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28 de abril de 2024

Cosas que pasanAlfonso Ussía

El pollo al PSOE

Para la Navidad del agonizante y agonizado 2022 que tanto hemos sufrido, me conformo de buena gana con los pavipollos de Raúl Herrera

Actualizada 01:46

Me hallaba en la barra del Cofiño de Caviedes hablando con dos paisanos de un asunto muy importante. La elección del ave asada o rellena de la cena de Nochebuena o la comida de Navidad. La oferta es amplia. Pavo, pavipollo, pollo, pularda, capón, faisán de granja y faisán de caza. En Liébana, se le decía «faisán» al urogallo, y en muchos hogares lebaniegos se celebraba el nacimiento del Niño Dios asando urogallos. Una barbaridad que ha llevado al urogallo cantábrico a un paso de su extinción, entre otras razones. Mis compañeros de aperitivo, al principio, eran dos vecinos y naturales de Caviedes. Un hombre mayor que emigró de joven a Alemania y ahí destacó por su dedicación y trabajo, y un ganadero de vacuno. Y se habló del lobo. De la desaparición en los prados altos de los montes del ciervo y el jabalí, que han descendido hasta la cercanía de los pueblos y barrios huyendo de la amenaza del lobo, ese bellísimo animal mítico que ataca en manada a potrillos, ovejas, cabras y terneros con el aplauso de la ministra despeinada del ramo, Ribera, creo que se apellida. Se fueron juntando otros paisanos a la tertulia. Manifesté mi preferencia por el pavo y la pularda . Tengo la suerte de festejar con los míos la Nochebuena con unos pavipollos – uno asado y el otro relleno de foie y demás exquisiteces– que me hace a fuego lento mi amigo Raúl Herrera en el Real Club Estrada. Había partidarios de todas las opciones gallináceas, y el hombre mayor que emigró a Alemania, gran admirador de Konrad Adenauer y poseedor de una ironía popular extraordinaria, nos brindó la receta del pollo al PSOE, que me resisto a guardar en secreto. Se lo recomiendo a mis lectores de El Debate.
El pollo al PSOE no puede ser comprado. Hay que robarlo. Se pasa por una granja o un gallinero, y cuando el propietario cae en una distracción, se roba el pollo elegido. Ya en casa, el pollo robado es desplumado violentamente, con la eficacia y la rapidez en el desplume de un inspector de Hacienda cuando recibe la orden de desplumar a cualquier ciudadano que haya mostrado públicamente su desacuerdo con las políticas del PSOE. Cuando está completamente desplumado, hay que proceder a la decapitación del pollo. Y sin cabeza, el pollo robado se introduce en un caldero. En el caso de tener amistad con alguno de los mil asesores que asesoran al asesorado Berenjenas, se le ruega que guarden el caldero en su despacho de la Moncloa. Y a los tres días de permanecer en la Moncloa, el pollo al PSOE sale rico, rico, rico.
Por desgracia, no conozco a ninguno de los mil asesores que asesoran al Berenjenas asesorado, a pesar de la proporción de su sueldo que surge de mis bolsillos contribuyentes. Otro año será, si Dios quiere. Para la Navidad del agonizante y agonizado 2022 que tanto hemos sufrido, me conformo de buena gana con los pavipollos de Raúl Herrera. Ninguno de mis contertulios de Cofiño conocía a ni uno sólo de los asesores de la Moncloa, de tal modo que probar y degustar un pollo al PSOE también es empresa imposible para ellos. Uno reconoció que tiene un primo en segundo grado en Palencia cuyo hijo es el conductor de la camioneta que lleva los jamones 5 Jotas de Jabugo cada quince días a la residencia del Berenjenas. Pero carece de despacho en el recinto monclovino, lo cual descarta toda posibilidad de condimentar un buen pollo al PSOE, aunque sea robado.
Llegó la hora de comer, y cada mochuelo a su olivo.
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