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25 de abril de 2024

Pecados capitalesMayte Alcaraz

Yolanda, ni nadie ni Nadia

Las hermanastras Ione e Irene, subrogadas de Pablo, desconfían de Yolanda, porque Yolanda pone una vela a Lenin y otra a Garamendi

Actualizada 01:17

En la matria feliz de Sánchez vuelan los cuchillos jamoneros. Las vicepresidentas no se hablan entre sí y cuando lo hacen al mundo, como Teresa Ribera, sube el pan. Bueno el pan, la luz, la gasolina… Tampoco las aguas están muy calmadas entre las ministras podemitas, porque ríanse ustedes del enfrentamiento entre Yolanda (Díaz) y Nadia (Calviño), comparado con las horas extra que echan Ione (Belarra) e Irene (Montero) en segar la hierba bajo los pies de stilettos finos de Yolanda.
Y es que la hija del histórico sindicalista Suso Díaz se les ha ido a todos de la mano. La vendieron como la guardiana de las esencias con guantes de seda (comprados en Serrano por su estajanovista estilista), y se ha creído la Angela Merkel del sur de Europa. Se ha empachado de columnas azucaradas, de la melaza del CIS, del derecho comparado con Pablo Iglesias (del que de verdad solo le separan las mechas y las sonrisas), del agrupémonos todos de Unai y Pepe, catatónicos en el sepulcro en tanto no gobierne el PP, y hasta de la bonhomía de Garamendi.
Yolanda pregunta todos los días al espejo y la respuesta siempre es la misma: tú, tú y tú, y nada más que tú. La más comunista, la más sindicalista, la más negociadora, la Pasionaria con rouge, la mujer que pasea con el gran líder por los jardines de Guiomar y Machado, será quien derogue la reforma del malvado Mariano. No lo hará nadie ni Nadia. Lo hará ella, la defensora de la economía planificada mientras le pagamos a escote el coche, los escoltas y el sueldo. ¿Y quién será la primera presidenta del Gobierno en España?: «Tú», responde desde el espejito Iván Redondo, Alberto Garzón, Manuel Castells y Ada Colau, con los que forma ese repóquer de pilares intelectuales que la llevarán al olimpo. Hasta sus admirados Pablo Milanés y Silvio Rodríguez lo cantaron: eternamente Yolanda.
Pasa, no obstante, que del espejito mágico promisor a veces salen voces pejigueras, discordantes, voces celosas de los telediarios que atesora Yolanda. Las hermanastras Ione e Irene, subrogadas de Pablo, desconfían de Yolanda, porque Yolanda pone una vela a Lenin y otra a Garamendi; y denuncia los egos cuando el de ella no cabe en su Ministerio. Y eso no se puede aguantar. Por eso en la matria de Sánchez, Ione (denunciada hasta por Ainhoa Arteta), insulta al Supremo, anuncia que se querella contra Batet y Yolanda se entera por los periódicos. Ni Nadia se hubiera atrevido a hacerle eso a la sacerdotisa gallega de Comisiones.
Pero todo tiene su explicación. Un presidente feminista y reformista tenía que hacer pivotar el Gobierno sobre el poder de las mujeres, mujeras o mujeros. Las de Podemos persiguen la revolución a codazos (que se lo cuenten a Carmen Calvo) y hasta a dentelladas si la que osa las quiere echar del BOE y hermanarse a sus espaldas con Errejón y Carmena. Mientras del otro lado, Nadia se fía (a quién se le ocurre) del funambulista presidente y vende en Bruselas lo de pelillos a la mar con la contrarreforma. Y Yolanda se enfurece. Porque estas feministas respetan a las mujeres siempre que no las contradigan, claro.
Sánchez administra sonrisas y mentiras con la soltura que da haberse doctorado en la incuria. Hay quien cuenta que en La Moncloa tiene dos despachos en uso: el institucional y serio para recibir los recados que le manda Ursula Von der Leyen a través de Nadia y el del asalto a los cielos donde administra tilas a Ione e Irene, que ya se maliciaban ellas que la nueva lideresa comunista no iba a seguir los dictados del Kremlin de Galapagar.
El arte del doble discurso se le da de perlas a Sánchez así que la sangre no llegará al río. Se trata de cebar al pavo de Podemos para que Yolanda siga pavoneándose y los populistas engorden hasta poco antes de las elecciones, cuando llegará su día de acción de gracias. Para entonces, ni Yolanda, ni Ione, ni Irene, ni siquiera Nadia, importarán mucho. Será el turno de Él. Y ellas serán solo piedras en el camino de Pedro El Feminista.
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