su propia dirección en obras que reciben críticas favorables como Naturaleza muerta en una cuneta, 19:30, Ejecución hipotecaria, En la orilla, Siveria y La flaqueza del bolchevique.

Después de dirigir y actuar decide dar el salto a la producción y en 2002, junto a Cristina Elso, funda la compañía K Producciones centrada en autores contemporáneos y propuestas con un componente crítico y social. Esta apuesta por la autoría fue reconocida con tres Premios Max, en 2004 por Vida y muerte de Pier Paolo Pasolini, en 2015 por Ejecución hipotecaria y en 2018 por la adaptación que él mismo hizo de la obra En la orilla.

Pero es en la televisión donde Adolfo Fernández alcanza mayor popularidad entre el gran público, pues a lo largo de varias décadas participa en numerosos proyectos como Este es mi barrio, Petra Delicado, Una nueva vida, Los 80 o Los favoritos de Midas, además de una docena más de series donde interviene de manera esporádica. Pero lo que le hace ser uno de los rostros más reconocibles de la televisión española es su papel de Carlos Gándara en Policías, en el corazón de la calle y el de Agustín en Águila Roja. Entre sus últimos trabajos para la televisión están las series Las chicas del cable, Amar es para siempre y Machos alfa.

Adolfo Fernández también desarrolla una carrera destacada en el cine en películas como Entre las piernas, de Manuel Gómez Pereira, Yoyes, de Helena Taberna, Hable con ella, de Pedro Almodóvar, Una mujer invisible y Silencio en la nieve, de Gerardo Herrero, Matahari de Icíar Bollaín, Todos estamos invitados, de Manuel Gutiérrez Aragón o Todo es silencio, de José Luis Cuerda.

De gran prestigio dentro de la industria cinematográfica, televisiva y, sobre todo, teatral por su interés y determinación en sacar adelante los proyectos de autores contemporáneos, entre los reconocimientos de su carrera destaca el premio Ercilla de Teatro por Dulce puta y Doña Elvira, imagínate Euskadi; el premio Rosa Aguirre de Teatro al mejor actor vasco por El amante de Lili Marleen y el premio Unión de Actores Vascos al mejor actor de televisión por Policías, en el corazón de la calle.