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04 de mayo de 2024

Vidas ejemplaresLuis Ventoso

Dictadura zurda en la cultura oficial

Los dos escritores que abrieron la presencia española en la Feria de Frankfurt y el que la cerró son columnistas del mismo periódico (y me temo que no es este)

Actualizada 10:42

Paco Bezerra es un dramaturgo almeriense cuarentón, vestido de moderno y que va de rompedor. Ha cobrado eco porque los teatros del Canal de la Comunidad de Madrid no han programado una obra donde hacía escarnio de santa Teresa de Jesús. Lo cual parece adecuado, pues se trata de un escenario público, sufragado también por los impuestos de una mayoría de madrileños creyentes que no quieren pagar para que los ofendan. Si Bezerra tiene tanto éxito, por supuesto puede presentar su obra con un empresario privado cuando quiera. Por lo demás, este dramaturgo ha sido perfectamente mimado por la España oficial, pues le concedieron importantes premios culturales tanto el Gobierno de Aznar como el de Zapatero.
El «progresismo» está ahora que arde, pues dice que el tal Bezerra ha sido también marginado en un certamen cultural llamado Festival Eñe. El terrible agravio estriba, ¡pardiez!, en que lo han cambiado de escenario. El País recoge con bombo las muestras de solidaridad ante tan grave afrenta. A mí se me fuga una sonrisa irónica. Si Bezerra hubiese sido un creador de derechas, o simplemente ajeno al obligado esquema mental «progresista», estaría apartado por completo del circuito de la cultura institucional en España.
Para que se entienda la situación, vamos a fijarnos en la Feria del Libro de Frankfurt, que acaban de inaugurar los Reyes, con España como invitado de honor en su 74ª edición:
El Ministerio de Cultura ha seleccionado una expedición de 200 creadores y editores españoles para mostrar allí lo mejor de nuestro parnaso. Huelga decir que el 98 por ciento se encuadran en los parámetros de lo que se ha dado en llamar «progresismo». En cuanto a los pilares del programa español, el ministerio de Iceta (un titular de Cultura que ni siquiera fue capaz de acabar sus estudios universitarios) explica que se trata de fomentar la «bibliodiversidad, diversidad lingüística, igualdad de género, fortaleza del sector, innovación, digitalización y sostenibilidad». El catecismo sanchista. Ni una alusión, por supuesto, a la promoción y puesta en valor de la creación en español y a su riquísimo patrimonio literario, que debería ser el objetivo medular de la nutrida embajada de un país dueño de un idioma tan poderoso como el castellano.
La presencia española en Frankfurt la inauguraron Irene Vallejo y Muñoz Molina. La clausura corrió a cargo de Manolo Rivas. Son tres autores de valía, cierto. Pero –oh casualidad– los tres son columnistas de El País. ¿Saben quién es el articulista más leído hoy en España? Lo tienen muy cerca. En efecto: Alfonso Ussía. No lo verán jamás en una embajada cultural oficial española. Pecado nefando: es de derechas.
Sigo repasando la relación de expedicionarios a Frankfurt: hay casi una veintena de nombres del universo de la radio y la prensa prisistas. Huelga decir que no verán un solo nombre de este periódico, ni tampoco aparece un solo historiador defensor del legado español, cuando algunos venden miles y miles de libros. Se prima también a escritores nacionalistas y filonacionalistas de Cataluña, Galicia y País Vasco (algunos francamente ignotos). Pero, por ejemplo, se excluye al escritor gallego con más premios, que está perfectamente vivo y en forma, Xosé Carlos Caneiro, quien ha cometido un delito imperdonable: declararse conservador y católico.
Todo esto denota un hecho conocido, pero que suele pasar desapercibido para el gran público: la intolerable dictadura de la izquierda en la cultura oficial española, donde solo se admite a los suyos. Parte de la culpa radica también en la molicie de los años del marianismo, cuando se renunció hasta a que existiese un Ministerio de Cultura y se siguió favoreciendo desde la oficialidad al «progresismo» de siempre, en cuya mentalidad flotaba el propio Lasalle, el secretario de Estado del ramo elegido por Rajoy.
No está todo perdido. En España existen también magníficos pensadores, escritores y artistas de pensamiento liberal y conservador, que gozan de gran éxito entre el público. ¡Solo faltaría que el gen del genio fuese monopolio de la izquierda! Pero es cierto que un telón de olvido oficial los intenta opacar. Muchos incluso ocultan su ideario político, o su forma de ver la vida, por temor a esta suerte de censura invisible que ahoga la cultura española. El imperio mental es tal que muchísimos periódicos españoles de derechas componen secciones de Cultura plegadas por completo al canon de la izquierda, el del prisismo. O eres de la secta, o te tachan.
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