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Ignacio Gil-Casares

Ignacio Gil-Casares

Ignacio Gil-Casares

Recuerdo de una gran persona

Ignacio siempre era afable en el trato, dispuesto a escuchar, a dar el consejo que se le pedía, a ayudar en los problemas, a decir siempre una frase amable

Ha fallecido Ignacio Gil-Casares. De las muchas facetas de su vida es fácil decidir cuál de ellas destacó sobre las demás: sin dudar, su profunda fe religiosa. Influyó de manera destacada en toda su existencia y le ayudó a soportar su larga enfermedad sin una sola queja, hasta el supremo momento que es la salida de la vida terrenal. De eso son testigos los miembros de su familia, pero también quienes tuvimos el privilegio de ser sus amigos.

Ignacio Gil-Casares
Nació el 15 de julio de 1948 en Madrid donde ha fallecido el 20 de diciembre de 2025

Ignacio Gil-Casares Satrústegui

Pionero del «head hunting»

Fue el mejor amigo de sus amigos que presidió la firma de caza talentos Spencer Stuart desde que se estableció en Madrid hasta su jubilación. Hombre de profunda fe, creó una familia muy unida.

Ignacio había nacido en Madrid el 15 de junio de 1948. Al ser nombrado su padre embajador de España ante la O.E.A., se trasladó con su familia a Washington y cursó la carrera de Administración de Empresas en la prestigiosa universidad de Georgetown. En esos años juveniles comenzó a destacar en una faceta de su vida que, a su vuelta a España, le hizo popular entre todos sus amigos: su prodigiosa capacidad para el canto acompañado de la guitarra. Durante su estancia en la Universidad, Ignacio ganó su primer dinero cantando en restaurantes de Georgetown con su hermano Enrique. A su vuelta a España, su mujer, Amalia (Cuca) de la Herrán, se convirtió en el otro miembro del dúo que tantas veces hemos disfrutado sus amigos. Una vez le dije a Ignacio que sentía envidia de su capacidad para la música. Sonriendo y señalando hacia arriba con la mano me dijo: no me envidies; es un regalo que me han hecho al nacer, sin el menor mérito por mi parte.

Si uno cometiera el error de convertir en anotaciones contables las relaciones con sus amigos -error desgraciadamente muy frecuente- se encontraría uno con que en la cuenta abierta a nombre de Ignacio Gil-Casares aparecería siempre un saldo favorable a él; un saldo creciente y con el paso del tiempo imposible de pagar. Porque Ignacio siempre era afable en el trato, dispuesto a escuchar, a dar el consejo que se le pedía, a ayudar en los problemas, a decir siempre una frase amable. Por fortuna, Ignacio era incapaz de llevar este tipo de contabilidad; hubiera sido lo más opuesto a su carácter generoso y a su proverbial cortesía. Es dificilísimo practicar la cortesía en el trato diario con los amigos sin que parezca un amaneramiento contrario a la naturalidad. Ignacio lo conseguía con sutileza, de manera que jamás parecía el cumplimiento forzado de una formalidad. En Ignacio la cortesía era, por el contrario, algo espontaneo. Este tipo de cortesía suele ser frecuentemente una emanación de la bondad. En Ignacio lo era con seguridad. Por ello estuvo siempre involucrado en fundaciones y ONGs como Plan Internacional.

Su vida profesional fue exitosa. Trabajó inicialmente en la agencia de seguros Gil y Carvajal. Pero al cabo de un par de años tomó la decisión de dedicarse a una actividad profesional que empezaba a desarrollarse en los Estados Unidos, conocida internacionalmente como head hunting. Ignacio fue pionero en España, donde se le dio el nombre de «caza de talentos». Ignacio pasó un tiempo de aprendizaje en Francia, después del cual Spencer Stuart, que era uno de los lideres mundiales en la actividad, le nombró presidente de la filial que constituyó en España, y en cuyo cargo permaneció Ignacio hasta su retiro. Spencer Stuart con Ignacio al frente consiguió la introducción en España de estas nuevas maneras que representaron un paso importante en la modernización de nuestro mundo empresarial. El asesoramiento se expandió a la implantación de criterios para una elección objetiva de los miembros del Consejo de Administración, que se completó con programas de formación de consejeros. Esta actividad fue fundamental para promocionar la entrada de mujeres en los Consejos de Administración, en los que, hasta entonces, tenían una participación muy escasa. Su actividad profesional como «caza talentos» convirtió a Ignacio en un profundo conocedor del mundo empresarial español y así se le recordará. Formo parte del Consejo de Administración de Merlin Properties y presidio el consejo asesor de ING para España y Portugal.

Faltaría por omisión a la verdad si no recordara el madridismo radical de Ignacio y su carácter enormemente competitivo en la práctica del golf, su deporte favorito. Fue presidente de AESGOLF que agrupa a los jugadores seniors españoles.

Pero todo lo dicho hasta aquí no es lo más importante en la vida de Ignacio Gil-Casares. La más valiosa huella que deja Ignacio de su paso por esta vida es la formación, junto con Cuca, de una familia unida, cuyos hijos, Antonio, Jaime, Lucía e Isabel, y sus nietos, además de heredar el don para la música, gozarán ahora del privilegio de una protección especial: la que, desde el cielo, recibirán de Ignacio.

En paz descanse.

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