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24 de abril de 2024

Cosas que pasanAlfonso Ussía

Profundo estudio

Lo que hizo Carla Toscano fue elogiar la capacidad de estudiar profundamente de Irene Montero al hombre que ha forjado su presente y su porvenir. El barullo que se ha formado es de lerdos

Actualizada 01:30

Titula ABC: «Podemos utiliza los excesos de Vox para rescatar a Irene Montero». Lo mismo en El Mundo y también en El Debate. Una versión unidireccional que tiene muchas interpretaciones. Carla Toscano recordó a la histérica e inculta violenta que insultó a los jueces, de ser ministra por haber estudiado profundamente a Pablo Iglesias. No se trata de ninguna grosería. Yo tengo estudiados, y bien estudiados, a mis familiares y mis amigos. Cuca Gamarra lamenta la incursión en asuntos personales de la parlamentaria de Vox. No lamentó públicamente que a su compañera de partido, Isabel Díaz Ayuso, le dijeran «nazi, puta y asesina». Ahí no se contemplan distintas interpretaciones. Son insultos y calumnias. Creo que una mujer que convive con un hombre, y comparte chalé, jardín, barbacoa, seguridad y, lo más importante, tres hijos en común, tiene que haber estudiado profundamente a ese hombre, y conocer, gracias a sus profundos estudios, sus estados de ánimo, sus preferencias culinarias, sus series de televisión, y sus intimidades. Otra cosa es el victimismo iracundo de su reacción, que amén de violenta, resultó bastante ordinaria. Su hombre, años atrás, acusó a la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, de serlo por su matrimonio con Aznar. Seguro estoy de que Ana Botella ha estudiado profundamente a su marido, y que esta seguridad mía nada tiene que ver con una ofensa. Es lo lógico. Pero hay diferencias. Ana Botella es licenciada en Derecho y técnico de Administración del Estado. Se presentó como número 2 en la lista del PP en las elecciones municipales. Ganó el PP y fue alcalde el número uno de la candidatura, Alberto Ruiz-Gallardón. Al dimitir éste, Ana Botella, como primera teniente de alcalde, se convirtió en alcaldesa de Madrid. Abro paréntesis con un asunto personal. Le estaré siempre agradecido. Le pedí un favor, abuso que no frecuento. Agonizaba Antonio Mingote en el Hospital Gregorio Marañón, en un cuartucho impersonal del pabellón de Paliativos. Antonio quería morir en su casa, pero no le dejaron. Llamé a la alcaldesa para rogarle que permitiera que su velatorio tuviera lugar en El Retiro, del que Antonio, además de amante, era alcalde honorario desde los tiempos del viejo profesor Enrique Tierno Galván. Y las últimas horas sobre la tierra de Antonio Mingote, genio español de los siglos XX y XXI, las descansó en el pabellón de los Jardines de Cecilio Rodríguez en su parque del Buen Retiro, con la Guardia Municipal rindiéndole honores, por gestión y orden de Ana Botella.
Pablo Iglesias, el estudiado, deseó públicamente azotar hasta que le vertiera la sangre a Mariló Montero. Aplaudió los acosos programados a Rita Barberá, Cristina Cifuentes, Begoña Villacís y Macarena Olona, muy del gusto –los acosos violentos e insultantes– de Irene Montero. Y Pablo Iglesias, sin conocerme de nada, también me insultó a mí, si bien compartiendo el insulto con millones de españoles. «El problema no es que Salgado trabaje para Endesa y Rato para Bankia. El problema es que millones de gilipollas les votan». Aprovecho la ocasión para devolverle el elogio. Intensamente.
Volvemos a la pasada semana. ¿El PP actual es el de Cuca Gamarra o el de Elisa Vigil? Con el segundo me quedo, en tanto que el primero no se ha estudiado en profundidad, ese terrible insulto del populismo de Vox, que no es otra cosa que un simple aproximamiento al sentido común. Pero la víctima es Irene Montero, la que públicamente deseó lanzar «a los Borbones a los tiburones», acción que, por ahora, Sánchez no le ha permitido. Estudiar profundamente al ser amado, a la pareja de hecho, al conviviente, no puede ser tomado como un insulto vejatorio. Lo que hizo Carla Toscano fue elogiar la capacidad de estudiar profundamente de Irene Montero al hombre que ha forjado su presente y su porvenir. El barullo que se ha formado es de lerdos. La inculta violenta y llorona ha confundido un elogio con un insulto. Y la prensa afín al Gobierno, también. Y la prensa libre, un poco. Y el PP de ahora, bastante. En fin, que estudiar al ser amado, por aborrecible que sea, también está prohibido.
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