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29 de abril de 2024

Cosas que pasanAlfonso Ussía

No y no ¡qué susto!

Un legionario de bronce con el arma en trance de combate y con la bayoneta calada no es de recibo para nuestros políticos. Ellos hubieran preferido un legionario portando un ramo de flores y, a ser posible, con una coleta surgiendo del chapiri y con un deje de blandura en la posturita

Actualizada 01:30

Para celebrar el centenario de la fundación de la Legión, el Ayuntamiento de Madrid impulsó la creación de un monumento conmemorativo, que encomendó al magnífico escultor Salvador Amaya, autor de la escultura que inmortaliza, en la plaza de Colón, al heroico Blas de Lezo. Unen a Blas de Lezo y al fundador de la Legión, el general Millán-Astray, sus mutilaciones físicas en acciones de guerra. El vencedor en Cartagena de Indias contra la impresionante flota inglesa al mando del Almirante Vernon y el general Millán-Astray perdieron en combate un ojo, un brazo y una pierna. La escultura legionaria representa a un legionario anónimo, con su fusil y la bayoneta calada, en posición preventiva. «¡ Madre mía, qué susto, no vamos a la inauguración, no y no!», se ha oído en el cercano Ministerio de Defensa. El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida ha invitado al acto de inauguración del monumento, que se celebrará el próximo martes 8 de noviembre, a la llamada cúpula del Ministerio de Defensa, invitación que ha sido rechazada, porque un legionario de bronce con el arma en trance de combate y con la bayoneta calada no es de recibo para nuestros políticos. Ellos, de haber sido consultados, hubieran preferido un legionario portando un ramo de flores y, a ser posible, con una coleta surgiendo del chapiri y con un deje de blandura en la posturita. Pero con el arma y la bayoneta calada… ¡Qué horror, qué espanto, qué susto! Y para colmo, apuntando hacia las estatuas de Largo Caballero e Indalecio Prieto, en la acera enfrentada de La Castellana. Porque ahí tienen razón los políticos del Ministerio de Defensa. En el monumento al legionario no se advierte ningún detalle medioambiental, ni LGTBI, ni referente al cambio climático, ni a la transexualidad, nada, nada, nada. Salvador Amaya, el escultor, no ha reparado en esos pequeños detalles que hoy en día son obligatorios. Y ha dibujado, bocetado y esculpido un legionario que representa a todos los legionarios que han pasado con orgullo y honra por la Legión en 102 años.
Y claro, en el Ministerio se han asustado de lo lindo. Porque el legionario de Salvador Amaya se las trae. «¡Qué aspecto de machista y maltratador!», habrá comentado la subsecretaria, altamente conmocionada por la elementalidad militar del monumento. «Parece un legionario en acción de combate, señora ministra, y eso sí que no. Usted no va, ni yo, ni el de más allá. ¡Qué susto de estatua!».
Lo que tendría que haber sido un acto civil y militar se ha quedado en lo primero. La Legión lleva 102 años defendiendo a todos los españoles. Más de 10.000 caídos por España. Siempre, los más aplaudidos por el pueblo llano en los desfiles. En las misiones internacionales, el máximo reconocimiento por sus servicios por parte de los ejércitos aliados.
No existe el cansancio, ni el hambre, ni la sed, ni la ambición personal, ni el egoísmo en un legionario. Si hay que morir por acudir en auxilio de un compañero, sea la muerte bienvenida. En los tercetos del soneto a los infantes del poeta Amós de Escalante, se resume al legionario.
No hay a su duro pie risco vedado.
Sueño no ha menester, quejas no quiere.
Donde le ordenan va, jamás cansado.
Ni el bien le abruma ni el desdén le hiere.
Erguido, valeroso y abnegado,
Pelea por España, triunfa o muere.
El propio autor del monumento al Legionario, lo ha recordado en un mensaje: «Todos los que queráis honrar a la Legión y a sus más de 10.000 caídos por España lo podréis hacer en un acto civil, no militar por órdenes políticas, que tendrá lugar el próximo martes 8 de noviembre a las 17 horas en el paseo de la Castellana esquina a la calle Vitruvio».
Buen emplazamiento. En los jardines de la Escuela de Ingenieros Industriales, el Museo de Ciencias Naturales, y el feo, pero simbólico por lo que representa, monumento a la Constitución de 1978, la que desean fulminar con trampas y socios traidores los actuales gobernantes. Los que ven a un legionario de bronce, 102 años de valor, sacrificio, vida y muerte por España y gritan aterrorizados. ¡Qué horror, qué susto, un soldado con la bayoneta calada! No vamos.
Pues mejor.
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