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28 de abril de 2024

Cosas que pasanAlfonso Ussía

Portacoz

Estos días, López se está manifestando como lo que es. Un inepto inconsistente y colérico

Actualizada 01:30

El portavoz del PSOE, en su caso portacoz, además de antipático, está muy mal educado. Sus respuestas a los periodistas que se interesan por el escándalo del Tito Berni demuestran su nerviosismo, incapacidad para ocupar ese cargo y su malhumor rayano con la irascibilidad. Pachi López fue lendakari gracias a los votos favorables del Partido Popular. Se apostó, ingenuamente, por un lendakari socialista que estableciera el equilibrio entre el nacionalismo y el constitucionalismo. Pero como siempre sucede con los socialistas, López fue el más nacionalista de todos, gran amigo del impresentable y maltratador Eguiguren, que a su vez era íntimo camarada del miserable etarra Arnaldo Otegui. Los anteriores lendakaris –el cursilismo batúa se ha inventado una h intercalada entre la «e» y la «n»– fueron nacionalistas más moderados y mucho mejor educados que el pobre López. Garaicoechea fue una calamidad con muy buenas maneras, y Ardanza, un señor. A Ibarreche lo dejo aparte porque aún no se ha demostrado su procedencia ni se han encontrado huellas del platillo volante que lo depositó siendo un marciano niño en Llodio, raíz de mi apellido paterno. Con Pachi López llegó al Gobierno vasco la humillación y el pactismo con los terroristas y su entorno, a los que también molestaba sobremanera que su lendakari fuera un maqueto sometido al complejo de inferioridad sabiniano. El maqueto melancólico es todo aquel vasco procedente de otros lugares de España, que quiere ser más vasco que el jesuita padre Larramendi, e interpreta su vasquismo con indisimulada torpeza. Lo que está claro, es que Pachi López fue el más nacionalista y menos vasco de los lendakaris de la España democrática.
Jamás he tenido el infortunio de saludarlo, y muchas han sido las ocasiones para hacerlo. López veranea en Comillas, en el barrio de Rubárcena, salida hacia la ría de la Rabia y Valdáliga. Siendo lendakari acudía frecuentemente acompañado de su señora esposa y cuatro guardaespaldas de la «Ertzantza» a tomar el aperitivo en la Venta de La Rabia, de mis queridos amigos Herrera. Manín, Raúl, Adolfo, el Bolas, Raulín, Sofi y Chicho. Nadie le hacía puñetero caso, exceptuando a los representantes de la «gauche divine» barcelonesa que de cuando en cuando, hartos de dar el coñazo en Comillas se presentaban en La Rabia para dejar huella de su impacto cultural. «Alfonso, ¿a quién consideras más importante, a Cervantes o a Salvador Espriú?». «Estoy veraneando. No preguntes sandeces». Pero Pachi López es tan aburrido, que hasta los de la «gauche divine» de Barcelona terminaron por huir de su presencia.
Estos días, López se está manifestando como lo que es. Un inepto inconsistente y colérico. «Señor López, ¿se sabe ya quiénes son los quince diputados socialistas que cenaron en el Ramsés?», le preguntó un educado periodista. «¡Y a ti qué más te da!», respondió el portacoz del PSOE a tan escueta, sencilla y moderada pregunta del corresponsal. Pues le da mucho, López. Al periodista, a la ciudadanía, y si me lo permite, a mí también..
Este nuevo caso de corrupción de su partido político también le interesa a muchos votantes socialistas, los que leen, y a ellos y a nosotros se debe usted, que de nosotros y ellos percibe el sueldo que le permite mantener un alto nivel de vida. Sucede que, en un partido donde los cargos se distribuyen a dedo y por enchufe, no siempre se acierta. Usted sirve y vale para diputado silencioso. Diputado de pulsar botones en las votaciones. Diputado de comentarios de barra en el bar del Palace al término de la sesión. Pero como portavoz es un desastre. Su mente flojea, sus argumentos están deshabitados y su cólera le señala y clasifica.
No obstante, le deseo un buen fin de semana. Descanse y alíviese. La semana que viene será peor.
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