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04 de mayo de 2024

Perro come perroAntonio R. Naranjo

La Virgen del Rocío

Los andaluces, como los extremeños o los murcianos, siguen siendo chusma para los 'catalibanes', que tienen a Sánchez de su parte

Actualizada 01:30

TV3, que es agujero económico y fosa séptica a la vez, se ha reído de la Virgen del Rocío y del acento de los andaluces en otra de sus valientes parodias en un programa presuntamente gracioso presentado por un gracioso presunto, que es como llaman al cerdo en Portugal.
La cosa no tendría más misterio de no responder a un esquema mental, nacido en los tiempos de Pujol, que ya dejó claro lo que pensaba de los inmigrantes españoles en un libro, titulado La inmigración, problema y esperanza de Cataluña, que reunía delirantes artículos suyos escritos en los años precedentes.
Allí aparecen gloriosas descripciones de los andaluces, pero también de los extremeños o los murcianos, como ésta bien conocida ya, aunque sea un resumen de varias esparcidas por sus libelos:
«El hombre andaluz no es un hombre coherente, es un hombre anárquico, es un hombre destruido, es generalmente un hombre poco hecho, un hombre que vive en un estado de ignorancia y de miseria cultural, mental y espiritual».
Y recalca, el pequeño gran corrupto: «Quien más sufre es el hombre andaluz, que es una prueba viviente de cómo los hombres necesitan de un pueblo seguro de sí mismo, de un pueblo sólido y muy definido en sus valores fundamentales: el hombre andaluz no es un hombre coherente, es un hombre anárquico. Es un hombre destruido».
Tiempo después, El Padrino se retractó un poco, pero solo cuando vio que podía sustituir los burdos insultos por leyes, dulcificando las formas a cambio de endurecer el fondo.
Porque la inmersión lingüística, la utilización de los medios de comunicación públicos como altavoz del Régimen, el totalitarismo identitario y el desprecio a lo español, tratado como una tara tóxica y una especie de virus a combatir para construir al verdadero catalán son, de hecho, la legalización de un proyecto xenófobo y castrante que ha podido prosperar por la tolerancia hacia el nacionalismo de los Gobiernos centrales.
Todos, incluyendo los de Aznar y Rajoy, son responsables por acción u omisión de la consolidación de una especie de apartheid en Cataluña en el que se confina a los españoles y se suprime una parte del patrimonio de los catalanes, sometidos a una ablación política sin precedentes en la Europa reciente.
Pero nadie ha elevado las tragaderas como Pedro el Derogador, también conocido por Sánchez el Indultador, capaz de marcharse a África a abrir sedes del Instituto Cervantes mientras desprecia el uso de español en la escuela pública catalana, donde es más fácil ya aprender en swahili.
Los valientes que se burlan de los andaluces, acosan al niño de Canet o parodian a la Virgen del Rocío nunca se atreverán con los musulmanes ni con Mahoma ni con Pujol o la Moreneta.
Pero nada de eso sería posible de no contar con la complicidad lacaya de quien ha blanqueado a este Ku Klux Klan con olor a butifarra revenida, que es el presidente del Gobierno.
Que la TV3 se mofe de una Virgen andaluza tiene toda la lógica: existe para eso. Lo inusual es que los catalibanes de Libertonia, la república majadera y ficticia, tengan en la Moncloa al único líder europeo que mantiene relaciones diplomáticas con ellos y ha aceptado convertir España en una humilde embajada, pequeña, humillada y silenciosa, en una parte de su territorio.
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