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28 de marzo de 2024

El astrolabioBieito Rubido

El valiente que no habita en el PSOE

¿Quedará al menos un parlamentario socialista fiel a sus primigenias raíces y respetuoso con la democracia? ¿No hay ningún patriota entre los 120 diputados españoles? ¿Alguno de ellos tiene un ápice de sentido de la Historia y del Estado?

Actualizada 01:30

Carlos García Adanero es uno de los parlamentarios que Unión del Pueblo Navarro logró colocar en el Congreso de los Diputados en las últimas elecciones. Junto a su compañero Sergio Sayas, demostró ser un valiente y un político coherente en la votación de la contrarreforma laboral. Lo hizo en ejercicio de su libertad de conciencia y en la mejor tradición democrática, como ocurre tantas veces en parlamentos centenarios como los del Reino Unido o Estados Unidos. Aquí, eso sí, le costó su militancia en su partido. Ayer García Adanero volvió a escribir otra página memorable en la historia parlamentaria reciente y colocó con su breve intervención al ministro Bolaños –el del insulto fácil y los WhatsApp fakes– frente al espejo de la realidad. Este Gobierno traiciona a la Guardia Civil al desterrarla, prácticamente, de las carreteras de Navarra para ceder ante los herederos del terrorismo, y en esa traición se incluye también una felonía al conjunto del pueblo español.
Como felonía será también lo que hoy va a ocurrir en el Congreso al aprobarse la desaparición del castigo del delito de sedición. Castigo y delito que se derivan del Código Penal de 1995, auspiciado y aprobado por el Gobierno de Felipe González. Por tanto, traición también a la tradición socialdemócrata del PSOE de antaño, no así del guerracivilista de la década de los treinta del siglo pasado.
En el seno de la formación socialista conviven esas dos tradiciones: la matona y antidemocrática de Largo Caballero, que parece imponerse ahora, y la moderna y socialdemócrata de Felipe González, que parece arrasada. ¿Quedará al menos un parlamentario socialista fiel a sus primigenias raíces y respetuoso con la democracia? ¿Habrá al menos un valiente entre los 120 diputados socialistas? ¿Uno, al menos, o como en Sodoma y Gomorra quedarán todos reducidos a estatuas de sal y se callarán la boca contemplando cómo su presidente, sin lógica política alguna, en la deriva más siniestra que un Gobierno reciente haya protagonizado, malvende a su nación? ¿No hay ningún patriota entre los 120 diputados españoles? ¿Alguno de ellos tiene un ápice de sentido de la Historia y del Estado?
Pierdan toda esperanza. Se quedarán mudos, y sus descendientes, algún día, los avergonzarán por su cobardía.
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