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29 de abril de 2024

Desde la almenaAna Samboal

Vente pa Madrid. Y sin remordimientos

Los residentes en Madrid estamos obligados a pagar unos ciento cincuenta impuestos, gravámenes o tasas. Pero todo el que puede permitírselo sale corriendo hacia la capital, porque, con la salvedad de alguna isla, el resto de España es un infierno fiscal

Actualizada 04:30

A Isabel Díaz Ayuso deben estar pitándole los oídos más de lo usual en las últimas veinticuatro horas. Que se prepare para la próxima «cumbre autonómica». Hace ya unos años, acorralada por los ERE, Susana Díaz abrió fuego contra Madrid en una reunión bajo la presidencia de Mariano Rajoy en el Senado y, desde entonces, la falaz acusación que atribuye a los moradores de la Casa de Correos de la Puerta del Sol la práctica del dumping fiscal ha sido una constante. ¿Qué no harán ahora que han decidido abrir de par en par las puertas de la comunidad a cualquier empresa, sin necesidad de hacer ningún tipo de trámite?
Entre locales, autonómicos y estatales, los residentes en Madrid estamos obligados a pagar unos ciento cincuenta impuestos, gravámenes o tasas. Pero todo el que puede permitírselo sale corriendo hacia la capital, porque, con la salvedad de alguna isla, el resto de España es un infierno fiscal. La propia Ana Botín, usando datos de CEOE, ha recordado a Yolanda Díaz que pagamos una media del 47 % en impuestos, mientras la de la Unión Europea es el 40 %. En un mundo global, obligan a las multinacionales a competir con un brazo atado a la espalda.
Sinceramente, no creo que los sucesivos presidentes de Madrid sean especialmente generosos. Es cuestión de criterio político y de que salgan las cuentas. Las sucesivas rebajas de la presión fiscal han dado buen rédito. Han favorecido el consumo y han atraído hacia la comunidad rentas familiares y empresas que legítimamente buscan salvaguardar su patrimonio. La inseguridad jurídica generada por el separatismo catalán y sus fervientes admiradores al cargo de instituciones públicas instaladas en la fábula de los països catalans han hecho el resto.
Madrid ha sido el escaparate de las políticas más liberales del Partido Popular, en contraposición al modelo, falsamente denominado socialdemócrata, aplicado por el PSOE hasta hace cuatro años en Andalucía. Mientras la hoy ministra Montero apelaba a los salarios de los trabajadores (porque eso y no otra cosa es el impuesto sobre la renta) para financiar un creciente gasto público con el que pagar subvenciones y rentas, en la Puerta del Sol han optado por engordar sus arcas públicas estimulando la creación de nueva riqueza y atrayendo al inversor y al empresario. La última decisión del Gobierno de Ayuso redunda en esa dirección.
Las comparativas de crecimiento y empleo entre unas y otras regiones dejan negro sobre blanco cuál es la fórmula del éxito. Al más puro estilo de El Barrio, en su canción, los gobiernos de Sol seducen al dinero cantándole «vente pa Madrid». Y está funcionando, pese a los torpedos en forma de legislación laboral. Que le pregunten a los empresarios qué opinan del pacto que ha cerrado Garamendi… Habrá que contarlo uno de estos días…
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